Los investigadores Andrés Matta y Jerónimo Montero Bressán, de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNC y del Conicet respectivamente son los coordinadores del libro “¿Quién hace tu ropa? Estudios sobre la industria de la indumentaria en Argentina” que, desde distintas perspectivas propone una rigurosa mirada sobre el pasado, presente y perspectivas de ese sector.
Así, desde una lógica interdisciplinaria, el trabajo ofrece una visión global, pasando por la organización de la industria a nivel nacional o local, pero también estudios antropológicos de casos e incluso análisis de las cuestiones sanitarias y de género alrededor de esta industria. “Buscamos una mirada estructural del problema. Esta es una industria paradigmática que siempre se aborda desde una forma unidimensional, cerramos o abrimos las importaciones o unilateral, lo soluciona solo el Estado o los empresarios o la Afip. Todo eso ha fracasado, hay que mirar las cuestiones estructuralmente si no, no se soluciona nada”, explica Matta.
Uno de los segmentos más valiosos del libro lo ofrece el abordaje sobre la realidad de la industria de la indumentaria en el Gran Córdoba ya que permite identificar la existencia de cuatro segmentos que surgen de un análisis de conglomerados jerárquicos de variables relacionadas con su tamaño, su estrategia comercial, su posición en la cadena de valor, nivel tecnológico y el perfil de los titulares y trabajadores. Sobre 800 unidades productivas identificadas se tomó un universo de 257 para estudiar y lograr conclusiones. Así, se identifica en la capa superior del sistema a los “Fabricantes” que conforman un 15,1% de los establecimientos y a los que se denomina como comercializadores o fabricantes de marcas ya que su principal capital se encuentra en la construcción de su imagen comercial y en el control de los canales de ventas. Producen en anualmente 158,5 miles de prendas, emplean en promedio a 33 empleados, pero un porcentaje menor son costureros. “Son fabricas sin fabricantes, apenas el 18% realiza actividades de costura”, explica el estudio.
Controlan la mayor parte de la cadena de producción con una posición más fuerte frente a los “Talleres” y “Costureros domiciliarios” de menor envergadura a los que tercerizan la producción. “Estas empresas ´disciplinan´ el proceso productivo al fijar las condiciones de trabajo (calidad, plazos de entrega y precios por prenda). Transfieren así, parte del riesgo empresario a esas unidades tercerizadas”, advierte el trabajo.
Un segundo rol son los “Comercializadores” que son el 32,5% del sector, son similares a los fabricantes, pero no se registran como tales, sino como vendedores de indumentaria o monotributistas. Controlan algún tipo de canal comercial y subcontratan la totalidad de la producción. Muchas veces son los llamados “emprendimientos de diseño”.
Un tercer escalón son los “Talleres”, que son el 9,2% de los casos y son las unidades productivas que realizan tareas de confección y bordado para los Fabricantes y Comercializadores. Tienen más cantidad de equipos y de costureros y tercerizan también parte de su producción a unidades más pequeñas. El 81% se registra como Responsable Inscripto o monotributista. La mayoría son emprendimientos de economía social.
El último segmento son los “Costureros domiciliarios” que son el 43,2 de las unidades productivas, son emprendimientos unipersonales o familiares de subsistencia que funcionan en el marco doméstico confeccionando y comercializando prendas para los eslabones de arriba de la cadena productiva. Solo está registrado el 33%, en la mayoría de los casos como monotributistas sociales
Informalidad. La industria de la indumentaria ocupa a cerca de 150 mil personas en el país, con fuerte concentración en provincia de Buenos Aires y el Amba. Córdoba representa cerca del 4% tiene unos 6.000 empleados, de los cuáles sólo están registrados 1.500, es decir el 25%.
-¿La mayoría de las empresas tiene un vínculo directo o indirecto con la informalidad?
-Ahora tenemos algunos datos evolucionados y vemos que no pudimos encontrar problemas o irregularidades solo en el 9% de las empresas o de las unidades productivas analizadas en Córdoba. En el otro 91% tenemos que el 41% es totalmente informal, hay un 35% con alguna irregularidad de evasión o de elusión, por ejemplo, no se registran como fabricantes, sino como comercios, entonces no tienen inspección. O están registrados como fabricantes, pero no tienen trabajadores registrados. Y después tenemos un 15% donde aparecen marcas muy conocidas que tienen prácticas elusivas. Aún el 9% que en teoría es prolijo, termina teniendo, en algún momento del recorrido de la prenda, un vínculo con la informalidad porque termina subcontratando a partes que están en el 91%.
El estudio concluye, además, que el Sistema Socio Técnico que constituye hoy el núcleo de la industria de indumentaria a nivel global permanece casi inalterable desde hace casi 150 años, aunque sus principales características, la fragmentación, la precariedad laboral y la gobernanza concentrada en las marcas han tendido a profundizarse en las últimas décadas.
El costo del trabajador
Otro elemento central que aporta el trabajo es el análisis de los costos de la fabricación de las prensas. Y en ese sentido se estima que el costo directo total de una prenda ronda entre el 14% y el 20%, pero el salario tiene una incidencia del 1,66% en el caso de los establecimientos informales y de 3,33% en el caso de los formales. “Ahí hay claramente una estructura que se podría mejorar, para pasar de la informalidad a la formalidad de los empleados, porque no implicaría mayores costos”, dicen los investigadores.