Bronca, expectativa y vacío. Las emociones que estructuran el voto argentino hoy no son simples reacciones individuales, sino expresiones de un orden político nuevo, inestable, donde la representación se redefine. En diálogo con Perfil Córdoba, el director de la consultora Escenarios analiza ese desplazamiento: cómo la inflación organiza el ánimo social y por qué el oficialismo se sostiene en un clima afectivo más que institucional.
Las emociones también tienen estructura. Y en la Argentina actual —sostiene Zapata— esa estructura descansa sobre una tensión persistente entre bronca, expectativa y vacío. La inflación funciona como catalizador de ese estado de ánimo: no sólo ordena la economía, también reorganiza las emociones políticas. Cuando baja, tranquiliza. Cuando se estanca, todo el orden simbólico tiembla.
En este escenario, advierte que la legitimidad de Milei se apoya menos en las instituciones que en un contrato emocional: la promesa de terminar con la inflación. Si ese pacto se quiebra y no emerge una oposición con lenguaje nuevo, el país puede deslizarse hacia un vacío afectivo y político profundo.
Esta entrevista ha sido editada por claridad y extensión.
–¿Cómo entendés la emocionalidad electoral hoy en el contexto latinoamericano y, específicamente, en el argentino?
–Argentina tiene algo en común con respecto a lo que está pasando en Occidente, que por supuesto incluye a América latina. La revolución tecnológica rompió la columna vertebral de la autoridad. La autoridad legítima implicaba la posibilidad de fundar un mundo compartido. Por lo tanto, la crisis de las relaciones asimétricas (tanto en el saber, la política o la comunicación) crea públicos empoderados a los que sólo los une la desconfianza en toda relación vertical. ¿Qué tenemos como resultado político? La crisis de las democracias liberales, de sus élites y de sus instituciones estructurantes, los partidos políticos. Más un estado emocional de turbulencia permanente. Esa emocionalidad no se expresa como un fenómeno individual, sino como un proceso de descomposición de lo común en tribus identitarias. El mandato fundacional de la modernidad política fue “pienso, luego existo”. El mandato fundacional de esta nueva era es “me defino, y luego pienso”.
–En trabajos previos de Escenarios señalaron que emociones como bronca, cansancio y tristeza tenían fuerte influencia en el electorado argentino. ¿Siguen siendo estas las emociones predominantes? ¿Cuáles identificás actualmente?
–Te diría que todas esas emociones son epifenómenos del drama central emocional de esta Argentina, que es la inflación. Es importante entender que para el gobierno de Milei, el proceso desinflacionario fue mucho más que un logro económico. Fue el centro político de la hegemonía y la gobernabilidad de la gestión Milei. La desinflación “tranquilizó” a la sociedad. Funcionó como un mecanismo transversal que permitió un control indirecto y efectivo de la conflictividad social. En paralelo, construyó el perfil decisionista de Milei: su autoridad ante la sociedad. Por ello, si ese proceso entra en crisis, también entra en crisis el partido del orden macroeconómico que intenta con mucha dificultad instaurar el gobierno libertario.
–Un estudio reciente que hicieron con Pablo Touzón muestra que, aunque prevalece una percepción negativa sobre la economía, persiste una importante dosis de esperanza entre los votantes. ¿Cómo conviven actualmente estas emociones contradictorias?
–La sociedad está haciendo un esfuerzo inmenso para empujar las reformas de Milei. Es lógico que no se permita perder la esperanza en medio del río. ¿Cuál es el contrato electoral? La baja de la inflación. A Milei la sociedad le exige terminar con la inflación y lo dispensa de toda obligación institucional en ese camino. Por ello, cuando la inflación dio bajas sustantivas, los indicadores del gobierno con relación a la opinión pública dieron saltos concurrentes. Y también por eso, cuando la dinámica desinflacionaria se estancó o se revirtió, el gobierno vio resentida su evaluación social.
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–¿Qué emociones específicas considerás clave para entender cómo se puede definir el voto en las elecciones 2025 e incluso, si te animás a proyectar, hacia 2027?
–Milei ha fundado un oficialismo que se nutre de la idea de un cambio. La oposición todavía está organizada en torno a la idea de un retorno a un pasado que se ha desmoronado como un castillo de naipes. Por lo tanto, la clave para entender la elección del 25 y el proceso hacia el 27 es la capacidad o no de emergencia de una nueva oposición, que se rija por una lógica desanclada al pasado reciente, y que pueda disputar con Milei, de cara a la sociedad, el sentido del cambio en la Argentina. En el nuevo sistema político, no hay retorno a la democracia corporativa como eje de una convocatoria ciudadana que pretenda ser una alternativa dentro de una nueva política moldeada por las condiciones hegemónicas implantadas por Milei como “punto de partida” cultural del sistema. Por supuesto, la suerte de la experiencia libertaria se juega en la economía, pero atentos, porque sin una nueva política, vamos a un vacío peligrosísimo. ¿Qué sería una nueva política, entonces? Ocupar un espacio vacío en el escenario político actual: representar a la sociedad del posajuste.
El partido del orden: cómo la inflación organiza emociones y poder
Para la consultora Escenarios, dirigida por Federico Zapata y Pablo Touzón, el gobierno de Javier Milei logró instalar un nuevo tipo de vínculo emocional con la ciudadanía. No se basa en la institucionalidad, sino en el impacto psicológico de la baja de la inflación. Eso ordena el malestar, aplaza la bronca y activa una forma transitoria de esperanza.
“La desinflación tranquilizó a la sociedad. Fue el centro político de la hegemonía y de la gobernabilidad libertaria”, sostiene Zapata. “Si ese proceso entra en crisis, también entra en crisis el partido del orden macroeconómico.”
Entrega 3 y lo que viene
Esta nota forma parte de la Serie Dominical sobre emociones e identidad política en Córdoba.
Cada domingo, una voz interpreta el voto desde el sentir.
Lo que pasó:
Daniela Alonso – Ansiedad política y climas afectivos
Leer la entrega 1
Hernán Vanoli – Tecnoansiedad y cultura política en crisis
Leer la entrega 2