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TURISMO DE AVENTURA

La hermana sagrada de Machu Picchu, Choquequirao

A 169 km de Cusco, este imponente sitio arqueológico a diferencia de la ciudadela de Machu Picchu, se puede recorrer casi en solitario. Esta ciudad perdida en la selva se estima que fue un importante centro religioso, comercial y cultural de la región.

Choquequirao
A 3.100 metros de altura se levanta la ciudadela de Choquequirao, hermana sagrada de Machu Picchu. | CEDOC PERFIL

El complejo arqueológico Choquequirao es reconocido como la ‘hermana sagrada’ de Machu Picchu, debido a las semejanzas arquitectónicas que existen entre ambos sitios.

La ciudadela se encuentra a 169 km de Cusco y resulta cada vez más interesante a partir de su espectacular entorno natural, de su historia y sobre todo porque no lo visitan grandes masas de turistas.

En quechua, el nombre de la ciudadela significa ‘cuna de oro’ y en la cosmovisión inca, ‘donde nace lo sagrado’. Al parecer, los incas entendían que el lugar se encontraba cerca de los dioses, ya que reposa estratégicamente en la cima de una montaña, a más de 3.000 metros de altitud.

Para los incas, las montañas eran sagradas y es por eso que ubican sus ciudadelas más importantes en la cima de estas. 

Según los arqueólogos, Choquequirao además de ser una de las ciudades sagradas, era un lugar de paso entre la capital del imperio, Cusco, y la selva. Durante la época colonial, se transformó en el símbolo genuino de la resistencia incaica, ya que fue el lugar donde se refugiaron en 1572 frente al avance de los conquistadores.

El mismo arqueólogo que redescubrió Machu Picchu, Hiram Bingham, fue quien llegó a la ciudadela en 1909. 

Por su ubicación, esta ciudad perdida en la ceja de selva es considerada estratégica, y se estima que fue un importante centro religioso, comercial y cultural de la región donde vivieron entre 8.000 y 10.000 mil personas.

Posee edificios, terrazas, plataformas, plazas ceremoniales, templos, depósitos, canales conectados por largas escaleras y una importante red de caminos, todos ellos obra de la clásica genialidad inca que construyó sin romper con el entorno natural.

¿Cómo llegar?

La experiencia comienza mucho antes de pisar sus andenes: el recorrido –de cuatro o cinco días de ida y vuelta, según el estado físico del caminante– comienza en Cusco.

Desde allí, se debe tomar un transporte hasta el poblado de San Pedro de Cachora, un lugar colonial prácticamente levantado en adobe con solo 3.000 habitantes, donde nace un camino de aproximadamente 31 kilómetros, hasta llegar a Choquequirao. 

Pero, el viaje se hace en etapas. Una vez en Cachora, se debe caminar por dos horas hasta el pueblo de Capulliyoc, a más de 2.900 metros sobre el nivel del mar, desde donde parte un camino de nueve horas, en bajada, hasta Playa Rosalinda en el margen izquierdo del Río Apurimac (que significa ‘el que habla’, por el ruido que hace). Este es el primer lugar donde se recomienda descansar y acampar.

Una vez descansados, se cruza el río a través de un puente y hay que caminar tres horas hasta Santa Rosa. Desde aquí hasta Marampata hay solo dos horas, pero son las más complicadas, por el relieve del camino y las altas temperaturas.

La puerta de Choquequirao está justamente en Marampata y de ahí en más, el camino es más sencillo. La ciudadela está emplazada a 3.100 metros sobre el nivel del mar y deja impactados a los turistas por su extensión.

Una última caminata

Una vez en la ciudadela, tras una caminata de 45 minutos a través de unas empinadas escaleras que atraviesan los andenes de cultivo (propios de las construcciones incas), se llega a ‘Las Llamas del Sol’, un mirador muy especial.

Desde ese lugar se pueden apreciar las figuras de 24 animales, que eran considerados sagrados por los incas, esculpidas en las piedras de las terrazas y que miran todas al norte.

El esfuerzo en este sendero es compensado con una travesía capaz de conjugar la diversidad natural de Cusco con los misterios y la complejidad de una cultura milenaria.

 

Datos generales

Clima: cálido y semifrío.

Temperatura promedio: 17° C.

Temporada recomendable: de abril a octubre.

Tiempo: entre cuatro y cinco días (según el estado físico de los caminantes).