En la década de 1990, el escritor y periodista Pedro Solans empezó a trabajar en El Pantanillo, recogiendo testimonios de vecinos que habían compartido algunas experiencias con Ernesto Sábato durante el tiempo que este vivió allí con su familia.
El escritor de 'El Túnel' había llegado a este paraje ubicado sobre las orillas del río Los Chorrillos, a unos 5 km de Villa Carlos Paz (más precisamente entre Carlos Paz y Cabalango) con su esposa Matilde y su hijo mayor, Jorge. “Cuando él decidió dejar la ciencia y abandonar la forma de vida que llevaba, empezó a buscar un lugar que le resultara lo más barato posible porque estaba sin un mango. Su situación era bastante compleja: estaba lleno de incertidumbres y con un hijo muy pequeño”, empieza relatando Solans.
Así, por iniciativa y sugerencia de otro escritor, Enrique Wernicke, que era asiduo de la zona, y del pionero de la cinematografía, Federico Valle, Sábato alquiló La Tapera, “un rancho que no tenía ni agua, ni luz, ni las condiciones mínimas. Pero él igual se vino para acá. Al rancho se lo alquilaba precisamente Valle, que era el dueño”.
El vínculo entre Solans y Sábato comenzó primero a través de cartas hasta que en 2002 finalmente se conocieron. “Le escribí diciéndole que estaba trabajando sobre todo lo que había hallado en El Pantanillo y él me respondió. A partir de allí empezamos una relación epistolar: yo le mandaba textos, él me corregía y me contaba cosas de esa época. Aún tengo esas cartas donde refiere cómo era su vida en El Pantanillo, sus nostalgias, sus añoranzas. Cuando vino en 2002 fuimos hasta lo que quedaba de su rancho. Fueron dos días en los que él se despidió prácticamente de El Pantanillo porque nunca más volvió”, recuerda Solans.
La estadía del escritor de ‘Sobre héroes y tumbas’ se prolongó durante todo 1943, año en el que escribió su primer libro, el ensayo ‘Uno y el universo’, publicado en 1945. “Ahí empezó su vida de escritor y dejó la ciencia. A pesar de todas las cosas que le decían sus compañeros, se instaló acá y vivió todo ese año pasando algunas incomodidades pero a su vez viviendo ese traspaso de científico a escritor que no fue tan lineal ni tan simple como lo puedo explicar yo. Imagino que debe haber tenido sus dudas y sus miedos”, acota Solans.
A fines de 1944, Sábato volvió a Buenos Aires y se instaló en Santos Lugares (una localidad ubicada al sudeste del partido Tres de Febrero). Pero su suerte como escritor ya había sido echada un año antes, en un paraje inhóspito de las serranías cordobesas. “La importancia que tiene El Pantanillo y su vida acá, es una de las etapas más fundamentales en su vida de escritor y también en el ámbito personal. Por eso me asombraba mucho que los grandes biógrafos porteños lo hayan tenido en cuenta solo de una forma anecdótica. Yo creo que fue realmente un momento de génesis de su vida de escritor porque acá vivió la transformación y escribió su primer libro”.
Si bien se instaló en Santos Lugares definitivamente, cada verano Sábato volvía al paraje a pasar tres o cuatro meses. “Hasta el año ‘52 venía todos los años. Aquí corregía sus ensayos y también sus novelas”.
Una comunidad artística. En la década de 1940 se había conformado en El Pantanillo una suerte de comunidad artística que aunaba personalidades de la talla de la poeta Alejandra Pizarnik o del crítico y periodista de La Nación, Cayetano Córdova Iturburu, e incluso a la familia del Che Guevara.
“El lugar empezó a tener fama entre los surrealistas, pintores, escritores, gente que buscaba otra cosa. Volvían de París seducidos por las vanguardias y llegaban acá a hacer sus experiencias personales y a vivir toda una historia, que marcó mucho la intelectualidad de esa época. Hay una casa, que era la única que podía llamarse así por sus condiciones: Villa Santa Catalina. Era alquilada por Cayetano Córdova Iturburu, tío del Che (estaba casado con la hermana de Celia). Y cuando ellos venían en verano acá coincidían con Valle, Córdova, con pintores y escritores, y gente de Córdoba como los Roca. De la familia del Che el único que no estaba era él porque en esa época ya había comenzado sus viajes en motocicleta por América Latina”, relata.
El camino del escritor. Con el paso del tiempo La Tapera se fue deteriorando cada vez más y hoy solo quedan algunas paredes en pie. “Es un lugar privado, ha cambiado de manos y han cerrado todo. Hubo un impulso de hacer algo cuando Sábato estuvo acá pero no prosperó”, se lamenta Solans.
De todas maneras, lo que sí se ha anunciado es que se está trabajando en un circuito llamado ‘El camino del escritor’, que nace en Carlos Paz y que llegará hasta un espacio público que hay en la entrada de ese lugar, que es privado.
“Se va a recorrer el camino que era el mismo que recorrían ellos para venir a hacer las compras al pueblo de Carlos Paz, que en ese momento eran cuatro casas. Vamos a recuperar un circuito turístico para mostrar Piedra de la Ventana, Arroyo de las Catitas y Villa Santa Catalina, que todavía está muy bien cuidada. Y en la plaza posiblemente se haga una réplica de lo que fue La Tapera o alguna señalética que cuente un poco del paso de Sábato por Córdoba”, precisa Solans.
Además, a partir del interés de Mario Sábato por el lugar en la Casa Museo de Sábato, en Santos Lugares habrá una salita dedicada exclusivamente a El Pantanillo.
LA TAPERA. Así se llamaba el rancho en el que vivió Ernesto Sábato y su familia en el año 1943.
Una mirada sobre El Túnel
Además de relatar el paso de Ernesto Sábato por El Pantanillo, Pedro Solans aborda en este libro una mirada sobre el nacimiento de El Túnel, en lo que resulta una especie de ensayo especulativo. “Creo que desde la perspectiva actual es un perfecto tratado descriptivo de un femicida porque esa novela es la historia de un hombre obsesivo, enamorado, que termina matando a una mujer por sus celos”, dice Solans. El periodista atribuye la novela a los miedos que vivió Sábato en su proceso de cambio. “Se había alejado de la ciencia, de la política, se había desilusionado mucho en Europa y tenía una gran incertidumbre por lo que iba a venir; porque dejó una vida ordenada y cómoda para ir tras una aventura total”.
PADRE E HIJO. Ernesto Sábato le enseña a su hijo Mario a escribir en El Pantanillo (Córdoba).
El libro
El Pantanillo de Ernesto está disponible en las librerías El Espejo y Rubén Libros. Pero además, la Municipalidad de Carlos Paz lo ha distribuido en todos los establecimientos educacionales para que sea parte del patrimonio turístico y cultural de esa ciudad. “Esto es muy importante porque acá hay muchas historias como éstas. Este fue un hermoso lugar para muchos artistas”, reflexiona Solans.