Faltaba muy poco por acordar entre Nación y provincias para terminar de consolidar el ajuste de $100.000 millones necesario para asegurar un déficit primario del 1,3% en 2019, pero el miércoles los mercados pulverizaron los planes de la Administración Macri. Sin piedad, corrieron hacia el dólar, que llegó a visitar la zona de los $42, para terminar la semana en $37,40 y anotar en lo que va del año un avance del 95,60% en relación a diciembre del 2017.
Si esta nueva corrida fue para advertir desconfianza hacia la solvencia del Estado, quienes sean que estuvieron (¿y están?) detrás de ella desconocieron que en el primer semestre del año los ingresos del fisco nacional crecieron por arriba de los gastos en una proporción que ya garantiza para 2018 un sobrecumplimiento de la meta anual de déficit primario de 2,7% del PBI. Desconocieron también que el conjunto de las provincias pasaron de estar en rojo a un superávit financiero de 0,3% (en solo cuatro jurisdicciones persiste déficit fiscal). Además, desconocieron que estaba en marcha el diseño de un ajuste total de $300.000 millones para el próximo ejercicio. ¿Nada les es suficiente?
“La corrida no fue reacción al déficit fiscal sino al déficit de cuenta corriente”, explicaba a PERFIL Córdoba un operador. “De la Argentina salen anualmente US$20.000 millones más de los que entran, su economía está en estanflación y hoy es la más vulnerable de todas las emergentes; ningún inversor quiere asumir tanto riesgo con su dinero”, agregó. “En todo caso, la demora que hubo en encarar el déficit fiscal es el antecedente que está en la base de esta última corrida que puso en tela de juicio, directamente, la credibilidad de las políticas del Gobierno para bajar la inflación y poner en marcha el sistema productivo”, completó.
Traducido, esto significa que una vez más en la historia económica argentina, la dimensión y ritmo del ajuste lo terminó definiendo el mercado por ineficacia del timming de las políticas públicas.
¿Qué consecuencias tiene esto? Que una meta de déficit primario para el año próximo de 1,3% del PIB se deba convertir en un “urgente déficit cero”. Si alguna vez hubo ‘gradualismo’, ya es historia. Ahora el ajuste deberá ser, según trascendió, de entre $420.000 millones y $500.000 millones, para que ese esfuerzo adicional sumado al adelanto de fondos del FMI, permita recuperar la confianza en el rumbo. Las provincias no podrán evitar las consecuencias de este nuevo cimbronazo.
Fuentes del ministerio de Finanzas de Córdoba admitieron a este medio que el nivel de ajuste de las cuentas públicas provinciales para el año próximo ya asciende a $7.350 millones. El monto surge de la eliminación del Fondo Sojero ($2.200 millones), de los subsidios al transporte ($3.600 millones), del Fondo de Incentivo Docente ($350 millones) y “ahora están hablando de eliminar subsidios a la electricidad”, anticipó el vocero, lo cual supone unos $1.200 millones más.
Adicionalmente, si el próximo martes, cuando los ministros de Finanzas provinciales se reúnan con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, no logran convencer a la Nación de suspender o postergar el Consenso Fiscal, Córdoba deberá resignar en el 2019 otros $5.400 millones por reducción de Ingresos Brutos y $1.900 millones por Sellos. Se trata de un golpe a los ingresos de casi $15.000 millones en total, para un año que, en el mejor de los casos, saldrá de la recesión sobre el final del primer trimestre.
¿Se viene un recorte de gastos en la Provincia? “Lo que está haciendo la Secretaría de Administración Financiera es revisando con cada jurisdicción la ejecución del presupuesto de este año, se está pidiendo que se extreme la austeridad y se comenzó a armar el presupuesto del año próximo. Obviamente que, en el actual contexto, todo se relativiza”, respondieron desde Finanzas.
