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CóRDOBA
PREPARANDO EL TERRENO

El Macri ‘zen’ que pasó por Córdoba alineó tropa propia, pero alteró al resto de los socios

La estadía del expresidente en Potrerillo de Larreta escaseó en los mensajes políticos, aunque algunos destacaron los gestos. No hubo menciones a Larreta ni a Vidal y desató el enojo radical.

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TROPA PROPIA. El expresidente Mauricio Macri alineó a los propios pero encendió el enojo en los socios. | Cedoc Perfil

Varios representantes de las distintas facciones del PRO cordobés que estuvieron con el expresidente Mauricio Macri en la noche del miércoles en Potrerillo de Larreta coinciden con un primer diagnóstico: “está relajado”. Y a ese primer pantallazo, algunos le agregan unas líneas más al cuadro del extitular del Ejecutivo nacional, según la percepción que empezaron a debatir ya en los autos y en el viaje de regreso por ruta provincial Nº 5 en la madrugada del jueves. 

Uno de los más duros con respecto a la percepción que se trajo de Macri, reconoció a PERFIL CORDOBA que “Córdoba le cae bien y ‘domar reposeras’ lo ayuda”. Más allá del tono en broma, esa pata de la dirigencia amarilla local coincide con que “no vino de monólogo”.

“Estaba abierto a escuchar, aunque en modo zen, es cierto. No tiene grandes preocupaciones hoy”, sintetizó el hombre fuerte del macrismo en Córdoba. 

Hoy, va por la grieta. Macri, en todo momento le dejó claro a los cordobeses de su partido que el líder sigue siendo él. Que, aún buscando su lugar en el mapa amarillo y mirando de reojo las movidas de Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, Córdoba es suya en el TEG del PRO. Le pertenece. 

De hecho, durante toda la cena del miércoles no hubo mención alguna ni al jefe de Gobierno porteño, como así tampoco a la exministra de Seguridad de la Nación; de la misma manera que ocurrió con la exgobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal. “No nombró a ninguno de los tres”, reconoció una fuente que participó de la cena esta semana. 

En el análisis, también coinciden varios con que Macri hoy va por la grieta. Que se encuentra cómodo en modo halcón y que eso le sirve para tomar distancia de los moderados. Entre los que está, por ejemplo, el propio Larreta. 

“Ahí no tiene grises, deja bien en claro qué piensa del kirchnerismo. Y ojo, no solo del kirchnerismo duro, también del peronismo”, reconoció un comensal a este diario. 

Sobre este tema en particular, en un pasaje de la cena y rodeado por la dirigencia local, Macri dejó en claro su segundo mensaje contundente de la noche: no quiere aperturas. Entiende el expresidente que el vagón de Juntos por el Cambio está completo y no hay que abrir el espacio a otras fuerzas, como en su momento deslizó precisamente Larreta. 

“No hay que buscar gente en otros partidos, acá estamos todos”, disparó Macri. Frase que reforzó un asistente a la cena en contacto con este medio: “no lo dice de manera antojadiza, a eso lo dice en contacto directo con los ‘científicos’ que tiene el PRO con el Excel y las encuestas en la mano”.  

El Macri gestual. En lo que también coinciden asistentes a la cena es que no hubo favoritismo, no hubo preferencias. Si bien, la presencia del exministro de Turismo y actualmente apuntalado como el candidato del PRO en Córdoba, Gustavo Santos, de alguna manera anticipaba que podía haber otro tipo de gestos, eso no existió. 

Es cierto que días antes Macri recibió a Santos en su casa en Buenos Aires -a diferencia de lo que ocurre con otros dirigentes cordobeses que van en busca de la bendición-, pero en Potrerillo de Larreta no hubo abrazo efusivo a la vista de varios. “No le levantó la mano a nadie. Y está viendo también cómo vienen los números, que no son los que muchos creían después del aval de Macri. Es cierto que la candidatura de Gustavo todavía no ‘prende’”, razonan en el espacio amarillo. 

Aunque descartan que se trata de algo que ocurrirá cuando la campaña empiece a carretear y sean más asiduas las visitas de los foráneos dueños de la marca PRO. 

 

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El radicalismo se pinta la cara. El tercer momento top de la noche fue cuando sus alfiles le pintaron el panorama radical en Córdoba. “Bueno, armen lista y salgan a competirle. A ganarle”, los arengó Macri. Mensaje que llegó rápidamente a los oídos de radicales con peso. 

“No es Macri el que habilita o no las Paso. Hay un error de concepto grave ahí. Él puede tener una opinión, pero no es quien debe levantar el pulgar para esto”, dijo a este diario una voz muy escuchada en el centenario partido. 

Persona que sostiene la idea de una lista de puro ADN radical y considera que allí pueden entrar todas las cepas de la UCR. 
“(Mario) Negri está en carrera y no se baja, Rodrigo (De Loredo) quiere lo suyo, (Oscar) Aguad está haciendo un trabajo fino y va a ser candidato, los intendentes los mismo… yo no subestimaría el rol del radicalismo. Y menos diría que es una discusión vieja que la UCR sea la columna vertebral de la coalición”, cerró.  

 

El caso Ambrosio
El jueves a última hora se conoció que el legislador provincial Alberto “Tucho” Ambrosio, una de las personas que asistió a la cena con Macri, había dado positivo de coronavirus. Que se encontraba aislado y en la tarde del viernes fuentes del PRO local reconocieron que había sido internado en terapia intensiva. 

Sobre la participación de él, distintas fuentes coinciden con que llegó más tarde y se fue temprano. Que estuvo junto a Héctor Baldassi -no se sacó el barbijo en ningún momento- toda la noche y que se sentó lejos del expresidente. Los que estuvieron más cerca de él, como la también legisladora provincial, Silvia Paleo, se hisoparon y dieron negativo. 

De todas maneras, hubo preocupación en las primeras horas del viernes en el entorno de Macri.