Desde que se creó el fuero de Narcotráfico en la Provincia, el fiscal provincial Bernardo Alberione asumió la competencia en esa materia. Está a punto de jubilarse y dice que no se retira simplemente porque espera la designación de su reemplazante; porque la situación del narcomenudeo la tiene “bajo control” y no quiere que se desmadre.
Reconoce la vulnerabilidad de la frontera con Santa Fe y pondera la coordinación fluida con su colega federal, María Schianni, y las fuerzas federales. Destaca la especialización de la Fuerza Policial Antinarcotráfico (FPA) para investigar y llevar adelante los procedimientos.
Deja planteada la complicación que es la cárcel, porque ahí están muchos de los líderes de las organizaciones de estafas virtuales y del narcomenudeo.
—¿Cómo ve la situación en San Francisco?
—La situación está controlada. Se trabaja en conjunto en el control del manejo del narcomenudeo.
—¿Por qué cree que está controlada y a qué lo atribuye?
—Por los años en que el fuero provincial está en actividad, por las fuerzas que intervienen que son fuerzas especiales, por la coordinación con la Justicia federal y las fuerzas federales.
—¿Cuán permeable es el límite que divide solo por una calle San Francisco de dos localidades santafesinas, Josefina y Frontera?
—En cuanto a la circulación, totalmente permeable. En cuanto a la actividad delictiva, la situación es totalmente diferente entre el lado de Córdoba y el de Santa Fe. Por la actividad de la FPA y la coordinación, la actividad permanente y de tantos años. En Rosario y Santa Fe han tomado las medidas y decisiones demasiado tarde.
—¿Tiene recursos suficientes para trabajar?
—Tengo recursos limitados, tratamos de optimizarlos y lograr resultados proporcionales a los recursos que tenemos. Con lo que hay, la situación es pacífica.
—¿Hay otros tipos de delitos vinculados al narcomenudeo, como homicidios o privaciones ilegítimas de la libertad, que permitan encender las alarmas?
–Han habido, pero son puntuales y escasos. No son un modus operandi.
—¿Quiénes manejan el narcomenudeo en San Francisco?
—Van variando. No hay una organización establecida con entidad propia y peso social como para poder identificarla como tal. Van rotando y tratando de lograr nichos de mercado en la venta al por menor.
—¿Son clanes familiares?
—Hay de todo. Hay bandas familiares y mucha participación de mujeres. En estos hechos, incluso vemos liderazgos de grupos por parte de mujeres. Las últimas causas que elevamos a juicio han sido organizaciones pequeñas, no estamos hablando de narcotráfico a gran escala. La mayoría está integrada por entre 12 y 15 personas. Se hicieron procedimientos donde intervinieron 120 policías de FPA, con apoyo de Gendarmería, Policía Federal y Policía de Córdoba. Esos operativos dan resultados en una frontera difícil como la que tenemos acá.
—¿Qué pasa con la cárcel?
—Es todo un tema. Es una situación compleja porque hay actividad de liderazgo dentro del penal, en lo que respecta a defraudaciones y narcotráfico.
—¿Qué produce en la sociedad la existencia de este tipo de bandas?
—Las detectamos nosotros antes que la sociedad. Los vínculos de las bandas los detecta antes la actividad investigativa.
—De las investigaciones que conduce, ¿se obtiene información que permita subir hacia arriba en las organizaciones para detectar si en Córdoba, en esta frontera, hay penetración de bandas de mayor complejidad?
—Trabajamos en conjunto con la fiscalía federal, compartimos información y actividad territorial también en cuanto a procedimientos. Tanto Policía Federal como Gendarmería tienen colaboración de FPA, como a la inversa cuando se pide colaboración. Los resultados están a la vista.
—¿Qué sucede con los kioscos que operan en la calle de enfrente, que es jurisdicción de Santa Fe?
—La distancia no existe. Normalmente las organizaciones trabajan con un cliente en cada lado. Cuando detectamos actividad acá, vinculada a actividad que se desarrolla en Frontera, lo que hacemos es pedir prórroga de jurisdicción a la Justicia Federal, con la FPA pasamos al lado santafesino y hacemos los procedimientos que tenemos que hacer y regresamos a la jurisdicción.
—Hay una marcada diferencia entre los destacamentos de la policía santafesina y los de Córdoba.
—La diferencia es evidente y notoria. Este es un ejido urbano de 100 mil personas, entre San Francisco, Josefina y Frontera. La división geográfica es netamente política, no es real. El conglomerado urbano es uno.
—Hay hechos gravísimos en Rosario. ¿Teme que ese desmadre se expanda para este lado?
—Nosotros trabajamos en el control. En la medida en que controlemos lo menos, no damos lugar a lo más. Si perdemos el control del narcomenudeo, es probable que dejemos terreno fértil para que esto incremente en intensidad y cantidad.
—¿Usted está de acuerdo con la desfederalización?
—No tengo capacidad y conocimiento para opinar por sí o por no. Lo que sí sé es que los resultados acá han sido mejores que los que han tenido en la provincia de Santa Fe.
—¿Le preocupa lo que sucede en Rosario?
—Me ocupo más que preocuparme.