El miércoles pasado en e l Tribunal Oral Federal 2 (TOF2) de Córdoba se celebró una audiencia presidida por el vocal José Fabián Asís. Llegaba al final una historia que comenzó el 23 de enero de 2016. En la madrugada de ese día, Gato Azul Peralta Bogdan, hijo del músico Miguel Ángel Peralta -más conocido como Miguel Abuelo-, trasladaba, desde su casa en el Valle de Punilla, 364 plántulas de cannabis sativa en un vehículo. Fue interceptado por policías de la Provincia en el cruce del camino al Mirador al río Quilpo en proximidades de San Marcos Sierras.
En las horas previas había ocurrido en un camping cercano el femicidio de una mujer chilena y, por orden de la Justicia, se había dispuesto un operativo cerrojo para detener al autor del gravísimo hecho. En esas circunstancias, el vehículo donde se trasladaba Gato Azul fue controlado, se detectaron los plantines de marihuana, que fueron secuestrados, y él quedó detenido.
La causa se investigó inicia lmente en la Justicia Provincial y luego pasó a la Justicia Federal. En su declaración, Gato Azul contó que en noviembre había plantado semillas de cannabis en su casa y que, a raíz de una oferta laboral, debía viajar a Buenos Aires por un lapso largo de tiempo. Por ese motivo, decidió llevar las plántulas –etapa posterior a la germinación- de entre ocho y 30 centímetros de alto para plantarlas en las orillas del río Quilpo porque “le daba lástima” dejarlas en su casa y para “fumarlas después”, cuando regresara de sus compromisos laborales.
Fue imputado por transporte de estupefacientes y con esa carátula la causa llegó a juicio. Concluido el debate el fiscal del TOF 2, Carlos Gonella, mantuvo la acusación y pidió el mínimo previsto en la legislación para ese delito, cuatro años de prisión efectiva. El abogado defensor de Gato Azul, Carlos González Quintana –también representante legal de la Comunidad Cannábica de Córdoba- solicitó su absolución y, en su defecto, el cambio de la calificación legal a tenencia de estupefacientes por falta de tipicidad del delito de transporte.
En diálogo con este diario, González Quintana explicó que en este caso no se dan las características del transporte que implicaría que el acusado sea un eslabón de la cadena desde la producción al consumidor. También cuestionó el método para determinar la presencia de THC (Tetrahidrocannabinol, componente psicoactivo de la marihuana) por “vetusto”; entiende que se usa un método que solo detecta dos componentes cuando existe actualmente un protocolo de la ONU del año 2010 con más de 150 componentes cannabinoides, que marcan el espectro de sustancias que pueden ser utilizadas como estupefacientes o medicinas.
En este caso, el análisis realizado en un solo plantín arrojó que tenía 1% de THC. Es decir, la dosis estaba en el umbral para ser considerada estupefaciente según el Código Penal. Y se concluyó que había 364 dosis de marihuana, cuestión que fue objetada por el defensor porque cada planta puede tener valores diferentes. En su decisión el juez Asís cambió la carátula inicial, consideró que Gato Azul fue responsable del delito de tenencia de estupefacientes simple y le aplicó una condena en suspenso.
Lito Cruz. Desde el 23 de enero al 19 de febrero de 2016, Peralta Bogdan permaneció detenido. Ante el pedido de excarcelación que presentó el abogado González Quintana el tribunal estableció que debía depositar una fianza de 20 mil pesos. Por esos días –recuerda el letrado- llovían llamados telefónicos de ex compañeros y admiradores de Miguel Abuelo. Desde Hilda Lizarazu hasta el manager de Andrés Calamaro se solidarizaron y preguntaban por la situación del hijo de Miguel Abuelo. Finalmente el actor Lito Cruz –recientemente fallecido- fue quien depositó la suma exigida por la justicia y Gato Azul pudo recuperar su libertad.
ENTREVISTA
GATO AZUL: "SI LA GENTE TIENE UNA PLANTA EN SU CASA SE TERMINA LA MAFIA"
El 8 de mayo de 1972 nació en Londres, Reino Unido, y fue inscripto como Gato Azul Peralta Bogdan por sus padres, Miguel Ángel Peralta (Miguel Abuelo) y Cristina Bogdan (Krisha Bogdan). En el juicio quedó expuesta su relación, desde pequeño, con la marihuana. Cuando tenía 6 años, sus padres lo enviaron desde Ibiza a la Argentina porque no lo podían atender de una manera sana. Miguel Abuelo y Krisha se habían embarcado en el movimiento hippie de la década del 1970 y la filosofía del sexo libre y su relación con las drogas eran condiciones que no ayudaron a criarlo. “Tomaron conciencia de eso –explica González Quintana- y en Argentina lo recibió una abuela” con quien creció. De hecho, en la audiencia explicó que una persona que desde su infancia tuvo contacto con la marihuana, fumar fue y es una conducta naturalizada, que lo hace más vulnerable que el resto de las personas.
En un bar de barrio Güemes, Gato Azul dialogó con PERFIL CORDOBA. Habían pasado minutos del final de un proceso que fue doloroso tal cual se notaba en su rostro.
— “Cuando me detienen, el único número que me acuerdo es el de Micaela Cruz (hija de Lito Cruz), el gran amor de mi vida. Y un muchacho me recomienda el teléfono de Chuzo (sobrenombre de Carlos González Quintana). Le dije ´no tengo plata ahora, te prometo que cuando tenga te voy a pagar´. No conozco abogado penalista que ni siquiera te hable sin cobrarte. El me defendió sin darle ni una moneda. ¿Vos sabés qué significa que un abogado penalista te diga: ´Yo te defiendo y cuando vos puedas me pagás´? El confió en mí”.
—¿Qué sentís hoy?
—Mucha alegría y orgullo del Chuzo -González Quintana- porque estuvo hasta el final. En el juicio estuvo deslumbrante. Me parece uno de los mejores abogados en el tema del cannabis. Sé que conoce mucho y que lucha por algo que es bueno. Si la gente tiene una planta en su casa, se termina la mafia de la venta de marihuana. A las drogas como la cocaína hay que erradicarlas. Pero si vas a comprar marihuana en vez de tenerla en tu casa estás dando plata a la mafia que financia terrorismo. Gente de mierda financiás. Yo la hago en mi casa y creo que la marihuana tiene que ser para disfrutar y para uso terapéutico.
—¿Cómo ves a la justicia después de estos dos años de proceso?
—Pienso bien de la Justicia, por más que no esté contento con la sentencia porque me parece que una absolución no hubiera estado mal. No soy un terrorista ni un narcotraficante. Hice una estupidez, me tienen que condenar por estúpido. Le agradezco al fiscal porque, por más que me haya querido mandar 800 años en cana, dentro de todo fue imparcial. Y le agradezco al juez. Todos me han tratado bien. Fumar un porro, no lo veo como algo ilegal.
—¿Qué proyectos te esperan?
—Mi papá antes de morir estaba grabando el último disco de Los Abuelos de la Nada. Hay un material inédito, por eso es un trabajo que hay que tomar con mucho respeto. No es una cuestión de hacer algo solo comercial. Si Dios quiere, volveré a Buenos Aires donde me esperan (Fernando) Kubero Díaz, mi primo Marcelo Fogo y Daniel Melingo. Cuando esté listo, Cachorro López es muy posible que lo produzca y Andresito (Andrés Calamaro) seguramente vendrá a colaborar en la última parte. Son temas, letra y música, y mucha poesía. La idea es trabajar con los exAbuelos para mantener la línea. Con el nombre yo podría bailar cumbia y hacer plata. La verdad es que eso no me interesa.
Los derechos del nombre Los Abuelos de la Nada son propiedad en partes iguales de Krisha Bogdan y Gato Azul Peralta Bogdan. A fines de los ´90 hubo intentos de reunir al grupo que lideró Miguel Abuelo, pero terminó en una disputa judicial ante la oposición de Krisha quien dijo defender el patrimonio de su hijo. Por esa razón, y ante una relación que continúa tensa, si prospera este nuevo intento no será con la marca bautizada por el histórico referente del rock argentino, de quien el pasado 26 de marzo se recordaron los 30 años de su muerte.