En los últimos días, el gobernador Martín Llaryora profundizó un cambio de tono público hacia el Gobierno de Javier Milei. Tras encuentros con funcionarios nacionales —entre ellos el ministro del Interior, Diego Santilli, y el jefe de Gabinete— desde el Centro Cívico describen la relación como más “colaborativa” y apuestan a una etapa de diálogo que permita coordinar políticas económicas, que desde Córdoba consideran indispensables poner en práctica, tales como medidas de estímulo y reducción de cargas fiscales. “La macro está en orden, pero no hay derrame hacia la gente”, señalan.
El gesto más visible de Llaryora fue el envío, el viernes pasado, del Presupuesto 2026 a la Legislatura que incluye, según el Ejecutivo provincial, un “plan histórico de reducción de impuestos”. El paquete propone rebajas en Ingresos Brutos, alivios en el inmobiliario urbano y rural y múltiples exenciones y beneficios para pymes y sectores estratégicos.
El Gobierno provincial anunció una poda impositiva de más de US$ 600 millones y plantea que la medida busca “estimular la inversión” y acompañar la reactivación que aguardan desde Nación. Sin embargo, Llaryora se trazó el objetivo de mostrar a Córdoba como un polo de inversiones, ante la escasez de anuncios por parte de Nación. De hecho, en la jornada de mañana recibirá a directivos de Mercado Libre, que invertirá en centros de distribución en Villa María y Río Cuarto, mientras que el miércoles será el turno de anunciar una inversión para ampliar el Aeropuerto Ambrosio Taravella por parte de la empresa Aeropuertos Argentina 2000.
Llaryora se encargó en la semana de difundir el amplio menú de rebajas que propuso el ministro de Finanzas, Guillermo Acosta, en el Presupuesto: reducción de alícuotas para pequeños comercios, alícuota cero para ciertas actividades promovidas, exenciones regionales y estímulos a la inversión productiva.
En el Centro Cívico estiman que el paquete implicaría una merma relevante de recursos, aunque las autoridades resaltaron que se proyecta hacerlo sin “recortes indiscriminados” en educación y obra pública. Esas definiciones técnicas y fiscales son, por ahora, el eje de discusión ante la Legislatura.
Cómo sigue la relación con Milei
Para la Casa Rosada, el gesto de Córdoba es un guiño. Fuentes oficiales registraron la coincidencia de Llaryora con el diagnóstico de “menos presión tributaria” y con la expectativa de que la macroeconomía pueda crecer en 2026. En entrevistas con medios nacionales, el gobernador dijo confiar en la previsión de recuperación y en la necesidad de “cuidar a los cordobeses” mediante estímulos que faciliten la inversión. Esa sintonía política, realzada en encuentros en Casa Rosada, fue interpretada como la construcción de canales formales de diálogo entre el Ejecutivo nacional y Córdoba.
¿Qué dicen desde el Panal? “Siempre estuvimos abiertos al diálogo y así vamos a continuar. Los que fueron y vinieron fueron ellos”, sostienen las fuentes consultadas respecto a la nueva etapa que se abre en la relación Nación-Córdoba. En concreto, lo que dicen cerca del gobernador es que el gobierno nacional, con sus idas y vueltas antes de las elecciones del 26-O, fue quien interrumpió el diálogo. ¿Confían en este “nuevo” Milei? “Hace más de un mes que se muestra diferente, ojalá dure”, aseguran.
La buena sintonía con el flamante ministro del Interior, Diego Santilli, es ponderada en el Centro Cívico, pero remarcan que, si Milei no le da cierto poder de decisión, la historia podría repetirse. “Con Guillermo Francos la relación era bárbara, hablamos siempre, pero después no se ponía en práctica casi nada. Y eso que Francos era un ministro poderoso. Ojalá Diego pueda hacer más, creemos que sí”, sostienen desde el cordobesismo.
El 2027, no tan lejos
Los movimientos de Llaryora —los fiscales y los políticos— tienen como referencia a 2027, donde el mandatario buscará la reelección para seguir ocupando el sillón principal del Panal. Para ello, se enfocará en la gestión y, como se dijo anteriormente, en mostrar a Córdoba como un polo de inversiones y una de las provincias más pujantes.
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Tras el 26-O, desde el cordobesismo siguen de cerca los pasos que da la oposición. En ese sentido, sorprendió la temprana decisión de Rodrigo de Loredo de proclamar su candidatura para suceder a Llaryora en 2027. “Fue demasiado temprano. Eso ya está generando tensión con Juez, pero todavía falta mucho”, sostiene una fuente peronista consultada por Perfil Córdoba, que se frota las manos ante la dispersión opositora.
Es que a la pelea De Loredo-Juez, que todavía no salió a la superficie pero no tardará en hacerlo cuando el líder del Frente Cívico confirme que irá por la gobernación, hay que sumar a Gabriel Bornoroni, el dueño del sello La Libertad Avanza y uno de los artífices de la contundente victoria de octubre en Córdoba, apadrinando a Gonzalo Roca y dejando en un lejano segundo lugar a Juan Schiaretti.
De los tres, Bornoroni es quien menos apuro tiene en hablar de candidaturas. El diputado sabe que quien tomará la decisión de poner el nombre del candidato en Córdoba en 2027 será Karina Milei, la encargada del armado nacional de LLA. En esa carrera, Bornoroni corre con el caballo del comisario, y eventualmente habrá que seguir de cerca las reacciones de De Loredo y Juez.