El Comité de Análisis del Foro de Análisis Económico de la Construcción, con la asistencia técnica de Economic Trends, concretó un nuevo documento sobre la actualidad de los déficits habitacionales y de viviendas de la provincia. El aspecto metodológico del trabajo explica que la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC, que abarca a 32 aglomerados urbanos en el país, entre ellos al Gran Córdoba y a Río Cuarto, contiene variables vinculadas a las características de los materiales de la vivienda, a la cantidad de hogares en la vivienda, a la cantidad de personas en el hogar y habitaciones en la vivienda, además de los ingresos familiares y otras variables que permiten clasificar a los hogares según sus características socioeconómicas. El documento del Foro utiliza los últimos datos disponibles, correspondientes al relevamiento del tercer trimestre de 2019, para actualizar los informes previos sobre déficit habitacional en la provincia de Córdoba.
Déficit habitacional. El trabajo detalla que el déficit habitacional puede ser definido como el conjunto de hogares que residen en vivienda precaria (vivienda cuyos materiales y características constructivas son deficientes y no es posible su mejora), en situación de cohabitación (más de un hogar en una misma vivienda) o en situación de hacinamiento (más de dos personas por habitación dormitorio). El gráfico 1 presenta la cantidad de hogares con déficit habitacional (por vivienda precaria, por cohabitación y/o por hacinamiento) segmentada por la relación entre los ingresos totales de cada familia y la línea de pobreza correspondiente a ese hogar.
Expone que, en el segmento con ingresos totales por debajo de la línea de pobreza, 138.595 hogares tienen déficit habitacional; en el segmento con ingresos totales por encima de la línea de pobreza, pero por debajo de 2 veces esa línea, 92.678 hogares tienen déficit habitacional; en el segmento con ingresos totales por encima de 2 veces la línea de pobreza, pero por debajo de 4 veces esa línea, 28,101 hogares tienen déficit habitacional; en el segmento con ingresos totales por encima de 4 veces la línea de pobreza, 14.738 hogares tienen déficit habitacional. Se trata de un total de 274.112 hogares.
Déficit de viviendas. Considerando al déficit de viviendas como la cantidad de viviendas nuevas, necesarias para reemplazar viviendas precarias y para solucionar situaciones de cohabitación, surge que la necesidad total es de 75.570 viviendas nuevas. Desglosando al dato se tiene que el déficit se compone por 21.061 viviendas para los hogares con ingresos por debajo de la línea de pobreza, 30.268 viviendas para los hogares con ingresos por encima de la línea de pobreza, pero por debajo de 2 veces esa línea, 14.859 viviendas para los hogares con ingresos por encima de 2 veces la línea de pobreza, pero por debajo de 4 veces esa línea, y 9.391 viviendas para los hogares con ingresos mayores a 4 veces la línea de pobreza.
La inversión. Tomando como referencia una superficie de 52 m2 y un costo5 de US$ 523 por m2, la inversión en viviendas sociales (segmento por debajo de la línea de pobreza) alcanzaría los US$ 573 millones (sin contar ampliación de viviendas para solucionar situaciones de hacinamiento, sin incluir inversiones en infraestructura básica y sin considerar recuperos por eventuales pagos a cargo de beneficiarios y por mayor tributación directa e indirecta). Si el resto de las viviendas necesarias para eliminar el déficit actual (segmentos de hogares por encima de la línea de pobreza) se asignara al mercado, tomando como referencia una superficie promedio de 80 m2 y un costo de US$ 800 por m2, implicaría un mercado potencial para construcción de nuevas viviendas por US$ 3,489 millones, sin considerar crecimiento demográfico durante los próximos años.
“El déficit habitacional es un problema social que viene agravándose durante los últimos años, en gran medida como consecuencia del deterioro social producido por la situación macroeconómica, que hace más difícil el acceso a la vivienda de las familias que ya tenían déficit habitacional y ven reducido el poder de compra de sus ingresos, y genera déficit habitacional en familias que, a consecuencia de la caída del poder de compra de los ingresos familiares, se ven obligadas a tomar decisiones que implican comenzar a residir en una vivienda precaria, en una vivienda compartida y/o en situación de hacinamiento”, concluye el informe.