Actualmente, el Complejo Esperanza alberga a 160 jóvenes. Fueron incorporadas 60 socioeducadoras para acompañar a los menores durante el encierro. PERFIL Córdoba consultó al director del Complejo y subsecretario de Niñez, Adolescencia y Familia de la Provincia, Antonio Franco.
—¿Qué se hace con la violencia entre los jóvenes del Complejo Esperanza?
—Si nos ponemos anteojeras y visualizamos el problema solo al interior del Complejo no vamos a dar en el clavo. Esta es una instancia del proceso socioeducativo. Si abordamos el problema seriamente, habría que ver, primero, qué pasó con la familia o qué pasa en el barrio, con las bandas. Los jóvenes no se embanderan dentro del Complejo. Son bandas que vienen armadas, de Marqués Anexo, Yapeyú, Villa El Libertador…
—¿Cómo trabajan con los chicos más problemáticos?
—Preventivamente, tratamos de separarlos para hacer un proceso individual. Al chico lo recibimos por una orden del Poder Judicial. Nosotros no determinamos quiénes tienen que venir. Tampoco cuánto tienen que permanecer. Nuestra tarea es muy efímera por el tiempo que tenemos. No podemos llegar al fondo del alma de ese chico. Intentamos armarle un proyecto de vida, con la voluntad que él tenga.
—¿Qué peso tienen los guardias en el sistema?
—En la antigua estructura el personal de asistencia y contención más que guardias eran personal de contención. Cuando llegaron las educadoras sociales, ellos fueron desplazados. Hubo una crisis seria. Cuando se prepara un programa de arriba para abajo, no se prepara el terreno. Este cambio se hizo a partir de una resolución del juez (José) González del Solar por un habeas corpus que se tramitó. Hacerlo de ese modo es entrar con los tapones de punta. Ahora los tapones de punta ya no duelen, entonces estamos tratando de armar equipos.
—¿La conducción tiene una concepción militarista?
—En el proceso educativo alguien tiene que poner límite. Al chico lo queremos reinsertar en la vida cívica, con valores ciudadanos. Las educadoras sociales, por su perfil de mujer, tratan de ir más al diálogo. El varón cumple el rol de poner orden. ¿Con quién confrontan más los chicos? Con el que pone límites. Este año se hizo un proceso de selección transparente con participación del Colegio de Psicólogos, de las universidades. De ahí surgió el orden de mérito con las personas más idóneas. Esto trajo aire fresco.
—¿Hay hipocresía en los jueces del fuero Penal Juvenil? ¿Prefieren mantener a un menor en encierro por temor a que reincida?
—Sería injusto generalizar. Hay gente que trabaja con honestidad, que busca la equidad. Y también hay otros que trabajan pour la gallerie
GONZALEZ DEL SOLAR: "LOS GUARDIAS SIGUEN SIENDO LOS DUEÑOS"
Entre 2014 y 2016, el juez Penal Juvenil José González del Solar tramitó un habeas corpus colectivo correctivo presentado por legisladores de la oposición en relación a la infraestructura edilicia y recursos humanos del Complejo Esperanza. Al cabo de ese tiempo, fijó una serie de condiciones a cumplir por la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia. Entre ellas, una fue incorporar socioeducadoras para cumplir con el principal objetivo institucional de recuperar, educar, socializar a los menores en conflicto con la ley penal.
PERFIL Córdoba consultó al magistrado sobre si ese objetivo se cumple, a la luz de la experiencia que exponemos en este informe.
—¿Cómo debe responder el sistema ante un chico que en el encierro evoluciona negativamente?
—No hay atención posible ni en internación ni en forma ambulatoria si no se cuenta con el concurso del adolescente a quien va dirigido el trabajo. No puede estar en mera pasividad y menos en contra de lo que se intenta para producir una recuperación en él. El sistema debe insistir poner lo mejor de los recursos para persuadirlo a que se sume al trabajo común para salir adelante
—Cuando ocurren hechos de violencia, ¿qué se debe hacer?
—En los hechos de violencia entre los mismos adolescentes o de ellos contra los responsables de su cuidado o educación hay que utilizar primero un método disuasivo; pero luego, si no da resultado, la contención por vía compulsiva, porque hay que preservar a las personas e instalaciones
—Ud tramitó un habeas corpus, se han incorporado socio-educadoras, no obstante ello ¿el perfil sigue siendo militarista?
—En un primer momento, después de que el habeas corpus fijó ciertos señalamientos, en el Complejo Esperanza se vieron cambios importantes. Sin embargo, la misma debilidad en la autoridad ha llevado a que siga siendo un ámbito de dominio del personal de guardia, que sólo debería prestar un servicio auxiliar. Con sus manejos, el personal de guardia lleva a que las tareas de las educadoras se vean minimizadas. La percepción que uno tiene a la distancia es que se está lejos de cumplir con el objetivo que es brindar un servicio socioeducativo. Hasta ahora, lo socioeducativo está solo en el nombre, la intención y en algún intento pero estamos muy lejos porque siguen siendo los dueños los guardias. Y esto es atribuible a la debilidad en la autoridad pública.