Se ha puesto de moda preguntarle a cualquiera que sea la figura nacional de Juntos por el Cambio que pase por Córdoba, a quién apoya más, si a Luis Juez o a Rodrigo de Loredo. Y la mayoría responde como un buen padre lo haría con respecto a sus hijos: “Los quiero a los dos por igual”. Vestido con el traje de candidato presidencial (a pesar de los 37 grados de calor), Gerardo Morales repitió esa muletilla en su visita a Córdoba, donde predicó su mensaje de ampliar hacia todo el país lo que se ha venido haciendo en Jujuy, aunque eso no signifique necesariamente que el próximo Carnaval de Los Tekis se vaya a realizar en la Plaza de Mayo ni que se vaya a celebrar como heroico el éxodo de argentinos hacia el exterior.
El día previo al arribo del mandatario jujeño, otra aspirante a la primera magistratura, María Eugenia Vidal había pasado por Río Tercero, donde se tomó la consabida foto con Juez y De Loredo, además del intendente local Marcos Ferrer y los diputados nacionales Mario Negri y Gabriela Brouwer de Koning, a quien algunos irrespetuosos le dibujaron las orejas del ratón Mickey al reproducir la imagen en las redes sociales. La prensa que estaba presente le preguntó a Vidal sobre el respaldo de Mauricio Macri a la forma de resolver la interna cordobesa y si tiene pensado casarse de blanco en su boda con Quique Sacco, prevista para el 25 de marzo.
Hay analistas que mueren por acceder a la encuesta encargada para dirimir la candidatura a gobernador de Córdoba entre los dos referentes de la oposición, como si fueran alumnos poco estudiosos que desean saber cómo será la prueba antes de que se la tomen. Expertos en estos tejes y manejes electorales vaticinan que podría ser Juez el más favorecido, aunque nadie se atreve a asegurar que en ese caso de Loredo acepte ir por la intendencia. Después de que su imagen levantase vuelo como un satélite de Arsat, es difícil imaginarlo recluido en el Palacio 6 de Julio, sino más bien orbitando en otros espacios de poder.
Desde el PJ advierten sobre la posibilidad de que el dirigente de la UCR se presente en las boletas para vice y para la intendencia, si es que los comicios se desdoblan. Como si fuesen estrategas rusos estudiando las diversas alternativas de combate en Ucrania, desde ambos partidos se avizoran todos los probables escenarios. En esos ámbitos de cabildeos políticos se habla de “desembarcos”, de “desplegar la artillería pesada” y de “sorprender por la retaguardia”, metáforas bélicas que suenan a una inocente partida de TEG si las comparamos con los tiroteos, los ataques piraña, los combates de artes marciales mixtas y el uso indiscriminado de gas pimienta que se extienden entre los ciudadanos de a pie debido a la inseguridad.
Mientras algunos desaforados citan el muro de Donald Trump como un método para evitar que los narcos rosarinos invadan la provincia, desde El Panal se ilusionan con la cosecha de boinas blancas que les proveerá la intendenta de Juárez Celman Miryan Prunotto, quien ha conformado un espacio plural que no sólo respalda la nominación de Martín Llaryora, sino que además se ofrece para ocupar la vicegobernación, lugares en las listas de diputados, senadores y legisladores, ministerios en un hipotético futuro gabinete y hasta el puesto de calesitero en el Parque Sarmiento. Con tal de conseguir aliados extrapartidarios, en el oficialismo no escatiman promesas y tal vez puedan realizar una ‘jugosa’ propuesta al radicalismo auténtico, como sería la atención de un puesto de choripán en la puerta del Teatro Comedia.
El distanciamiento entre la clase dirigente y el electorado es el resquicio por donde se introduce el discurso libertario, que dispara sus dardos envenenados contra ‘la casta’, pero que en Córdoba es sometido a disputas internas más virulentas que la gripe aviar. Entre los partidarios autóctonos de esas ideas, la bendición de Javier Milei cotiza más que la del papa Francisco y los que buscan conseguirla se pelean por ver quién tiene el afiche más grande. Si a la izquierda se la asemejaba a las células por su capacidad de dividirse para multiplicarse, a la derecha se la podría asimilar al trabajo del carpintero, cuyas principales herramientas para la construcción son la lima y el serrucho.
