Verano hostil en Córdoba. La electricidad se corta a cada rato. En los medios se habla de la partida de Matías Suárez a River, dejando a Belgrano en un momento incómodo. Constanza Guerra tiene que tomar una decisión. Y aunque parezca fácil para muchos, lejos es de ser sencilla para ella. La resolución se estira más del esperado. Y eso la hace pensar mucho más de lo que quisiera.
Coti recuerda, entonces, cómo empezó todo. Hace siete años. Aquel primer día como DT. Le tocó, nada más y nada menos, que ser entrenadora del equipo de fútbol masculino de la Escuela de Aviación Militar de las Fuerzas Armadas. “¿Te animás a hacerlo vos?”. Esas preguntas desafiantes ante alguna indicación. Esas tardes de impotencia, de llanto. Y la satisfacción de haber dado vuelta la situación. Mientras está esperando por tomar esta decisión que le puede cambiar la vida, recuerda que hace unos días uno de aquellos jugadores que la hacían renegar, hoy la saluda amablemente. Los frutos de la perseverancia, dirá ella. Se hizo una DT. Y le gustó. Y fue por más. Esas lágrimas de tristeza e impotencia, hoy son de alegría.
Y esas mismas lágrimas se le vienen en esa noche donde debe tomar una decisión. ¿Cómo hago para decirles a las chicas que tanto confiaron en mí, a las que les decía que no se rindan, que soy yo la que se va?, se pregunta. Un cuestionamiento insoportable. Fines de enero. Muchos estados de ánimo. Constanza pasó por varias entrevistas de trabajo, pero se demoraba todo demasiado. Entonces, optó no aceptar lo del “Pirata”, por respeto a los tiempos con las chicas de Peñarol. Se lo comunicó a la psicóloga. “Me gusta hacer las cosas con tiempo”, le dijo. Pero minutos más tarde la llamó el coordinador del club de Alberdi. “¡Me dicen que dijiste que no!”, dijo sorprendido. Y comenzó su artillería de seducción. “Entiendo lo de los tiempos, te pedimos disculpas, pero acá te queremos”, expuso. Coti pidió 24 horas. Lo repensó. Y otra noche de ánimos alterados e indecisiones. Nervios. Las vacaciones que no fueron vacaciones. “La vida misma me ha puesto desafíos para crecer, para avanzar y para marcar una ruta para los que vienen después”, se dijo, y se convenció: era el momento de dar el salto.
“Hasta que les dije que sí, después de pensarlo mucho, pero les pedí que no lo publicaran en ningún lado hasta que no hablara con mis chicas de Peñarol”, le contó a PERFIL Córdoba.
El anuncio. Fue en la casa de María Belén. Había mates y tortas fritas. Todas las chicas habían sido citadas a través del grupo de WhatsApp para ese jueves. “Chicas, les tengo que contar algo...” Y la noticia fue una bomba para las pibas de Peñarol. Constanza lloró. Ellas también. Pero después todas, juntas, se abrazaron en un abrazo infinito. Le desearon suerte. Y les pidió por favor que el grupo no se desarme.
Días más tarde, la foto de Guerra en Belgrano se hizo viral, estaba haciendo historia: el club de Alberdi tenía a la primera DT mujer de su club.
“Me lloré la vida”
“Cuando le conté a las chicas de Peñarol me lloré la vida, ellas también. Teníamos muchas ilusiones. Pero era un paso que no podía desaprovechar. Costó salir porque era momento de obtener los frutos del trabajo de años. En Belgrano me recibieron muy bien, estamos trabajando fuerte”, narró Constanza Guerra a PERFIL Córdoba sobre esa decisión a comienzo de año de dejar a Argentino Peñarol para transformarse en la primera mujer DT de Belgrano, comandando el equipo de fútbol femenino del club. Tras el anuncio recibió salutaciones por doquier. Incluso de aquellos primeros dirigidos que le complicaron la vida.
Constanza está haciendo historia en este gran desafío, pero explica: “En Córdoba todavía estamos lejos de la profesionalización. Las chicas solventan la disciplina. En Belgrano tenemos un apoyo que no sucede en los otros clubes”.