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CóRDOBA
CUARENTENA Y POLÉMICA

La causa de Gill entre la interna peronista, los reclamos de la oposición y el hermetismo de la fiscalía

El positivo de coronavirus y la cuarentena del villamariense con cargo nacional desató un nuevo capítulo de la disputa en el sudeste provincial. El PJ dividido y el futuro incierto de una licencia que tambalea.

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OTROS TIEMPOS. Schiaretti con Gill, Bedano y Calvo en plena campaña en Villa María. Después, pasaron cosas. | Cedoc Perfil

“Nunca fue uno de nosotros, por eso va a ser el primero en desconocernos. Encima, los que venimos del interior sabemos que siempre te miró por arriba del hombro, como si fuera el alcalde de Nueva York”. La frase la dijo un schiarettista en diciembre pasado, a días del cambio de poder y hacía referencia a los días que vendrían para la relación entre El Panal y el intendente de Villa María, Martín Gill.

A seis meses de aquella sentencia, la frase del hombre con pasado como intendente y hoy parte del Ejecutivo provincial, se cumplió. La gélida relación entre el gobernador Juan Schiaretti y el ahora funcionario nacional en el ministerio de Obras Públicas es evidente. Y esta semana, con la polémica en torno a si rompió o no la cuarentena en la provincia con una visita familiar que aún tiene cabos sueltos, se vivió como un capítulo más de las tantas internas que tiene el peronismo en Córdoba. 

Un cumpleaños, varias sospechas. El martes, después del mediodía, el ministerio público fiscal en Córdoba difundió un comunicado donde señalaba que la fiscalía a cargo de Juliana Companys estaba investigando si Gill había roto el protocolo de reuniones familiares permitidas en Córdoba con el cumpleaños número 70 de su madre y con la asistencia de un número que excedía el permitido de hasta 10 miembros de la familia. 

A partir de ahí, por la forma en la que se viralizó el comunicado, en Villa María, la ciudad “fue un caos”, según graficó una fuente a PERFIL CORDOBA. Por los cruces, las aseveraciones y las sospechas de cómo jugaron todos en la prolongada interna PJ. 
En primer lugar, el comunicado oficial habló del domicilio de Carla Gill -hermana del secretario de Obras Públicas-, pero lo concreto es que la mujer tiene domicilio en Villa Nueva, no en Villa María. En la ciudad aledaña, la hermana del intendente en uso de licencia vive en Marcos Juárez esquina 1º de Mayo, del barrio Centro Empleados de Comercio. 

Sin embargo, el encuentro habría sido en el domicilio de los padres, la casa histórica de la familia en la ciudad de Villa María. 
La otra cuestión es el recorrido de Gill. Sobre el final de la otra semana, el funcionario estuvo en Florencio Varela y desde Buenos Aires vino a Córdoba capital para bajar el domingo pasado a Villa María. En el medio de esto, hubo por lo menos un hisopado antes de arribar a Córdoba. 

Y también existieron rumores sobre una presencia de Gill en una estación de servicios y una peluquería que los dueños de los propios establecimientos se encargaron de desmentir el jueves, tras un audio que se hizo viral y fue previo a la marcha de los simpatizantes de Cambiemos en todo el país que, en Villa María, tuvo la particularidad que un grupo se desprendió de la movilización para ir hasta la Municipalidad y pedir la renuncia de Gill. 

Reunión con el COE. Sobre el final de la semana, y cuando ya había funcionarios provinciales que señalaban que el ahora integrante del Ejecutivo nacional no había realizado la cuarentena como corresponde -el gobernador Juan Schiaretti dijo hace tres semanas que debían permanecer 14 días aislados todos aquellos que llegaran de zonas de transmisión comunitaria-, miembros del Concejo Deliberante en Villa María se reunieron con el COE Regional. 

Algunos integrantes de esa reunión contaron a este medio que Gill tuvo contacto con sus hijos, sus padres, familiares, secretarios personales y hasta con un odontólogo. Todos dieron negativo al primer resultado. Pero se sospecha que sea por la carga viral y es probable que vuelvan a hisoparse algunos de los 20 contactos estrechos.  

Una interna que enferma. En Villa María observan cómo hay intenciones de generar malestar en torno a la poco prolija actitud de Gill. Es más, hasta opositores que observaron en todo este tiempo la disputa entre Eduardo Accastello y Gill, no tardan en decir que hay algo de la mano del ministro de Industria y exintendente de Villa María en todo esto. 

“La duda es si se cortó solo o con el aval de alguien de arriba”, reconoció el viernes una fuente de la política villamariense. 
Y agregó que siempre el peronismo hizo el juego de los equilibrios en la ciudad que hoy gobierna el intendente interino Pablo Rosso.

“Cuando (José Manuel) de la Sota o Schiaretti estaban peleados con Accastello, el contrapeso vino por el lado de (Nora) Bedano apenas se separó de Accastello. Ahora, el PJ provincial hace lo mismo”, agregó. 

El factor Accastello no es menor. Desde que Gill se fue a la Nación, las cosas no fueron fáciles en la política local. Con siete concejales oficialistas, dos le respondieron siempre a Accastello -Daniel López y Juan Carlos Clavera- y son los que en los últimos meses amagaron con una escisión que no se concretó. Por el momento. 

Si se parte el bloque oficialista en el Concejo, hay problemas porque la oposición es homogénea y aglutina a cinco ediles liderados por Karina Bruno, la mujer del PRO que lidera una coalición con algunos radicales ‘M’. Y porque, pese a las diferencias internas, el peronismo así está cuidando la licencia prolongada de Gill. 

“Lo que no quiere decir que esas diferencias se vean a partir de 2021, según cuán unido esté el PJ en todas sus esferas”, cerró una fuente villamariense, apuntando a la unidad como condicionante de la estabilidad política en Villa María, con un Gill que no podrá ir por un nuevo mandato y deberá negociar. 


Una gestión observada por su impacto en Córdoba 
Desde que asumió como secretario de Obras Públicas de la Nación, la figura de Martín Gill creció en ámbitos nacionales. Sin embargo, en Córdoba es observado de reojo por cómo se mueve. “La pandemia le debe haber cambiado los planes, pero acá todavía no se vio el impacto de su gestión más allá del hospital modular”, señaló una fuente provincial que además suma la preocupación por los planes de trasversalidad con los intendentes que tiene Gill. 

A la Nación, Gill se llevó dos hombres de su confianza: Juan Carlos Ramírez, exsecretario de Obras Públicas en Villa María -también hisopado- y Lucas Pagliero, vinculado más al territorio. “El resto quedó cuidando el loteo”, dijo un peronista local. 

Ahora bien, en los últimos meses, los villamarienses observan cómo, ante cada visita oficial de la Provincia, hay más gestos a los funcionarios que cuidan la licencia de Gill. “Antes venían y no llamaban, ahora eso cambió”, reconocieron a este diario desde Villa María.

Y apuntan a un diálogo distinto de Schiaretti con la Nación y a la buena relación que tiene el gobernador con el ministro del Interior, Wado de Pedro, dirigente de buenos lazos con el propio Gill.