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EL DATO DE IDESA

Dólar blue a $1300: qué hay detrás de la suba que nadie vio

Luego de cuatro meses de mantenerse relativamente estables, tanto el dólar blue como los dólares financieros comenzaron a registrar subas en sus cotizaciones: ¿qué las explican y dónde hay que poner el foco?

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Santiago Llull: “En un mes, el dólar en este país puede subir un 20% sin lugar a dudas” | Télam

Cuando la brecha cambiaria empezaba a cerrarse y el dólar pasaba a un segundo plano, el debate empezó a girar en torno al atraso del tipo de cambio oficial. Ahora se le suma el aumento del dólar blue y de los dólares financieros. Nada raro si lo comparamos con sus niveles históricos, pero siempre preocupa la volatilidad.

El dólar paralelo subió 23% en menos de 10 días, mientras que los financieros subieron 17% en el caso del CCL y 19% en el caso del MEP. Para entender por qué aumentaron, hay que tener presente dos efectos. Uno de corto plazo, fuertemente influenciado por la coyuntura económica, y otro de largo plazo, producto de una larga deficiencia en la gestión del Estado.

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Factores coyunturales

La coyuntura impacta en la volatilidad diaria del dólar. El mercado atribuye una parte de la reciente suba a la fuerte reducción de tasas de interés. Con el objetivo de desarmar los pasivos remunerados y bajar la emisión, el Banco Central redujo la tasa de política monetaria de 110% a 40% anual en el último cuatrimestre. Esta medida impacta directamente en el rendimiento de los activos en pesos, por lo que vuelve más atractivo el ahorro en dólares.

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Un segundo factor está vinculado con la liquidación de las exportaciones. Como el dólar de exportación permite liquidar un 20% al contado con liquidación —y el resto al oficial—, el momento de la liquidación impacta en la cotización del CCL y, por lo tanto, en el MEP y el dólar blue. En este sentido, a pesar de que los volúmenes de cosecha han mejorado notablemente en las últimas semanas, todavía están por detrás de lo cosechado en años anteriores. Esto significa que hay menos exportadores liquidando y, por lo tanto, menos oferta en el CCL, lo que presiona sobre su precio y arrastra a las demás cotizaciones.

Factores estructurales

Ahora bien, no hay que confundir la volatilidad minuto a minuto con los factores macro que están por detrás. Actualmente, el gobierno está utilizando un ancla cambiaria, por medio del cepo y la devaluación de 2% mensual del dólar oficial, como estrategia para frenar la inflación (el otro pilar es el ancla fiscal). Esta situación ha llevado a una profunda caída del tipo de cambio oficial real en un contexto de fuertes regulaciones cambiarias. No resulta extraño, entonces, que el mercado esté empezando a ponerle un precio a este atraso.

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Acá el problema de fondo es el histórico déficit de gestión del sector público. Las políticas inadecuadas de décadas nos han llevado hoy a tener que sacar de la galera herramientas  -llámense anclas, regulaciones, artilugios contables- para contener el precio del dólar y bajar la inflación.

Esto se traduce también en un detonante político. Como ya está instalada en la sociedad la necesidad de cambiar de rumbo, la demora en la Ley Bases y la postergación en el Pacto de mayo impactan en las expectativas, agregando volatilidad al dólar. De igual modo, la cuestionable sostenibilidad de muchas políticas rudimentarias implementadas por el gobierno también agregan incertidumbre en los mercados.

Qué esperar a futuro

Si la cosecha gruesa sigue normalizándose, como en las últimas semanas, esto podría impactar favorablemente sobre la dinámica comercial, aumentando la oferta de CCL. Sin embargo, esta mirada es de muy corto plazo y depende fuertemente de fenómenos coyunturales, como las condiciones climáticas.

Por eso hay que analizar los factores estructurales: la evolución del dólar va a depender en gran medida del proceso de consolidación fiscal y de la decisión que tome el gobierno respecto al cepo, ambos estrechamente ligados. Respecto al primer punto, el superávit fiscal alcanzado no es sostenible porque se logró con fuertes recortes, licuación y postergación de gastos. A esto hay que sumarle que el resultado fiscal suele empeorar en la segunda mitad del año. Por lo tanto, difícilmente se pueda seguir postergando una nueva devaluación del peso si no se consigue un equilibrio fiscal genuino.

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A su vez, la caída en las tasas de los pases produjo grandes incentivos para reemplazar estos instrumentos por letras del Tesoro. Esto ayuda a desarmar la estructura de pasivos remunerados del Banco Central, condición necesaria para la desregulación cambiaria, pero no suficiente porque requiere un equilibrio fiscal sostenible.

Hay que acelerar las reformas del Estado

La subida del dólar se suma al ya recurrente debate sobre el atraso cambiario. Lo que ocurre es que la discusión está puesta en el lugar equivocado: el problema no es el tipo de cambio, sino la mala organización del Estado.

Por eso hay que alejar el debate de la devaluación y de los factores coyunturales que influyen en el dólar, y poner la lupa en las políticas destinadas a ordenar el Estado. Esto significa llevar adelante medidas disruptivas -algunas planteadas en la Ley Bases, otras aún no-, que requieren de mucha pericia política y capacidad de gestión.

En este sentido, el primer paso es alcanzar un equilibrio fiscal genuino basado en la sostenibilidad del sistema previsional, la simplificación del sistema tributario y la correspondencia fiscal. Esto debería acompañarse de una legislación laboral moderna que sea favorable a la productividad. Con reformas de este tipo, la cotización del dólar pasaría a un segundo plano.

El "Pacto de Mayo" pretendía avanzar hacia un compromiso de la Nación y las provincias con reformas estructurales de este tipo. Sin embargo, ahora tambaleándose, resta esperar por una nueva fecha para concretar el acuerdo de coordinación.