La reactivación de los tribunales provinciales devolverá, en los próximos meses, una de las imágenes más crudas de la crisis económica que ya venía arrastrándose desde el año pasado y que la pandemia potenció. La magnitud y profundidad de esa crisis son aún imperceptibles en su totalidad.
Pero los estudios jurídicos que se dedican a la materia concursal ya han comenzado a percibirla. Por ahora, no se ve el impacto en los Juzgados Civiles de Concursos y Quiebras, aunque especialistas estiman que eso ocurrirá en los próximos dos meses.
La razón es que mientras los tribunales estuvieron cerrados -aún hoy trabajan a media máquina por la presencialidad restringida- no se ejecutaron las deudas. “Es un limbo”, lo describe un letrado, por el simple hecho de que nadie puede ejecutar pasivos si no funcionan a pleno los juzgados civiles.
Pero ese estado de tensa quietud ya ha comenzado a resquebrajarse. Además, la realidad muestra que todas las empresas están complicadas, sin excepciones. Y por esa razón están intentando acuerdos particulares entre ellas.
El objetivo, en la mayoría de los casos, es evitar el concurso preventivo porque tiene su costo. Pero, “es muy posible que con la burbuja inflacionaria y la emisión un tanto descontrolada de pesos, en un par de meses los problemas serán inevitables para las empresas”, asiente Gustavo Arias, titular de un estudio jurídico contable y síndico en varios procesos falenciales que se tramitan en la Justicia provincial.
Combo incendiario. Los cuatro factores que se conjugan son: inflación elevada, cadenas de pago cortadas, tasas de interés altas y nula capacidad de consumo. “En algún momento, el globo revienta”, advirtió a este medio un especialista.
Por esa razón, tanto como los epidemiólogos hacen sus estimaciones sobre cuándo se darán los picos de contagio con Covid-19, los abogados calculan que la crisis se comenzará a ver en su máxima expresión en julio, agosto y septiembre. No advierten soluciones económicas de raíz, sino solo medidas coyunturales que sirven para tapar agujeros.
Qué hacen. Por estos días, las empresas intentan surfear la crisis con negociaciones prejudiciales. El objetivo es evitar el concurso preventivo, por lo que hablan de ´acuerdos´ preventivos. “En estos seis meses he visto más concursos que todos los que hice en mi vida”, comenta otro abogado que está asesorando actualmente a más de 30 empresas, la mayoría comerciantes.
La consigna que se está instalando es “modificar la deuda”. Significa una quita en los montos adeudados o ampliar plazos de pagos. El problema es que no hay mucho margen porque se corta la cadena de pagos. Algunos han suspendido empleados pagándoles el 85% entre sueldos y comisiones.
Hay comercios que quieren abrir, pero sus empleados no quieren volver a trabajar por miedo al contagio o porque les resulta más cómodo trabajar desde sus hogares. “El mercado empieza a distorsionarse y hay que darle un corte”, puntualiza el analista.
Las consultas a los estudios jurídicos llegan desde empresas unipersonales, chicas y medianas. Hay algunos comerciantes que, por ejemplo, están pagando con mercadería y alimentos. “Es terrible la magnitud, no se está viendo”, alertan. “Desde unipersonales a monstruos para todos la situación es dificilísima”, opinó un abogado que asiste a una empresa de capitales chilenos con presencia en un shopping de nuestra ciudad.
¿Cuánto esperan para presentarse en concurso? La pregunta la formuló este medio a los especialistas. La primera respuesta fue que esperan la apertura de los tribunales. “Que estén abiertos es para la hinchada”, sostuvo uno de ellos al precisar que el fuero Civil y Comercial no se está moviendo a la par de otros donde es inevitable tomar medidas rápidas, como en Violencia Familiar o Penal. “Con el tema presencialidad, este fuero no está en la agenda como prioritario”, enfatizó otro letrado.
