El presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Horacio Rosatti, reclamó una reforma integral del Código Penal argentino, al que calificó de “extraviado” y con más de 200 reformas parciales que lo volvieron “desproporcionado y disperso”. “Muchas veces un delito contra la propiedad recibe más pena que un delito contra la vida. Esto debe repensarse desde cero, con la vida y la dignidad humana como bienes jurídicos centrales”, enfatizó.
En su discurso ante jueces de tribunales orales federales, reunidos en la localidad de Salsipuedes, Córdoba, alertó que endurecer sanciones no resuelve la crisis del sistema: “Lo importante no es que las penas sean duras, sino que los procesos lleguen a su fin”. También llamó a reflexionar sobre la justificación del castigo, los límites de la prevención y la necesidad de no ampliar indiscriminadamente los delitos imprescriptibles.
El riesgo de la condena mediática
Reflexionó sobre la secuencia de "crimen y castigo", advirtiendo sobre el peligro de la "condena antes de la comprobación del crimen", influenciada por la opinión pública y los medios.
El segundo eje fue: cómo se debe mensurar la pena. El presidente de la Corte desglosó dos criterios principales: el retribucionista, que busca una compensación negativa para el victimario similar al daño causado, y el prevencionista, que fija la sanción para evitar la reincidencia y disuadir a potenciales criminales.
Según Rosatti, ambos enfoques, tienen sus límites. El retribucionismo choca con la ausencia de víctima directa en ciertos casos, la imposibilidad de compensación en crímenes de lesa humanidad o cuando las víctimas son numerosas, y límites morales que impiden replicar el daño, “no se puede torturar al torturador”, advirtió. Y el prevencionista puede no funcionar porque no toda la sociedad decodifica la pena de igual modo.
Planteó una crítica contundente sobre la mentira de los imputados en el proceso penal, cuestionando la naturalización de que el derecho a no autoincriminarse incluya el derecho a mentir.

La “politización de la Justicia”
Dijo que “la justicia muchas veces debe suplir la incapacidad o la falta de acción de la política", lo que lleva a situaciones donde "primero está la sentencia y después la ley", citando ejemplos como el divorcio, el aborto, y anticipando un escenario similar para la eutanasia.
Desde su perspectiva, esto genera la crítica de la "politización" de la justicia, cuando en realidad los jueces resuelven expedientes con un marco jurídico muchas veces "incompleto, inexistente o contradictorio".

No todos los delitos pueden ser imprescriptibles
La tercera reflexión que propuso Rosatti fue la imprescriptibilidad, con rango constitucional solo para los delitos de lesa humanidad. Advirtió sobre el riesgo de ampliar este catálogo por "modas de época" o "casos espectaculares", lo que podría "hacer perder jerarquía" a los delitos que verdaderamente merecen esa calificación.
Se refirió al caso del cura acusado hace 30 años por abusos sexuales a menores de edad en el seminario de Paraná. Dijo que fue una “mortificación personal” declarar prescrito el delito.
En la apertura, además del gobernador Martín Llaryora, pronunciaron sus discursos el presidente de la Asociación de Magistrados, Andrés Basso y el ministro de la Corte, Carlos Rosenkrantz.