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Elian Chali: el artista de lo político y lo efímero expone en Casa Naranja

Luego de sus viajes por Brasil, Italia y Estados Unidos, donde realizó obras, expuso y dio charlas -y antes de partir hacia Taiwán-, Chali dejó inaugurada su muestra ‘Manifiesto’.

Elian Chali
ELIAN CHALI. Con ’Manifiesto’ en exposición hasta enero, viajará al exterior en noviembre para participar de una feria de arte. | Fino Pizarro

Autodidacta por definición, Elian Chali fue formándose en el mundo del arte a partir de un trabajo hecho -mayoritariamente- en las calles, en diálogo con el contexto y siempre bajo la mirada de un otro.

Artista de lo efímero, de lo escultórico, de lo político, presta especial atención al lenguaje entre arquitecturas y ciudades y las pone en diálogo permanentemente a través de su obra.

Fundó y codirigió Kosovo Gallery, en 2016 publicó Hábitat, su primer libro, fue curador de MAC, Feria de Arte Contemporáneo el año pasado y hoy su obra puede verse en más de 30 ciudades alrededor del mundo.

Antes de partir para Taiwán, donde realizará una obra de gran escala en un edificio de vivienda social, dialogó con PERFIL CORDOBA sobre Manifiesto, la instalación inaugurada el pasado miércoles en Casa Naranja.

La obra -cuyo montaje empezó hace un mes- contempla un muro de 60 metros que se extiende desde la plaza hasta el palier del edificio, simulando atravesar el mobiliario, y dos instalaciones más en el espacio expositivo (además de una sala de archivo que busca contextualizar sobre su práctica y expone una selección de sus últimos trabajos en distintos lugares del mundo).

“La muestra comienza en la calle Jujuy, con un muro que perfora como una navaja el hall de Naranja; si uno ve la estructura del edificio hay una suerte de armadura que lo protege y el único lugar que queda libre es el ingreso, que es el lugar que yo aprovecho para usar este muro como dispositivo u objeto perforante. Después que ingresamos y habiendo recorrido el muro nos encontramos con un gran ventanal que es una de las joyas de la obra arquitectónica porque de algún modo es el tragaluz del subsuelo; allí, mi intención era cancelar lo que hay detrás del vidrio”, explica.

También en la planta baja, el artista intervino el espacio principal de exhibición de Naranja y colgó una serie de carteles intervenidos: “Son la vía pública en la que estaban montados los carteles de la muestra. Los trasladé de la calle hacia adentro y los intervine tratando de generar un silencio de esa vía pública agresiva e invasiva que hace más de 10 días está dando vueltas por la calle”, dice Chali.

Montados con una lógica museística, los carteles aparecen iluminados de manera puntual, a una altura promedio y tienen el formato del paisaje clásico del caballete. “La idea era hacer un poco el juego de obra de arte, publicidad y espacio gráfico”, enfatiza.

La muestra se completa con un texto hecho en carbonilla y a mano, que genera una especie de interrupción en el sistema de recursos utilizados, ya que es mucho más gestual que el resto. “La idea es que funcione como si fuera un manifiesto, es un texto más confesional, opera de manera autónoma, no habla de la muestra. Lo que me gusta es la fragilidad que expresa: si le pasás el dedo, se borra. Me gusta que corra ese riesgo, que sea un texto sujeto a cambios, que en unos meses sea un manchón”.

—¿Por qué la muestra se llama Manifiesto?
—Porque es una declaración de principios a varios asuntos. Primero, la relación de este edificio con la ciudad, que no me parece menor, estando al borde de la Costanera y siendo ésta un espacio de conflicto de Córdoba. Por otro lado, por cómo funciona este espacio dentro de las lógicas institucionales de la cultura cordobesa, ya que trae artistas de primera línea con un gran presupuesto, mientras que el Caraffa u otros museos de la ciudad están desfinanciados. Entonces, ocupar estos espacios tiene que ser una forma de abrir la discusión sobre cosas que suceden en la ciudad. Manifiesto es un posicionamiento poético del asunto político, que está en diálogo con una arquitectura y tiene una característica de lo efímero que también es importante. Todo ha sido construido para la muestra y todo va a ser destruido después de la muestra, tratando de cuestionar el valor de la obra original y lo que perdura.

Trabajar bajo la mirada del otro 

Acostumbrado a realizar sus trabajos artísticos en fachadas y muros, Chali está permanentemente expuesto. Lejos de incomodarlo, señala que es justamente la mirada del otro la que lo va modelando, esculpiendo y que no podría trabajar ajeno a eso porque lo que más le interesa es el diálogo con el contexto: “Yo no necesito el aislamiento en materia de práctica artística; hay otros momentos en los que sí necesito ese silencio, pero cuando estoy haciendo arte prefiero participar de la realidad”, explica.

El artista agrega que la arquitectura y la ciudad funcionan como colaboradores: “Me he ido formando tratando de entender que muchas veces esas arquitecturas son espacios de trabajo, hogares, y lo que significa maquillar un hogar o qué tipo de ciudad nos imaginamos. Además, me parece un lugar escultural, pintar sobre volúmenes es como usar la pintura para fines escultóricos, me gusta ver cómo se van borrando las barreras disciplinares. Los lugares híbridos me parecen interesantes para no definirme, para seguir en esa búsqueda”.


Una muestra sin curador

Una de las particularidades de Manifiesto es que el mismo Elian Chali es su propio curador. “Creo que esta es una muestra muy íntima, entonces la validación de otra voz me parecía que no era necesaria. Incluso quise conservar cierta actitud salvaje o errante de trabajar sin curador, no lo quería ortopedizar ni corregir”.

En una especie de ejercicio propio en el que la discusión tuviera que ser con él mismo, Chali sostiene que si la muestra tiene errores, éstos deben quedar vivos: “Quise tener el desafío de poder resolverlo de manera autónoma porque la única bandera que llevo es la de la autogestión y eso entra en esa línea. Desde mi condición de diverso corporal, yo llevo adelante toda mi vida solo, me puedo movilizar sin ayuda y trabajar. Tengo la suerte de poder ser autónomo y eso me parece importante. En ese caso, separarme de un curador significa mantenerme con esa autonomía”, finaliza.

Elian Chali obra


Para ver
La muestra podrá visitarse en Casa Naranja (La Tablada 451) hasta el 31 de enero de 2020 (de lunes a viernes de 10 a 20 y los sábados de 14 a 20).  El recorrido dispone de audioguías gratis y los viernes y sábado a partir de las 17 se realizan visitas guiadas.