Thomas Friedman opinó que la reforma que propicia Benjamin Netanyahu haría que Israel “se pareciera más a las autocracias elegidas”. Al tratar de politizar la Corte Suprema, el rey “Bibi” está siguiendo el ejemplo de los tiranos modernos. Al igual que sus contrapartes occidentales, la Corte Suprema de Israel es muy poderosa, ya que sus fallos no pueden ser impugnados. Netanyahu busca incrementar el poder de los políticos sobre los jueces y disminuir el rol del Tribunal Supremo. Con la reforma, el Parlamento de Israel podría anular las decisiones de la Corte con una mayoría simple.
El poder de la oposición. Las protestas opositoras, apoyadas por universidades, sindicatos y reservistas, alcanzó su cenit el lunes 27 de marzo: los hospitales dejaron de brindar atención -salvo emergencias-, los aviones quedaron en tierra en el principal aeropuerto del país y los centros comerciales y bancos cerraron. El respaldo de las organizaciones citadas es la diferencia entre movimientos de protesta exitosos y fallidos. La división también fue visible en el gabinete de Netanyahu. Durante el fin de semana pasado, el ministro de defensa, Yoav Gallant, se pronunció en contra de la reforma propuesta y fue despedido. Dicho despido provocó las últimas protestas en el país, que a su vez obligó a Netanyahu a detener sus planes.
Gobernar en Israel. Israel es una democracia representativa con un sistema parlamentario y sufragio universal; es uno de los pocos países que, con elección parlamentaria de distrito único, aplica el sistema D’Hondt. El primer ministro, nombrado por mayoría del Knéset, actúa como jefe de Gobierno. Desde 1948, año del fin del protectorado británico y proclamación del Estado, ser jefe de gobierno ha sido una tarea compleja y difícil: nunca un partido pudo tener mayoría en la Knéset, por lo que, el premier siempre surgió de un acuerdo. Israel se ha caracterizado por tener disputas políticas múltiples. Al duelo izquierda-derecha se le suman el confesional-laico y la lucha bélica entre israelíes y árabes por un territorio con simbolismo religioso. La fragmentación llegó al Parlamento en 2014 y con nuevos partidos: desde entonces resultó aún más difícil formar gobierno y mantener el favor de 61 de 120 parlamentarios.
La ultraderecha y Bibi. La fragmentación apuntada ha llevado a cuatro elecciones en cinco años. En ese contexto, Netanyahu se ha convertido en el referente político en torno al cual giran todas las decisiones, tanto electorales como gubernamentales y es el primer ministro que más ha durado en el cargo de manera ininterrumpida. Ese poderío lo ha sustentado a partir de una alianza entre su partido y otros de derecha nacionalista extrema y ortodoxos; esta fracción es la que trata de imponer la reforma judicial, que a “Benja” le resulta muy conveniente por sus cargos de fraude y soborno en curso.
La lección. Los impresionantes acontecimientos de las últimas semanas en este pequeño -pero fundamental- país de Oriente constituyen una reprimenda a quienes creen que la democracia es un sistema moribundo. Es que la historia está llena de dictaduras establecidas por personas que llegaron al poder por primera vez a través de medios legales. “Primero usar la ley para ganar poder, luego usar el poder para burlar la ley”.