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ANÁLISIS Y PERSPECTIVAS

Libertad negativa o positiva

1-11-2020-Logo Perfil
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Se ha considerado que la igualdad de oportunidades se logra mediante la no intervención del gobierno, quedando su papel reducido a garantizar la “libertad negativa”: de expresión, religiosa y garantía de la propiedad. La igualdad de resultados requiere la intervención del Estado con la ejecución de programas de bienestar para pobres y la instauración de impuestos progresivos.

El contractualismo contemporáneo no solo no centra sus investigaciones en el proceso histórico del nacimiento de la sociedad sino que, por el contrario, el interés mayor es ahora analizar la lógica interna de los procesos de toma de decisiones y los procesos de resolución de conflictos.

No se enfoca tanto en el contenido del contrato sino en la forma en que ese contrato se elabora. John Rawls, por ejemplo, hace hincapié en la posición ideal de los contratantes (velo de la ignorancia), posición desde la cual no pueden saber qué lugar van a ocupar con posterioridad al contrato mismo, y que facilita tomas de decisiones justas.

Admitiendo que, cubiertos por el velo de la ignorancia, se conviene que la libertad positiva es superiormente justa, ¿cómo se justifican los impuestos progresivos, si éstos tienden a reducir la recaudación fiscal? El contrato a que se arriba es imperfecto. El citado velo garantiza entonces el desconocimiento de la posición posterior al acuerdo; la ignorancia de las consecuencias resultaría en un convenio injusto.

Jürgen Habermas, por otro lado, se centra en lo que él llama “condiciones ideales de diálogo”, para la comunicación social y política. La condición mínima necesaria para llegar a un acuerdo incluye el postulado de no violencia (el proceso de debate deja de ser racional cuando se hace bajo amenaza), que exige que los actores del debate deben tener igual acceso a la información y seriedad (voluntad real para llegar a un acuerdo).

Admitiendo otra vez que, cubiertos por el velo de la ignorancia, se conviene que la libertad positiva es superiormente justa, ¿cómo puede interpretarse como un acto pacífico la propuesta del Impuesto a la herencia? ¿Se debe aceptar la amputación (sí, amputación) de un tercio de todo lo que, teniendo apreciación económica, vaya a dejar a mi hijos y nietos? ¿Cómo no dudar que el que propone el exabrupto no tiene información de la que yo no dispongo?  Y por fin, ¿cómo asegurar una acuerdo con quien ejerce la violencia de un eventual cercenamiento de un tercio de mis futuros eventuales bienes?

Mientras los partidarios de la igualdad de resultados pretendan horadar los ingresos fiscales con impuestos progresivos (puedo estar del lado de los pobres), amenazar con que el Estado se quede con un tercio (o más) de mi incierta hacienda o sean sospechados de saber que tendré algo para legar, no habrá acuerdo posible.

Gestor de patrimonios financieros y Contador Público
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