“El acuerdo al que llegó el radicalismo para la conformación del comité nacional es muy difícil que pueda plasmarse en Córdoba. Allá entienden el juego; acá seguimos en la ‘chiquita’. Dejamos pasar una oportunidad histórica teniendo el radicalismo más importante del interior del país”. La frase pertenece a una persona que mira con objetividad y toma distancia de aquellos que muestran un optimismo forzado a la hora de hablar de unidad.
En Buenos Aires se produjo un acuerdo entre el sector que lidera el gobernador jujeño Gerardo Morales y los que se alinean detrás de la figura del senador nacional Martín Lousteau. Con el punteo sobre la mesa, el parlamentario declinó sus intenciones y trata de negociar junto a su entorno una chance que parece difícil: que Rodrigo de Loredo sea el líder del interbloque de Juntos por el Cambio. Algo con escasas chances, ya que el cordobés no pudo mover a Mario Negri de la conducción de la bancada radical, debió armar otro bloque y, además, en el caso de que el veterano dirigente deje ese rol, el PRO irá por ese cargo.
El espacio amarillo con Cristian Ritondo a la cabeza quieren conducir el interbloque y es la discusión que se viene.
De todas maneras, al margen de eso, la unidad en el radicalismo cordobés se dificulta por lo que sucede en los dos poderes legislativos: la Unicameral y el Concejo. En la primera, hay dos bloques con radicales, quienes conducen ambas bancadas no tienen intenciones de conformar la unidad parlamentaria. Pero, además, algunos empiezan a plantear más fracturas de cara al 2022.
En tanto, en el Concejo ahora son cuatro bloques distintos los que albergan a dirigentes del radicalismo. Porque en la semana, y después de una decisión que se extendió, pero que podría conllevar una judicialización, asumió Lucas Balián, el reemplazante de De Loredo y armó bloque unipersonal.
El hombre que responde a Javier Bee Sellares –por ende, al gobernador correntino Gustavo Valdés- no fue a parar al bloque mestrista ni se sumó con el deloredista Esteban Bría, dueño de otra bancada unipersonal.
Y así se impuso a la mestrista Mariana Jaime, con una disputa que terminó con escándalo el jueves en el Concejo.
Con lo cual, al igual que en la Unicameral, el escenario pinta para más distancia que para la unidad que pregonan algunos.