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Memorias del 2001 en Córdoba

“El recuerdo de aquellos días es de mucho dolor”

El periodista Rony Vargas rememora su experiencia como testigo directo del convulsionado fin de año de hace dos décadas.

Rony Vargas
Rony Vargas | CEDOC PERFIL

De los convulsionados días de diciembre de 2001, Rony Vargas recuerda “la tristeza, el abatimiento y la incertidumbre” que predominaban en el ánimo de la gente. “Aquello fue el punto cúlmine de algo que se veía venir en la Argentina”, reflexiona el periodista sobre la crisis económica, social y política que se desencadenó dos décadas atrás en nuestro país.

Como movilero de Cadena 3, Vargas fue testigo privilegiado de los episodios que se sucedieron en las calles cordobesas. “Por mi trabajo me tocó vivir ese tipo de situaciones en reiteradas oportunidades, pero el recuerdo de aquellos días es de mucho dolor”, señala.

“Haciendo abstracción de los partidos políticos, y analizándolo desde la óptica del hombre de la calle, se veía que el clima social era muy hostil y que la situación se tornaba cada vez más compleja. Desde un primer momento se observaba que las consecuencias iban a ser graves”, enfatiza.

“Fue un momento muy difícil. Había mucha confusión, predominaba el desánimo y también había muchas mezquindades de quienes se sentían perjudicados y de los que creían que podrían sacar algún beneficio”, señala.

"Se veía que el clima social era muy hostil y que la situación se tornaba cada vez más compleja. Desde un primer momento se observaba que las consecuencias iban a ser graves”.

“En momentos como ese uno tiene que manejarse con equilibrio y ser responsable de lo que dice, porque los periodistas también somos ciudadanos y votamos”, considera al hablar del rol del comunicador. 

Vargas no tiene dudas de que diciembre de 2001 marcó un antes y un después para la sociedad argentina. “Fue así, aunque tal vez no esté tan claro en función de cosas que pasan en la actualidad”, dice. “Por momentos parece que vamos a reaccionar pero luego el dólar se escapa y se escapa todo. La gente se desespera porque ve que no le alcanza el dinero y ese desfasaje hogareño después se traslada a la economía en general”, añade.

“Hay que alentar a los gobiernos, al que está ahora y a los que vendrán después, a que hagan las cosas con claridad, de frente y sin beneficiar a unos y excluir a otros. Y que trabajen para todo el pueblo, como debe ser”, concluye a modo de reflexión.