Tomás Rodolfo Cuellar es reconocido como uno de los jugadores más destacados de la historia de Belgrano, más allá de que su vínculo con el deporte también haya tenido un antes y un después del fútbol.
‘Tito’, quien hoy cumpliría 80 años, fue primero un destacado basquetbolista y después un experto en hockey sobre césped. A esta condición la desarrolló siguiéndole la campaña a su hija menor, Soledad, quien arrancó jugando a los 12 años en Bajo Palermo y tres décadas después sigue vigente como integrante del equipo de Damas “B2” del Tala.
“Sole” define al club de Villa Warcalde como una “segunda casa”, ya que se incorporó a sus filas en 1999, casi siendo una veinteañera, tras haber representado en la Liga y en los intercolegiales al Colegio Mater Purísima.
Y cuenta que no es la única deportista de lo que ella llama “la familia grande” de los Cuellar: “Todos mis hermanos practicaron alguna disciplina. María Alejandra fue integrante del equipo de handbol de Unión Eléctrica, Pablo hizo rugby en La Tablada y Cecilia fue durante muchos años jugadora de vóley en Banco Nación”. Un auténtico polideportivo.
SIEMPRE PRESENTES. La jugadora del Tala con su papá “Tito” y su mamá Susana, testigos privilegiados de sus comienzos en el hockey.
“De los cuatro yo fui la que más disfrutó a mi papá en todo sentido”, afirma Soledad al hablar de su vínculo con el exdefensor y exentrenador que le dio su nombre a la tribuna más nueva y amplia que tiene el Gigante de Alberdi. “Con mi mamá (Susana) me iban a ver a los partidos y siempre llevaban la canastita con la comida para todo el equipo. Una vez jugamos en Embalse y alquilaron todo el fin de semana una de las cabañas que están al lado de los hoteles de la Unidad Turística, donde estábamos nosotras”, recuerda.
En el Tala, Cuellar fue rival de Soledad García (“era imparable”, refiere sobre la exdelantera de Universitario y del seleccionado argentino) y entrenadora en infantiles de Julieta Jankunas, actual integrante de Las Leonas. En la primera división, donde llegó a ser capitana, jugó hasta 2007, el año del fallecimiento de ‘Tito’ y del nacimiento de Tomás, su hijo mayor.
VIGENTE. El equipo de hockey de Tala en la categoría Damas “B2”, que tiene entre sus integrantes a la hija menor de ‘Tito’ Cuellar
De tal palo…
“A los tres meses él ya estaba al lado de una cancha de hockey”, cuenta Soledad sobre ‘Tomy’, quien le siguió los pasos primero en el Tala y luego en La Salle, donde el fin de semana pasado, en un amistoso con Universitario, debutó como arquero de la primera con apenas 14 años.
“Empezó al arco porque era vago y no le gustaba correr, y enseguida empezó a destacarse. En un momento quiso dejar el puesto y jugar al centro; se lo planteó al DT y a sus compañeros y al día siguiente le llegó la convocatoria para el seleccionado cordobés”, cuenta la orgullosa mamá.
Tomás, que fue premiado como mejor arquero en el último Torneo Interprovincial Córdoba-Rosario, tiene como entrenador a Ignacio Bardach (el hermano de las nadadoras olímpicas Georgina y Virginia), quien supo dirigir a Soledad en el equipo principal de Tala.
VARIOS COLORES. Soledad juega al hockey en Tala y sus hijos Tomás y Josefina, en La Salle. Carlos, su esposo, es directivo del Club Banco.
Desde el año pasado el hockey de La Salle también cuenta entre sus jugadoras a Josefina, la más pequeña de “la familia chica” que completa Carlos Roca, a quien ‘Sole’ define como “futbolero” y “fanático de sus hijos” como ella.
“Con Tomás no hubo opción, porque Tala hoy no tiene hockey masculino. En el caso de ‘Jose’, fue ella la que quiso jugar en el mismo club que su hermano. Es su decisión y la respeto, pero para mí es ‘durazo’. Yo la quería blanquinegra”, comenta con una sonrisa.
Las diferencias no terminan allí, ya que Carlos tiene su “corazoncito” en el Club Banco de Córdoba, donde integra la actual comisión directiva.
Donde hay plena coincidencia es en la identificación con Belgrano y en la ubicación que eligen en la cancha cuando tienen que alentar al Pirata: la Platea Tomás Rodolfo Cuellar. “Mis hijos no lo conocieron a mi papá y ese es el mayor pesar que tengo, pero realmente lo aman como si lo hubieran conocido. Para ellos, ‘el Abuelo Tito’ es su orgullo”, destaca Soledad.