“En todos los partidos, la interna se jugará como una pre-Paso para mirar el año que viene”. La frase la acuñó sobre el final de la semana un armador del PRO cordobés y define de alguna manera los motivos por los que en varias fuerzas se empezaron a pintar la cara desde hace algunas semanas.
Con disputas en el peronismo y el radicalismo, el PRO empieza a recapitular viejos enfrentamientos con un rasgo que diferencia el escenario actual de los anteriores: Mauricio Macri no ejerce el poder. Lo delegó en Patricia Bullrich, quien en sus apariciones no habla ‘en nombre de’, sino que lo hace a título personal y que tiene mucho más peso en el espacio que su antecesor, el misionero Humberto Schiavoni.
“Llama Bullrich y se obedece. Es la que representa el PRO paladar negro, el puro, y es la exministra de Seguridad. Son muchos los ingredientes que la diferencian de Humberto. A lo mejor el tipo antes llamaba y se le decía ‘sí’, pero no se acataba como ahora”, razonan diversas fuentes del PRO.
El clima provincial. Convertida en el bastión de Macri en las últimas tres elecciones nacionales, lo que ocurra en la provincia de Córdoba no pasará desapercibido. Ni el resultado, como así tampoco la cantidad de afiliados que arrastre el espacio amarillo a una elección interna que, sobre todo por este último punto, podría no darse.
A nivel provincial, distintas vertientes PRO firman la salida del legislador Darío Capitani de la presidencia. Desconectado de casi todos los sectores, el descontento para con el hombre de Villa María en el último tiempo es generalizado.
Para el cargo suena el diputado Gabriel Frizza, integrante de los federales que monitorean Emilio Monzó y Nicolás Massot; y algunos, en menor medida, le ponen por ese sector una ficha a Javier Pretto. Aunque hay limitaciones orgánicas.
En la vereda de enfrente, y distanciada hace tiempo de este grupo, está la también integrante de la Cámara baja, Soher El Sukaría. La parlamentaria impulsa para la conducción provincial a Henry Leis, ex titular de Anses en Córdoba.
La exlegisladora tiene su mira puesta en la capital y a nivel provincial cuenta además con el respaldo de la senadora Laura Rodríguez Machado, vicepresidenta del PRO nacional y ratificada esta semana como vicepresidenta segunda del Senado.
No obstante, pese a la sintonía fina entre ambas, están los que creen que este acuerdo es pasajero y llegará el momento de las diferencias entre las dos mujeres fuertes del PRO.
Sin embargo, la madre de todas las batallas del PRO en Córdoba es por la capital, actualmente conducida por Sukaría y quien podría impulsar -en caso de no apelar a un recurso para volver a competir- a dos de sus referentes en la ciudad: Aníbal de Seta y Marcelino Álvarez.
En la vereda de enfrente a las intenciones de la diputada está el actual vicepresidente del PRO en la Capital, el empresario Agustín de la Reta, que prepara una reunión con diversos sectores para el 28 de este mes.
Debilidad interior. La ruptura de Cambiemos en Córdoba el año pasado derivó en la falta de acuerdos de la coalición en municipios que se perdieron, en su mayoría, a manos del PJ. Lo que debilitó principalmente al Comupro, el ente de intendentes amarillos que aun en la gestión de Macri le costó mostrar solidez.
Actualmente, el espacio se abrió a sectores del vecinalismo y el PRO puro quedó representado en Eduardo “Gato” Romero y Pedro Dellarosa; aunque el intendente de Villa Allende, sin Macri en escena y a falta de una línea directa con el actual Gobierno nacional, empezó a afinar los buenos vínculos que siempre tuvo con el gobernador Juan Schiaretti.
El caso de Dellarosa no es muy distinto. Perdió en la pelea por el liderazgo del ente cuando el PRO ocupaba Casa Rosada y hoy se encuentra lejos de cualquier algún acuerdo con la estructura del partido.
Las reiteradas reuniones de las últimas semanas amagan con dar luz verde a una interna que, como ocurrió otras veces en el PRO, puede ser desactivada sobre la hora. Lo que resta saber es si la omnipresencia de Macri en la que varias veces definió como su provincia vuelve a resultar infalible.