En El Panal hay un moderado optimismo con el impacto del coronavirus en Córdoba. De hecho, la frase del gobernador Juan Schiaretti durante la semana, señalando que “el brote está controlado” llevó tranquilidad a varios sectores.
Por lo tanto, y sin apartarse de la cautela, en la cúpula del Gobierno provincial se piensa en una fase 5 pero desde los términos políticos o económicos, más allá de los sanitarios. “La ‘nueva normalidad’ del Gringo”, como dijo el viernes por la tarde un funcionario provincial en diálogo con PERFIL CORDOBA, cuando ya se conocían más flexibilidades en el sector comercial, ámbito desde donde salieron las principales críticas en las últimas semanas.
Entonces, contenido el virus en la capital provincial, y sin casos desde hace varios días en muchas ciudades del interior, la Provincia empezó a trabajar en un sistema de alertas en los sectores vulnerables. En estas zonas hay una articulación entre los peronistas con territorio para que, ante la sospecha de un caso o persona con síntomas, el referente barrial avise y el COE desembarque. “Puede ser la persona a cargo del merendero, el cura de la parroquia, el que recibe el plan, el pastor… el que sea. Avisa, se da la alerta y se aplica el protocolo”, reconoció a este medio un peronista con peso en la Ciudad.
De esta manera, en el marco de la nueva normalidad y en la previa a la fase 5 desde lo sanitario, el oficialismo provincial reconfiguró el GPS pensando en un segundo semestre que demandará contención. De los dos tipos: política y económica. La primera, para rescatar a los descontentos que dejará la pandemia; la segunda, por la necesidad de reestructuración que necesitan las finanzas en Córdoba, además de las demandas de los intendentes.
Todos adentro. En la Provincia están los que creen que el COE entró en una etapa de desgaste y es por ello que los anuncios de las flexibilidades en los últimos días fueron distintos. De hecho, Schiaretti encabezó algunos y al resto los administró él.
Desde el Centro Cívico reconocen que la contención también se debe dar desde lo político. Reconstruir el diálogo con algunos intendentes con los que hubo tensión en el último tiempo y atender el reclamo de aperturas de actividades que piden. Siempre y cuando lo hagan dentro de la institucionalidad.
La atención a esto es económica y también política. La interna del PJ aún no se resolvió, y si bien en la cúpula provincial creen que habrá acuerdos de unidad con Schiaretti encabezando y acordando algunos lugares con los representados por el senador Carlos Caserio, insisten con que la lapicera para la rúbrica está en El Panal.
Además, un conocedor del clima peronista detalló que se avanzó en la afinidad de vínculos con el Gobierno nacional y un escenario que demuestre ello será el Congreso. En este intercambio de necesidades de fondos para Córdoba a cambio de respaldo legislativo, las charlas entre el jefe del bloque del FdT, Máximo Kirchner, y el cordobés schiarettista Carlos Gutiérrez, avanzan.
Al que se agrega otro nexo con los despachos porteños que sumó el schiarettismo en el último tiempo: Jorge ‘el Zurdo’ Montoya. Hay conformidad en el Centro Cívico con las puertas que abrió el otrora colaborador del exgobernador José Manuel de la Sota. “Esos puntos de contacto, están OK”, coincidieron dos peronistas en la semana.
Con el Senado en manos de Cristina Kirchner, Diputados se convertirá en el verdadero centro del poder desde 2021 y hay varios cordobeses que podrían jugar más las fichas a la boleta de la Cámara baja que a un desembarco en el recinto que comanda la expresidenta. Y a este análisis, también lo hicieron las altas esferas del PJ cordobés.
Cuestión capital. La ciudad fue otra de las discusiones del peronismo en la semana. Distintas fuentes del PJ capitalino coinciden con que el futuro de todos está atado a una buena gestión de Martín Llaryora en la ciudad. “Se arrancó por los ajustes que venían desde la Provincia y se sabía que iba a ser así; ahora, todos unidos”, detalló también un peronista que no forma parte de la estructura de Llaryora en la ciudad.
El perfil en alza del intendente en el reclamo por los subsidios al transporte es otro de los interrogantes acerca de si existe o no un aval de Schiaretti para la embestida. Y hay una porción del PJ que cree que sí; sobre todo por el momento en el que se hizo. “No se aguanta más y se empieza a flexibilizar, entonces no podés tener la ciudad parada”, agregó una fuente del Concejo.
El factor oposición. Con un arco opositor preocupado en sus propias internas, algunas críticas que se lanzan con vehemencia desde los rivales de Hacemos por Córdoba, incomodan a los oficialismos de Provincia y Municipio.
La discusión por la reestructuración de la deuda alienta otra semana tensa en la Unicameral y es por ello que, hace unos días, a un alto funcionario provincial le pidieron aval para empezar a devolver con el archivo a Cambiemos y el dirigente dijo que no es el momento. Por ahora, la preocupación es adelantarse en la agenda y mirar si existe la chance del surgimiento de un outsider que aliente y surja como fruto de la tensión peronista.