Con el lema “América y el futuro del español. Cultura y educación, tecnología y emprendimiento”, el evento -que será inaugurado por Mauricio Macri y el Rey Felipe VI de España- reunirá a unos 250 escritores, académicos y personalidades de la cultura y se estructurará en torno a cinco ejes temáticos: “El español, lengua universal”, “Lengua e interculturalidad”, “Retos del español en la educación del siglo XXI”, “El español y la sociedad digital” y “La competitividad del español como lengua para la innovación y el emprendimiento”.
Invitados como Mario Vargas Llosa, Martín Caparrós, Jorge Edwars, Jorge Volpi, Rafael Cadenas, Joaquín Sabina y Elvira Sastre, se darán cita en nuestra ciudad entre el 27 y el 30 de marzo próximos.
En diálogo con PERFIL CORDOBA, Darío Villanueva se refirió a las líneas de trabajo del Cile 2019.
- ¿Cómo van a abordar el cambio tan vertiginoso que hay hoy con el lenguaje, tan vinculado a la tecnología?
- Una de las líneas es la educación, donde vamos a relacionarla con el universo digital. Los estudiantes viven inmersos en el mundo de la red y eso modifica su manera de relacionarse con la lengua, de aprender y de adquirir información. Presentaremos una plataforma de servicios lingüísticos con toda la información del español para responder preguntas y dudas no solo de alumnos sino también de profesores. Pero, además, hay que pensar en que hay hechos novedosos en la lengua, que son muy efímeros y que tienen un recorrido muy breve.
- ¿Por ejemplo?
- En España, hace diez años se puso de moda la palabra “pagafantas”, para designar al muchacho que, para congraciarse con las chicas, las invitaba a gaseosas Fanta. Hoy le dices a los jóvenes “pagafantas” y no saben qué significa. Yo les llamo palabras globo, porque suben muy fuerte pero luego se desinflan, caen y desaparecen. Entonces hay que tener cierta reserva, esperar
a ver si las cosas cuajan o no. Siempre las jergas juveniles se han renovado de una generación a otra.
- ¿Con la tecnología esto se ha potenciado?
- Sí, pero la tecnología también es muy efímera. Son cosas que ocurren y que desaparecen. Me sorprende mucho el disgusto que la gente se lleva cuando aparece algo en la red que los afecta porque al día siguiente ya no se recuerda y hay otra cosa, igual de escandalosa, tapando el agujero de la anterior. La red es un terreno de gran fluidez, no tiene sustancia solvente y continuada por lo tanto contiene hechos de lengua efímeros. Algunos pueden llegar a cuajar, pero si cuajan es porque los hablantes lo quieren. La lengua es propiedad de quienes la hablamos y si hay un consenso generalizado en relación con un determinado cambio, acaba imponiéndose.
- ¿El lenguaje inclusivo es una moda pasajera o ha venido para quedarse?
- Creo que hay cosas que tienen visos de ser, no diré modas pasajeras, pero sí propuestas llamadas a no tener mucho recorrido. Además, mezclan cuestiones ortográficas con cuestiones léxicas e incluso gramaticales y cada una de ellas debe tener un tratamiento distinto. Por ejemplo, utilizar la arroba para neutralizar la diferencia entre el masculino de la “o” y el femenino de la “a”, creo que es una solución falsa, porque las letras tienen que representar sonidos, ¿y cómo se representa un arroba?
- Bueno, eso ha evolucionado y se ha cambiado la arroba por la letra “e”...
- Claro, pero es curioso lo que está pasando con la “e”, porque, por ejemplo, hemos considerado que decir Presidente con “e” excluye a la mujer y decimos “Presidenta”; sin embargo ahí estaba ya la “e”. En cambio ahora parece que la “e” es la solución para evitar la exclusión. Hay enormes contradicciones. Me gustaría que hubiera un poco de respeto hacia la lengua, que la tratáramos con una mentalidad casi ecológica. Es un sistema de equilibrios y si lo alteramos por una parte se nos descompone todo el conjunto. Las experiencias que ha habido con el intento de modificar el idioma por una pulsión de origen ideológico ha fracasado siempre, porque la lengua es de los hablantes y estos, aunque no se manifiesten o protesten, tienen un sentido del idioma que les pertenece y procuran respetarlo, incluidas muchas mujeres que comentan que no se sienten identificadas con algunas manipulaciones del idioma. Creo que la visibilidad de la mujer y la igualdad son un asunto de leyes y de prácticas sociales y no de palabras. Si el mundo se arreglara prescindiendo de las palabras que reflejan cosas indeseables, sería muy fácil de solucionar.
- ¿Está previsto en este Congreso abordar el tema del lenguaje inclusivo?
- Hay una línea de trabajo que engloba esta cuestión, que se refiere a lo que se llama la corrección política en el lenguaje, que es un fenómeno más amplio. A mí me llegan, como director de la Academia Española, continuamente propuestas de personas o de grupos, para que se retire del diccionario una palabra porque consideran que es inconveniente. Y eso es censura. Pero el diccionario no puede tener solo palabras bonitas. Porque a las palabras las usamos también para insultar y para ser canallas, no solo para ser personas correctas. Las palabras tienen que estar en el diccionario, no es obligatorio utilizarlas, pero tienen que estar documentadas y nosotros ahí sí que no vamos a ceder nunca. No vamos a censurar la lengua de todos, que es el español.-
Costos
Si bien aún no está definido el costo que tendrán las inscripciones a las actividades académicas, se estima que no superarán los 50 dólares, que es lo que promediaron en ediciones anteriores. En tal sentido, los organizadores señalan que a mediados de noviembre se habilitará la plataforma para inscribirse al congreso.