La asistencia financiera del Grupo Pachuca ya es cosa del pasado, y la Fundación para generar nuevos recursos es una apuesta a futuro que acaba de salir a luz. A mitad de camino entre las añoranzas y las ilusiones, los desafíos marcan a fuego el presente de Talleres en lo deportivo, en lo económico y en lo institucional, y en todos los frentes hay que agudizar el ingenio para que los números puedan cerrar.
“El club necesita vender jugadores para obtener recursos”, admitió Andrés Fassi, el mandamás de la “T”, antes del inicio de la actual Superliga. Por entonces, la solución fue la misma que seis meses atrás: activar un complejo mecanismo de negociación con Boca Juniors, en el marco de lo que el propio dirigente cordobés denomina “esquema de relacionamiento institucional y deportivo” con la entidad que preside Daniel Angelici.
El préstamo de Lucas Olaza dejó más dudas que certezas en los hinchas albiazules, tal como había sucedido a principios de año con la venta de Emanuel “Bebelo” Reynoso. Cifras dibujadas en el aire, “calzadas” con porcentajes de pases, adelantos de ventas futuras, juveniles que pasaron con más pena que gloria (Torres, Messidoro, Maciel) y otros valores con más rodaje que aún no logran afirmarse (Cubas, Pochettino, Maroni) forman parte de un “combo” que no mereció objeciones en la Asamblea General Ordinaria de la semana anterior.
Allí los representantes de los socios –todos del oficialismo- levantaron sus manos aprobando un balance que arrojó un superávit de 143 millones de pesos y que le adjudicó al rubro “venta de jugadores” el 35 por ciento de los 285 millones de pesos que ingresaron a la tesorería de la institución de barrio Jardín en las últimas tres temporadas.
Por el momento, todos los caminos conducen a Boca. Y parece que seguirá siendo así, al menos hasta fines de este mes. Es que de la suerte del conjunto xeneize en la Copa Libertadores de América 2018 depende gran parte del futuro futbolístico y financiero de Talleres, devenido por propia conveniencia en el nuevo “Jugador Número Doce”.
Esta semana el equipo que dirigen los mellizos Barros Schelotto comenzará a jugar ante Palmeiras una de las semifinales del máximos certamen continental de clubes. De adjudicarse esta serie, Boca definirá el título con River o Gremio de Porto Alegre y en el caso de que se dé la vuelta olímpica liberaría un cupo para Argentina a la Fase de grupos de la edición 2019 del torneo, lo que beneficiaría directamente a Talleres.
Por su sexto puesto en la Superliga 2017/2018, el Albiazul -que volverá al ruedo internacional después de 17 años- ya tiene pasaje a la Fase 2 preliminar, que se jugará en la primera quincena de febrero. Un eventual reordenamiento le permitiría saltar esa instancia y otra posterior, y encuadrarse directamente entre los 32 mejores del torneo, asegurándose la disputa de un mínimo de seis partidos entre marzo y mayo próximos.
Un premio millonario
Si Boca gana la actual Copa Libertadores de América, Talleres se asegurará una ganancia mínima de U$S 1.800.000 (U$S 600.000 por cada partido de local) por jugar la Fase de grupos de la edición 2019 del campeonato que organiza la Conmebol.
Además tendrá la posibilidad de incrementar sus ingresos a través de la venta de abonos, algo que no es factible en la Fase 2 preliminar (y eventualmente en la Fase 3), donde se juega a simple eliminación y se cobra un caché de U$S 400.000 por cada compromiso como anfitrión.
La movida podría resultar clave para que el club de barrio Jardín logre elevar la cantidad de socios y abonados (el último registro fue 23 mil), que cayó mucho en los últimos meses, y de ese modo satisfacer uno de los más enérgicos reclamos de Andrés Fassi, su presidente. “No alcanza con ser hincha, hay que hacerse socio”, enfatizó el directivo en la última Asamblea.
