Cuando a Serena Pereyra Giubbani la bautizaron con ese nombre le auguraron un destino. Y ella lo afrontó desde un inicio sin temores ni presiones, sino con la pasión que el deporte provoca. Tal es así que la cordobesa, que nació el 13 de noviembre de 2004, es una de las joyitas emergentes del tenis nacional, recientemente obtuvo el Sudamericano Juvenil de Tenis y llegó al Mundial de República Checa, donde representará a la Argentina en el equipo sub-14, en agosto.
Lleva el nombre de su referente en el deporte: Serena Williams. Su papá Alberto es admirador de la norteamericana ganadora de 39 títulos de Grand Slam (23 en forma individual, por lo que tiene el récord tanto entre mujeres como en varones). Y por eso, la cordobesa lleva la “carga” de ese nombre.
Ojo, no le teme. A tal punto que cuando le preguntan cuál es su sueño responde rápidamente: “Ser la número uno del mundo. También jugar el Orange Bowl y ganarlo”. Cabe destacar que el Orange Bowl es uno de los más prestigiosos torneos juveniles, que en su momento lo ganaron Gabriela Sabatini y Patricia Tarabini.
La juvenil de 13 años relató, en diálogo con PERFIL CORDOBA, que siempre ve los partidos de la hermana menor de las Williams. Le gusta observar cómo se mueve, cómo le pega, para aprender. “Me gusta mucho mi nombre y saber que lo llevo por ella. Me encanta verla jugar en la tele, miro cómo son sus tácticas de juego”, explica Pereyra Giubbani, aclarando que también es de ver mucho a Roger Federer y Rafael Nadal.
¿Pero cómo empezó su amor por el tenis? “Un día mi papá llevó a mi casa unos guantes de boxeo y una raqueta de tenis y yo elegí los guantes. Pero me quedaban grandes entonces probé con la raqueta. Me gustó y empecé a jugar. Tenía tres años y nunca más paré”, narra la cordobesa que se destaca por su fuerte drive y el revés, y por esa razón se siente más cómoda jugando en canchas rápidas.
Sueño mundial
Más allá de sus sueños, su cabeza hoy está en la preparación para lo que será el Mundial en República Checa. Y también, como sucede en Argentina con los deportes que no son el fútbol, encontrar sponsors. “Es una gran oportunidad que tengo que aprovechar. Además, estoy feliz porque voy con mi mejor amiga, que es Solana Sierra, la número uno de Argentina (Serena es la 2 en el ranking argentino de la categoría). Me entiendo muy bien con ella y así el equipo es más fuerte”.
Sierra es de Mar del Plata y se conoce con Pereyra Giubbani desde los seis años, donde se hicieron amigas producto de que coincidieron en diversos torneos infantiles. “El tenis me gusta mucho y no quiero dejar de jugarlo. Es muy lindo”, cuenta la piba que entrena todas las tardes en el Tortuga Tenis junto a su profesor Ernesto y no para de soñar con un futuro prometedor y el legado de Serena.
Córdoba proyecta una gran camada de tenistas mujeres
Juan Pérez es el presidente de la Federación Cordobesa de Tenis y conoce como pocos la coyuntura de este deporte. Por ende, su palabra es autorizada a la hora de analizar el presente tenístico de Córdoba. En ese marco, el directivo contó: “El tenis de Córdoba está en un momento que no escapa de lo que es la problemática nacional. Está como amesetado, no crece porque la dirigencia anterior de la Asociación Argentina de Tenis no supo aprovechar haber ganado la Copa Davis, un hecho deportivo impresionante.
Y en vez de haber más jugadores, hay menos. Lo mismo pasa con los sponsors, hay menos. No se aprovechó el viento de cola”. Un análisis crudo y certero.
—¿Cómo se está trabajando, en consecuencia, desde la FCT para incentivar a los más chicos en el tenis?
—Es el objetivo principal de la Federación, promover el deporte. Colaborar con la logística de los torneos para que los jugadores se desarrollen.
—A propósito, se habla mucho de Serena Pereyra...
—Es una gran jugadora, aguerrida, que no le mezquina entrenamiento, va al frente. Tiene una proyección muy grande. Salió campeona sudamericana con el equipo argentino, clasificó para el torneo Mundial, al que también va a ir Luciana Moyano. Dos jugadoras de Córdoba nos van a representar a nivel mundial. Tenemos una gran camada de jugadoras muy buenas. El caso de Luna Morini que terminó el año pasado número 1 en sub-16, Serena Pereyra número 2 en sub-14, Luciana Moyano número 1 en sub-12. Después está Josefina Padulles, que ahora no está jugando pero también terminó el año dos o tres en el país. En mujeres hay una cantera muy buena en Córdoba. También está Camila Romero, que ahora está lesionada, pero tiene una proyección impresionante.
—¿Por qué hace varios años que Córdoba no tiene una gran referente en el tenis?
—La base está. Muchas veces para todos los jugadores sudamericanos es muy difícil. Para dar una idea: este año en femenino hubo sólo dos Future, y va a haber uno o dos más, uno de esos va a ser en Córdoba. Es decir que no hay gran cantidad de torneos en Sudamérica, y eso dificulta.