En febrero se cumplieron 15 años de uno de los momentos clave con los que el kirchnerismo empezó su camino para intentar contener la suba de precios. Luego de que la inflación de 2006 cerrara en 9.8% y el 2007 empezara con un mal dato de 2,1%, el secretario de Comercio Interior de la Nación, Guillermo Moreno, desplazó a Graciela Bevacqua, directora del IPC.
Así, se profundizó la intervención en el Indec y la manipulación de los datos hasta 2015, en que se comenzó un trabajo de revisión estadística y reconstrucción del sendero técnico del instituto. El motivo de la intervención y la manipulación de las cifras oficiales no era antojadizo: respondía al convencimiento de Moreno y otros funcionarios del gabinete, que creían que controlando el índice a su favor podrían influir en las expectativas inflacionarias de las cadenas productivas, sindicatos y el resto de la sociedad. Controlar los números, para manipular las expectativas.
Pero la realidad fue más fuerte. El Indec midió para 2007 un IPC del 8,5%. Por otro lado, consultores independientes marcaban una inflación del 19.6%. Fueron años de oscurantismo estadístico. En 2013, por caso, el Indec midió una inflación del 10,9%, contra una medición de privados que marcaba 25,4%.
La intervención del Indec fue una de las muchas maniobras para intentar contener los precios por la fuerza, sin ejecutar medidas de fondo o revisar los presupuestos oficiales, buscando dónde se podría disminuir el déficit fiscal. Al Indec se le acoplaron otras acciones implícitas.
“Moreno te citaba a su oficina y te obligaba a bajar o congelar los precios o te caía a tu empresa sin aviso para verificar los costos. Llamaba a la madrugada, a las tres de la mañana y apretaba para frenar aumentos. Y si por algún motivo tenía que aceptar un aumento, pedía que no se comunicara ni salga en los diarios”, cuenta un ejecutivo que vivió la gestión del exsecretario.
Indec, aprietes y luego una serie de acciones puntuales y más explícitas, como el congelamiento de precios que se fijó durante los meses de febrero, marzo y abril de 2013. Con los años se sumaron más y nuevos programas como Precios Cuidados, Precios Máximos, canastas de precios y los populares Carne para Todos, Pescado para todos, entre otros. Control a importaciones, cierre de exportaciones. Congelamientos de naftas, freno al aumento de las prepagas… La lista de herramientas ‘parche’ es larga y el resultado es elocuente.
Vuelan. Los datos también son elocuentes. Desde el ocupamiento del Indec por parte de Moreno, en lo que podría tomarse como el inicio de la época moderna de las intervenciones de precios, la inflación escaló de forma exponencial.
Entre febrero de 2007 y febrero de 2022, es decir, en 15 años, la inflación acumulada es del 5.879%. Un número apabullante, gentileza del interés compuesto que supone agregar datos inflacionarios de dos cifras durante años.
“El tema es que cuando el número deja de ser pequeño y es mediano, el interés compuesto vuela. Si bien la tasa de inflación es constante, el valor absoluto se va hacia arriba indefinidamente. Si tenés 50% de inflación durante tres años, se puede pensar que la podemos llevar y nos acostumbramos a vivir con 50%. Pero lo que un año sale $ 100, al año siguiente sale $ 150, al otro $ 225 y luego $ 370. En 2011 vos sacabas $ 100 y era plata. Hoy, para que sea plata tenés que sacar $ 2.000”, explica el economista Jorge Colina de Idesa.
Así, una tasa constante de crecimiento hace que el nivel absoluto sea exponencial.
Marzo hot. “La inflación se viene incrementando y aún resta incorporar el impacto de la suba de los precios internacionales, los aumentos de las naftas y, en un futuro, los ajustes tarifarios. Por otra parte, las complicaciones para reducir el déficit hacen prever que la emisión monetaria, que es la causa última del incremento de los precios, continuará en niveles incompatibles con una reducción de la inflación”, plantea el último reporte macroeconómico del Grupo Crea.
Los economistas Esteban Barelli, Santiago Giraud y Francisco Anzoátegui remarcan que el déficit fiscal primario de enero y febrero escaló al 0,1% del PBI. Y que si bien se trata de montos bajos, ya que la mayoría del déficit se concentra para fin de año, “marca un inicio de año desfavorable en comparación con el superávit de 0,01% del PBI que se tuvo para los mismos meses del 2021. En este marco, la inflación acumulada en los primeros dos meses fue de 8,8% y la expectativa es que se acelere en marzo, poniendo presión sobre la política cambiaria y de tasas”.
¿Camino a híper o se puede administrar la inflación? Para el economista Gastón Utrera, el punto actual que falta en una ecuación para bajar la inflación es el liderazgo político: “No hay suficiente liderazgo político, no hay ministro de Economía que administre las distintas partes de la política económica. En este contexto es impensable una baja de la inflación, lo más probable es que haya una aceleración. Pero la hiperinflación es otra cosa, se destruye la economía porque en lugar de estar hablando vamos a estar corriendo para hacer algo, un juego distinto, la enfermedad económica más violenta y rara”.
¿Pre-híper? “Le llamaría pre-híper cuando tengamos tres dígitos, porque ahí duplicaríamos los valores de la inflación cada año. Y ya es muy difícil de controlar. Se vuelve una anarquía, con todo el mundo poniendo cualquier precio. Estamos a tiempo todavía de hacer algo. La gran diferencia con el ‘89 –cuando se dio el proceso hiperinflacionario– es que ahora tenemos dólares. Si bien son bajas, las exportaciones argentinas son razonables, de US$ 70.000 millones y pueden llegar a US$ 10.000 millones extras por efectos de la guerra en Ucrania. Tener dólares permite que la inflación no se desboque porque se usa al dólar como ancla. Cuando la gente ya utiliza solo los dólares estamos en híper, porque el peso desaparece. Por eso la dolarización con la Convertibilidad fue la salida a la híper”, remarca Colina.
—¿A este ritmo, cuándo llegamos a tres dígitos?
—No estamos lejos. A este ritmo en 2024 estaremos en tres dígitos de inflación.