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CóRDOBA
EL JUEVES EN LA FERIA DEL LIBRO

Esteban Dómina: “El peronismo fue siempre un fenómeno disruptivo”

El historiador y concejal se presta a un diálogo sobre la famosa grieta política e intelectual a propósito de la salida de su libro “La grieta. Historia de los desencuentros argentinos”.

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PACTO DE LA MONCLOA. “Nos llenamos la boca con ese ejemplo y no se ha hecho ni siquiera el intento de algo similar”. | Fino Pizarro

A raíz de la inminente presentación del libro del historiador cordobés Esteban Dómina, PERFIL CORDOBA conversó con él sobre un término que aparece en la vida cotidiana de los argentinos para dar cuenta de un marco de división insalvable.

En lo que sigue, una reproducción editada para la claridad de la charla.

—El concepto de grieta apareció para dar cuenta de una situación intelectual y política que enfrentaba a los K y a los anti-k, ¿qué lo motivó para abordar este tema en términos históricos?

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—Esta palabra fue acuñada para abordar una coyuntura y me pregunté si era un fenómeno nuevo o algo recurrente en la historia argentina. Y, efectivamente, es el hilo conductor de la joven historia. Cuando uno hace zoom en cada etapa histórica aparece la división, el conflicto, la grieta, desde la primerísima hora. Cuando en 1810 se sentaron en la mesa de la primera junta en el Cabildo Cornelio Saavedra y Mariano Moreno, comenzó la primera interna patria, y así hasta nuestros días. Lo que hago es un recorrido de cómo ha sido en cada momento histórico.

—Cuál es la hipótesis de trabajo, ¿qué le parece que genera las condiciones para estas antinomias y cómo se reproducen a lo largo del tiempo?

—Adhiero a un enfoque dialéctico. Es decir, no veo la contradicción y el conflicto como un mal en sí mismo sino como el motor de la historia. Lo patológico de la historia argentina es que nunca llega a la síntesis, la instancia superadora que permite avanzar. Entonces, somos muy aficionados a la antítesis y no somos o nos declaramos incapaces a la hora de encontrar la síntesis. En mi análisis, trato de identificar en cada período la contradicción principal, haciendo la salvedad de que siempre hay otros factores que influyen en el clima de época. Esa contradicción genera divisiones insalvables y, muchas veces, cruentas y violentas.

—En ese marco, ¿nota que, a diferencia de otras épocas, se manifestó un cierto rasgo antiintelectual en este último período que redujo la grieta a cuestiones muy básicas o ve que el debate creció?

—En el libro trato en cada período ese debate y siempre fue muy rico e intenso. No creo que haya decaído, es bueno que sea intenso. Lo malo es cuando pasa la tara de la exasperación y en lugar de la búsqueda de los acuerdos necesarios, incentivan o agrietan más.

—Pensando en el presente, cierto sector del análisis político dice que la grieta es un instrumento para ganar elecciones, no un posicionamiento ideológico, sino que tanto Cristina como Macri la fomentaron y fomentan para posicionarse con los propios y disputarse el poder.

—Ese tampoco es un fenómeno nuevo. Los actores de la historia supieron aprovecharse de la grieta para acumular y perdurar en el poder. La grieta como tal también puede dar lugar a la especulación política, que separo de la grieta como fenómeno cultural, innegable. Divide aguas en la vida cotidiana, en todos los planos.

—En ese sentido, ¿cómo vincula las décadas de peronismo- antiperonismo con k- antik?

—Nunca las etapas históricas se replican, pero hay continuidades. El peronismo generó un conflicto cultural fuerte, que se refleja en los discursos y la literatura de época y se recreó en términos parecidos. Sin ánimo de comparar, Evita era la yegua, la otra, la mujer degradada solamente porque compartía el poder con alguien a quien la clase alta no toleraba. Escribían "viva el cáncer" en las paredes cercanas donde Evita pasaba sus últimos días. Es decir, el peronismo fue siempre un fenómeno disruptivo, generador de emociones de los dos lados que muchas veces superan la razón. Si no, no entenderíamos los bombardeos a Plaza de Mayo, uno de los eventos más crueles de la realidad argentina, atacaron civiles en un día hábil en manos de la aviación oficial que causó 400 muertes. Ese es el paroxismo de la grieta.

— ¿Cómo piensa este fenómeno en relación con las nociones de democracia, también en disputa cuando hoy se discute desde un lado u otro de la grieta?

—Ni antes ni ahora veo como un argumento válido la apropiación de valores superiores, ya sea el de república o de los derechos humanos. No debieran usarse en el debate chabacano. Sin embargo, pasa.

—Se nota también en el discurso político hoy, tanto de Macri como de Fernández, una retórica antigrieta, ¿qué observa, son genuinos?

—Debería poder superarse porque no trae beneficios. Es retórico, sí, políticamente correcto también. Pero fíjate que hicimos un uso remanido de los pactos de la Moncloa, esa formidable instancia española que les permitió superar el franquismo para ingresar a la democracia. Acá nos llenamos la boca con ese ejemplo y no se ha hecho ni siquiera el intento de algo similar, y es una necesidad imperiosa de la Argentina. Si no encontramos acuerdos en la clase dirigente, va a ser muy difícil salir.

Para agendar

La grieta. Historia de los desencuentros argentinos. de Esteban Dómina. Presenta: Roberto Battaglino. Jueves 12 de septiembre, a las 19. Patio Mayor del Cabildo de Córdoba.