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Belgrano

El muchacho de la película

Balboa lo hizo otra vez. Saltó del banco de suplentes y en su primer contacto con la pelota marcó el gol de la victoria ante Estudiantes de Caseros. El Pirata tiene puntaje ideal con tres partidos jugados.

Adrián Balboa
Vino, vio y venció. En la primera pelota que tocó, | Prensa Belgrano

Adrián Balboa se subió al barco pirata casi de polizonte. El delantero uruguayo no figuraba entre los pasajeros registrados por Luis Fabián Artime y Alejandro Orfila, respectivos capitán y timonel de Belgrano, antes del embarque hacia una nueva ilusión. “Rocky” venía de hacer escalas en Chile, Perú y España y encalló sorpresivamente a orillas del Suquía en busca de una revancha. Esperó su turno en la bodega y cuando le toco subir a primera clase se convirtió en el “Jack” de Leonardo Di Caprio en Titanic.

Igual que una semana atrás en el ajustado triunfo ante Alvarado de Mar del Plata, el destino le tenía reservado a Balboa el papel principal. El muchacho de la película repitió la fórmula ayer en el Gigante de Alberdi y contra Estudiantes de Caseros: la primera pelota que tocó la convirtió en gol. El tanto cotizó tres puntos en las pizarras de la Zona 1 de la Primera Nacional, que muestran a la “B” con puntuación perfecta en tres partidos disputados.

El chico "20"

Balboa se llevó todos los flashes, y bien merecido lo tiene por su eficacia. En todo caso, Bruno Zapelli se llevará el premio al mejor actor de reparto, porque fue el juvenil que lució la camiseta número “20” el que le cambió la cara al equipo. Su ingreso en el inicio del segundo tiempo –en reemplazo de Valentín Barbero- le permitió a Belgrano dejar de ser previsible y mutar a una versión más dinámica y profunda. Fue él quien avisó con un tiro libre que obligó al máximo de los esfuerzos al arquero Ezequiel Centurión cuando ya habían transcurrido 55 minutos sin que el local pateara al arco rival.

Hasta el ingreso de Zapelli Belgrano había tenido la iniciativa pero había carecido de claridad y precisión. El juvenil cuarteto de volantes (Tomasetti, Longo, Barbero y Sánchez) no lograba desequilibrio ni individual ni colectivo y Vegetti se iba resignando a esperar un envío aéreo que lo pusiera cara a cara con un defensor visitante. Juan Ruiz Gómez se mostraba como el jugador diferente que podía desequilibrar pero estaba demasiado pendiente u obediente con la tarea defensiva y eso atentaba contra sus chances de hacer la diferencia. Y también contra las del conjunto celeste.

Final feliz

El complemento fue un monólogo de Belgrano. Estudiantes, que ya jugaba con 10 hombres desde la media hora del partido por doble amarilla de Ostchega, se dedicada a aguantar los embates y acertar un pleno en algún contragolpe. La expulsión de Bolzicco, su único delantero, a los 14 minutos del complemento, le devaluó al albinegro el capital que disponía para apostar.

Orfila se dio cuenta de que era el momento justo para dar un golpe de timón. Mandó a la cancha a Balboa y Colazo, dos delanteros, para meterle más presión a un adversario que a esa altura del partido sostenía el cero en su propio arco gracias a las manos de Centurión.

El gol de Balboa le dio tranquilidad al Pirata y le hizo muy cuesta arriba el juego al elenco bonaerense, que así y todo se las rebuscó con vergüenza deportiva para alimentar la ilusión del empate hasta último momento. Las chances que Belgrano desperdició también hicieron posible ese final con un toque de suspenso. “¡Hay que definir, dejemos de hinchar las pelotas!”, se le escuchó decir a Diego Novaretti luego de un par de chances desperdiciadas por impericia, egoísmo o “falta de tiza” de los de arriba.

El segundo gol no llegó. No para la definición ni para el milagro. El pitazo final retumbó fuerte en la soledad. Las luces del Gigante se apagaron y le dejaron todo el protagonismo a la luna de Alberdi. Bien llena de victorias.

 

Belgrano BarberoA mitad de camino. El juvenil Barbero fue importante en el manejo de la pelota pero aportó poco en ofensiva jugando por la izquierda. 

 

Bajo la lupa

Bien. La plata estaba en el banco. El ingreso de Bruno Zapelli le cambió la cara a Belgrano y la entrada triunfal de Adrián Balboa le dio los tres puntos. 

Más o menos. Juan Ruiz Gómez fue el jugador distinto que tuvo el Pirata en el primer tiempo, pero estuvo demasiado pendiente de la marca y eso le quitó gravitación. ¿Carrilero o extremo? Esa es la cuestión que debe definir Orfila.

Mal. En un partido sin mayores sobresaltos defensivos, Nahuel Tecilla completó un combo preocupante: lució lento en los cierres, impreciso en las salidas, se complicó solo más de una vez y se ganó una tarjeta innecesaria.  

 

Síntesis del partido

Belgrano (1): Nahuel Losada; Juan Barinaga, Diego Novaretti, Nahuel Tecilla y Axel Ochoa; Gerónimo Tomasetti, Santiago Longo y Valentín Barbero; Juan Ruiz Gómez, Pablo Vegetti y Ulises Sanchez. DT: Alejandro Orfila.

Estudiantes (0): Ezequiel Centurión; Matías Pérez Acuña, Juan Cruz Randazzo, Fernando Evangelista y Tobías Ostchega; Rodrigo Melo y Sebastián González; Enzo Coacci, Nicolás Del Priore y Maximiliano Tunessi; Tomás Bolzicco. DT: Mauricio Giganti.

Gol: ST, 16m Adrián Balboa (B).

Cambios: PT, 37m Pedro Ramírez por Del Priore (E). ST, inicio, Bruno Zapelli por Barbero (I); 15m Balboa por Sánchez (B) y Agustín Colazo por Tomasetti (B); 18m Fernando Joao por Coacci (E) y Franco Lonardi por Sebastián González (E); 35m Gianluca Pugliese por Pérez Acuña (E) y Gastón Verón por Pugliese (E); 36m Wilfredo Olivera por Novaretti (B); 40m Ezequiel González por Gómez (B).  

Amonestados: Barbero, González (B). Expulsados: PT, 33m Ostchega (E). ST, 14m Bolzico (E).

Cancha: Belgrano. Árbitro: Nazareno Arasa.