Aunque todo parezca color de rosa en el peronismo, bajo la superficie atraviesa un mar de fondo en torno a la definición de la fecha de los comicios provinciales y la dura puja interna por las candidaturas a vice, con varios anotados que bajan o suben en sus acciones al ritmo de cómo va tomando forma el tablero político.
En cuanto a la fecha, como lo anticipó PERFIL CÓRDOBA, existe un margen de tiempo que va del 18 de junio al 2 de julio para la convocatoria a elecciones en la Provincia, según la idea que prevalece en el peronismo. No obstante, el gobernador Juan Schiaretti y su candidato Martín Llaryora protagonizan un duro tire y afloje que todavía no arribó a un acuerdo.
Estos extremos en un corto período de tiempo encierran escenarios muy distintos que condicionan la fecha de las elecciones en Córdoba. De ser el 2 de julio ya se sabrá a ciencia cierta si el mandatario provincial disputará la carrera por el sillón de Rivadavia.
El postulante a la gobernación quiere votar el 18 –si fuera por él, se vota mañana mismo– y pegar la contienda municipal, mientras que el líder del PJ y dueño de la lapicera es partidario de ir a las urnas el primer domingo de julio y separarlas.
No hay ‘fumata blanca’ todavía en medio de una fuerte disputa. El misterio se develará en las próximas semanas. A fin de mes o a más tardar primeros días de abril se debe conocer el decreto de convocatoria, según estas fechas que suenan muy fuerte en el mundillo político.
Cruce picante.
El tándem Martín Llaryora – Daniel Passerini atravesó la precampaña sumando rodaje sin exponerse al roce ante la falta de rivales. Pero, en la noche del jueves pasado, esto dio un giro de 180 grados.
El intendente candidato a la gobernación se lanzó con un fuerte discurso en clave electoral en la apertura de sesiones del Concejo Deliberante y el tándem opositor (Luis Juez - Rodrigo de Loredo) disparó munición gruesa sobre la base de la ‘poca transparencia’ en el manejo de los fondos municipales. Metido en el barro, Juez ya denunció “corrupción”.
Al salir al cruce, las espadas oficialistas los acusaron de inoperancia por el nivel de ‘abandono’ de la Ciudad que recibieron y de engrosar la planta de personal cuando estuvieron al frente del Palacio 6 de Julio. Al momento de contrastar gestiones, Llaryora destacó el ‘modelo de ciudad’ que dejará como legado, siendo su principal carta de presentación a la hora de pedir el voto para la gobernación.
“Hoy, Córdoba está de pie”, resaltó el intendente ante propios y extraños, y completó la idea con otra frase que dominará el pulso de la contienda electoral: “La ciudad no va a volver nunca para atrás”.
El juego de las fórmulas.
En este contexto, Llaryora cuenta con el ‘as de espadas’ en su poder y lo hará valer para definir el partido. La regla de oro en el peronismo está a su favor. “El candidato a gobernador elige a su vice”, reza el axioma peronista.
En medio de la danza de nombres, la ‘guerra de guerrillas’ ya se libra en la interna del PJ por ver quién termina subiéndose a la fórmula provincial. El intendente de Río Cuarto, Juan Manuel Llamosas, sumó respaldo del círculo rojo y se muestra en carteles junto a Llaryora exhibidos en la vía pública. La diputada nacional Natalia De la Sota va de frente. Al subirse al ring, afirmó abiertamente que está “preparada” para ser vicegobernadora.
En tanto, el nombre de Alejandra Vigo siempre está presente ante el operativo clamor de los propios, aunque espadas del PJ le asignan “un rol central” en el armado nacional de Schiaretti.
Entre los radicales ‘coalicionistas’, la intendenta Myrian Prunotto perdió muchas acciones en la carrera por ese lugar, mientras el círculo íntimo del poder llaryorista miran con atención al bellvillense Carlos Briner, quien ostenta peso político real en la zona de influencia de su territorio.
En los últimos días apareció un tapado con poder de lobby del campo. Una porción representativa del sector agroindustrial cordobés fogonea la candidatura a vice del ministro Sergio Busso. Algunos interpretan que sería una señal muy clara para profundizar la articulación gobierno – campo que el schiarettismo tiene como bandera.
En el bunker llaryorista muestran números que posicionan a su candidato 10 puntos arriba de su máximo competidor, el senador Juez. Se muestran confiados en ampliar esa ventaja en la etapa proselitista. De ser así, se proyectan diferentes escenarios en torno a la definición de quién será su vice.
A la fórmula en mente de Llaryora para el ‘binomio ganador’, que se sustenta en ‘un 50-50’ (caudal de votos + ‘factor confianza’ en su segundo), se suman otras variables, a saber: que aporte firmeza al ‘modelo’ de gestión. El factor interno también incide, un peronista que sume valor y no genere fricción en el PJ y, por último, el componente de amplitud de la coalición oficialista: un/a radical o del PRO. En estos dos últimos casos, la condición es que Llaryora tenga asegurado un escenario con una ventaja de 15 puntos sobre Juez, advierten desde su entorno.
Con el correr de las semanas, las definiciones en el peronismo se mostrarán a la luz del día con la fecha oficializada. De todos modos, la campaña ya empieza a tomar forma. En los próximos días se completará el tablero político, de cara a las elecciones.
Escenario Capital.
El PJ se juega la carta de la continuidad del ‘modelo de ciudad’ y ‘no volver atrás’, a los tiempos de la ‘desidia’ de las gestiones anteriores, en dichos de Llaryora, en clave electoral.
El viceintendente, Daniel Passerini viene sumando rodaje y achicando la diferencia sobre la base del escenario más competitivo: es decir, enfrentando al radical Rodrigo de Loredo. Es casi un hecho que el diputado evolucionista se inclinará por jugar este partido, aunque nadie lo admitirá hasta que se oficialicen las fechas de los comicios.
Mientras Passerini viene subiendo en las encuestas para quedar mano a mano con el opositor –para eso el llaryorismo ya desplegó ‘fierros’ y ‘anabólicos’— se libra la batalla interna por la vice.
En la grilla continúa anotado el presidente de la Agencia Córdoba Deportes, Héctor Campana. El exvicegobernador es fogoneado más por Schiaretti que por Vigo, pero en definitiva responde a los designios de ambos. No está claro “si él quiere jugar”, advierten dirigentes peronistas, pero todos afirman que hará lo que le indique ‘El Gringo’.
Tras el envión inicial del llaryorista Juan Manuel Cid, vino una seguidilla de demostraciones de dirigentes de peso que declinaron sus aspiraciones –por caso Diego Cassado y Marcelo Rodio– y exhibieron su apoyo –forzado o no– a Passerini; aún falta una señal clara de Miguel Siciliano, pero él mismo dijo en los últimos días que priorizará lo colectivo por sobre lo individual.
El viguista Juan Domingo Viola, quien nunca dijo que se subía a la carrera por la intendencia, ya disputa terreno para ser parte de la fórmula municipal. Cuenta con el capital político de ser la cabeza de un área central de la gestión Llaryora, como es Participación Ciudadana, a cargo del plan de desconcentración y descentralización de los CPC.
Rodrigo Miranda