El m iércoles último, un equipo de PERFIL CÓRDOBA integrado por la autora de esta crónica y los fotoreporteros, Fino Pizarro y Federico Rodríguez, viajó a San Francisco para conocer in situ la realidad que se vive en la frontera más caliente de Córdoba.
Una calle –Brigadier Bustos del lado de San Francisco, que toma el nombre de Brigadier López del lado de Santa Fe– separa a esta ciudad de las localidades santafesinas de Josefina y Frontera. En una vereda hay familias cordobesas; los vecinos de enfrente pertenecen a Santa Fe, una provincia que atraviesa una preocupante crisis institucional, judicial y policial, madurada en años, que se agudizó al punto de descontrolar el enfrentamiento entre bandas que explotan el negocio del narcotráfico. Así de permeable y fluida es la frontera, también para el narcotráfico.
Hace pocos años, surgió una extraña iniciativa de levantar un muro en medio de la calle pero –con algo de tino- quedó en un cordón que no llega a medir 100 metros de largo.
La amenaza a la familia de Leonel Messi, el asesinato accidental de un niño de 11 años mientras se tiroteaban facciones enfrentadas, la pueblada que destrozó casas de narcos instalados en Rosario, provocaron un cimbronazo y mostraron al mundo, no sólo a Argentina, la batalla campal de la organización criminal que domina la ciudad portuaria: Los Monos. Hay quienes dicen que la lucha es por los liderazgos internos desde que el cabecilla, ‘Guille’ Cantero, está tras las rejas aunque sigue manejando la organización desde prisión.
San Francisco no es Rosario. Primera conclusión. “La situación está bajo control”, dirá a este medio una decena de veces el fiscal de Delitos Complejos y Narcotráfico de la ciudad, Bernardo Alberione, encargado de las pesquisas de narcomenudeo, el último eslabón de la cadena.
Pero, apenas se intenta conocer cuán lejos están de instalarse localmente las organizaciones criminales, las respuestas son escuetas. Esa parte le corresponde a la Justicia Federal. La última investigación trascendente data del 2020, cuando se desarticuló la banda comandada por el presidente de Sportivo Belgrano de San Francisco, Pablo Esser, y el jefe de la hinchada del club, Brian Requena, ambos condenados el año pasado.
La fiscal federal subrogante en el distrito, María Schianni, lo reconoce y revela las dificultades que desafían el trabajo investigativo. Segunda conclusión. Se combate con efectividad el narcomenudeo pero esos resultados no condicen con el desbaratamiento de organizaciones criminales de narcotráfico y lavado de activos.
El aspecto positivo es la declamada y evidente colaboración entre ambos y las fuerzas de seguridad que les reportan, respectivamente.
La disparidad de recursos y estructura también es notoria. San Francisco es sede de una Unidad Regional de la Policía de Córdoba. Aún con brigadas menguadas, con la desaparición de la Policía Barrial para asignar sus efectivos a otras divisiones por la escasez de personal y con suboficiales que cumplen funciones de oficiales sin retribuciones acordes, muestra una estructura más fuerte que la de su par santafesina y la jurisdicción federal.
En San Francisco hay una fiscalía dedicada exclusivamente a Delitos Complejos –la mayor preocupación son las estafas desde la cárcel– y a Narcotráfico. Y cuenta con la Fuerza Policial Antinarcotráfico (FPA), integrada por personal especializado. Todos estos recursos están abocados exclusivamente al narcomenudeo. La ley les fija el límite.
La Justicia Federal muestra una realidad totalmente diferente. Tiene una fiscal subrogante porque el titular –Luis María Viaut– está condenado por comisión de delitos, de licencia, y en breve debe enfrentar un jury de enjuiciamiento que podría concluir en su destitución. María Schianni divide sus días repartiendo responsabilidades entre Villa María y San Francisco
El Juzgado está vacante, es subrogado por el juez de Río Cuarto, Carlos Ochoa. El pliego de Pablo Montesi, primero en el orden de mérito en el concurso que realizó el Consejo de la Magistratura de la Nación y ex conjuez subrogante, espera aprobación y designación.
Y las fuerzas con que cuenta son: Policía Federal Argentina, Gendarmería Nacional y la propia FPA.
El narcotráfico a gran escala se intenta combatir con esos recursos.
La semana pasada, el fiscal General ante la Cámara Federal de Córdoba, Alberto Lozada, anunció que se reforzará la frontera con Santa Fe ante el temor de un efecto derrame por el combate al narcotráfico en Rosario. Este medio le consultó cuántos y de qué fuerzas serán los efectivos que sumarán en San Francisco. La respuesta fue: con más miembros de la FPA, que es la fuerza provincial.
En comparación con Santa Fe, San Francisco está mejor parada. En la misma ciudad hay tribunales provinciales y federales; mientras que la provincia vecina tiene su sede más cercana en Rafaela, a 90 kilómetros.
Tercera conclusión. La desfederalización de la investigación de narcomenudeo fue una decisión política del exgobernador José Manuel de la Sota que fortaleció el combate al último eslabón, con una fuerte inversión en el fuero y la creación de una fuerza especializada sobre todo desde un punto de vista táctico. La Justicia Federal, que debería atacar las redes narcocriminales más sofisticadas, sigue adoleciendo de estructuras raquíticas.
UN RECORRIDO PARA ADENTRARSE EN LOS BARRIOS MÁS CONFLICTIVOS
San Javier (Frontera - Santa Fe)
En la actualidad es el punto caliente. Allí manda el clan Allende. Tienen una gomería en una esquina del barrio, sobre la calle principal. Su líder se ganó un mote particular. Cada vez que era detenido e indagado por los comisionados policiales respondía desafiante: ‘Averigüe’. Le quedó ese apodo. Otro de los integrantes de la misma familia es apodado ‘Lelo’ (48), varias veces detenido por robos rurales y homicidios. Hace dos años protagonizó una balacera en el bar La Amanecida que provocó dos muertos. La comisaría y el Juzgado de Paz de Frontera – uno al frente del otro– son postales de la década del 70, con fachadas derruidas, construcciones precarias y pequeñas. Mientras recorríamos el barrio, una comisión policial cordobesa ingresó para recuperar una moto robada. En segundos, niños, mujeres y hombres emergieron de sus casas, como hormigas de un hormiguero. Se escucharon disparos disuasivos para abortar el intento de fuga de un grupo que atinó sólo a escapar a pie entre las casas. La moto robada fue recuperada.
Acapulco y San Cayetano (Josefina - Santa Fe)
No ocupan demasiadas cuadras, están pegados uno al lado del otro. Allí operan varios narcomenudistas, entre los cuales ‘La Colorada’, una mujer que se ganó el alias por su preferencia a la hora de vestirse y decorar su casa. También tienen base en el sector las bandas de Manuel Godoy y de los Mercado. Además, hay dos narcos de notoriedad: Gabriel ‘Tulli’ Gallardo y ‘Perro Chocado’ Salazar, quien supo evadir en numerosas oportunidades a la Justicia pero finalmente fue detenido y se encuentra actualmente en prisión. El destacamento de la Policía de Santa Fe es la manifestación visual de la precariedad. Una pequeña construcción de material con una puerta marcada por impactos de balas, que colinda con una sala velatoria. La imagen es una elipsis de la decadencia. Hay tres policías asignados, uno por turno, y un jefe.
Barrio Parque (San Francisco - Córdoba)
Apenas se ingresa suena un apellido: Artaza. Media docena de viviendas pertenecen al clan familiar compuesto por Marcelo Artaza (padre) y sus hijos, Alexis ‘Chulo’, Diego y Cintia. Marcelo (h) se quitó la vida en la cárcel. Un inmenso mural en una esquina lo recuerda a él y a otro de sus hermanos, Leíto, quien sobrevivió de un enfrentamiento pero quedó parapléjico. En el medio de una de las cuadras está ‘La Villita’, un estrecho pasillo que conduce a viviendas que no se ven a simple vista. El sitio está permanentemente monitoreado por la Justicia. El domo policial duró pocos meses. Fue instalado y apedreado al tiempo; por lo que no reporta más imágenes del barrio. Estos son los escenarios donde transcurren las tranzas –en San Francisco no hay delivery, sino kioscos– y los procedimientos que controlan la venta al menudeo.