Mientras en San Isidro se desarrolla una edición más del Lollapalooza, hoy tendrá lugar en el Valle de Punilla una reversión del legendario Festival de la Falda, con la actuación de figuras como Luis Juez, Rodrigo de Loredo y Horacio Rodríguez Larreta, además de algún posible invitado incógnita. Intérpretes todos del repertorio electoral que ya conocemos, los comicios en esa ciudad serrana serán propicios para presentar un nuevo lanzamiento: el de Juez como candidato a gobernador de la alianza Juntos por el Cambio, que ya todos dan por seguro. De Loredo, en cambio, no revelará cuáles son sus aspiraciones, aunque quienes en los últimos días lo han visto darle me gusta a reels de artes culinarias, especulan con que el dirigente radical podría ser uno de los concursantes en la edición de Masterchef que comienza mañana.
Tan atado tiene su triunfo en La Falda la coalición opositora, que para los festejos habrían encargado la instalación de una barra donde Luis Juez y Rodrigo de Loredo se encargarían de preparar fernet, en tanto Larreta sería el responsable de que cientos de palomas sean liberadas y echen a volar como celebración del triunfo de Javier Dieminger, el actual intendente cuya reelección se descuenta, con el mismo rigor con que se descuentan los días de paro del salario docente. Como ‘golpe de efecto’ el alcalde de Buenos Aires tenía pensado llegar en un globo aerostático amarillo, pero se descartó la idea por temor a que el servicio de inteligencia estadounidense reporte el incidente como una intromisión china en Latinoamérica.
Hoy sería entonces el día en que se revelarían los resultados del trabajo de campo contratado para dirimir la interna entre los precandidatos de Juntos por el Cambio, una encuesta sobre la que recaen más dudas que sobre el arbitraje de Fernando Rapallini en el partido de Talleres contra Defensa y Justicia. Hay quienes insisten en que se trata de una puesta en escena; o que el cuestionario con el que se trabajó contendría preguntas capciosas, como por ejemplo: “¿Usted considera que tiene mejor imagen una persona jovial, simpática y de gran sentido del humor, o una indecisa, satelital y de mirada incriminatoria?”.
Por su parte, tal vez alentado por la presencia del octogenario Joe Biden en la Casa Blanca, Juan Schiaretti sigue firme en su vocación por constituir una opción de poder en Argentina y, así como el fenómeno Milei se arraiga en el electorado juvenil, el gobernador cordobés quizás busque el apoyo de los adultos mayores, un segmento cada vez más numeroso, sobre todo si observamos la plantilla de jugadores de los equipos de Córdoba. En ese sentido, un gran paso fue la foto en la que se lo ve junto a veteranos dirigentes que muchos criticaron por su avanzada edad, pero que aparentan ser émulos de Peter Pan si se los compara con Biden.
Bastante más joven que su par estadounidense, sin embargo, Alberto Fernández tuvo que ser internado esta semana por una hernia de disco, tal vez causada por el esfuerzo de sostener una economía que se desploma sobre sus espaldas. El índice de inflación de febrero hizo que el acumulado anual superara el ciento por ciento, lo que desató una ola de espanto que eclipsó el horror provocado por la noticia de que Alfa y Delfina Wagner sostenían un presunto noviazgo. Pasado el chubasco, muchos televidentes volvieron a ser subyugados por las alternativas de Gran Hermano, que podrá parecer una pavada pero que, al menos, los hace olvidar por un rato de que el kilo de costeletas cotiza a dos mil pesos.
A la pandemia, la guerra en Ucrania y la sequía, el presidente argentino ahora puede agregar en su lista de excusas la nueva crisis financiera global, que está haciendo tambalear todos los bancos y no sólo los del Parque Sarmiento. En tanto por aquí cunde el discurso de que hay que achicar el estado, otra vez se ha requerido la ayuda estatal para que el sistema no colapse, tal como ha sucedido desde 1929 hasta la fecha, a excepción del caso de Twitter, que para evitar el derrumbe recurrió a Elon Musk y… lo único que logró es que autenticar la cuenta de un usuario salga más caro que hacerle la ITV a los Rolls-Royce de Ricardo Fort.