Durante los últimos días, Martín Llaryora trabajó para hacer crecer el voto a Juan Schiaretti, con quien compartirá hoy el escrutinio. En algún momento, se dirigirán al ‘hotel cábala’, camino al Aeropuerto, para compartir con militantes y dirigentes.
Mientras espera las definiciones de las PASO, el gobernador electo sabe que tiene que definir su gabinete y hablar mucho con Daniel Passerini, para definir cómo quedarán conformados los equipos de la provincia y de la capital.
Llaryora tiene claro que separará las áreas de Seguridad del Ministerio de Gobierno, según contó en una entrevista que concedió la semana pasada a Cadena 3. Se trata de segmentos muy sensibles y es por eso que decidió armar un esquema nuevo.
Seguridad tendrá una secretaría específica que dependerá del Ministerio de Justicia. Gobierno, a su vez, manejará toda la relación política con los intendentes y con todos los partidos. Seguirá a cargo de Julián López, hombre de confianza y amigo de años del gobernador electo.
Para Justicia busca un hombre que pueda convertirse en nexo con la Justicia, un poder del Estado cuyo desprestigio y desconfianza crece en la gente a medida que pasa el tiempo. Por eso, cree necesario comenzar una nueva etapa con otros protagonistas y otras caras.
Deberá ver si el futuro gobierno provincial no impulsa una renovación en el Tribunal Superior de Justicia, algunos de cuyos integrantes han sufrido un gran desgaste con el paso de los años y de posiciones intransigentes que, en determinados casos, generaron una grieta formidable dentro del mismo cuerpo. Si bien existen inconvenientes y enfrentamientos puertas adentro, no es tan manifiesta la interna en el Ministerio Público, pero “que las hay las hay”, se sinceran voceros del oficialismo que conocen al dedillo lo que pasa en las oficinas tribunalicias.
La Justicia es un tema, y el otro, la Policía, que seguirá bajo la órbita de esa Secretaría de Seguridad. Llaryora busca una persona experimentada y de prestigio, que sepa conducir una fuerza que es mal vista por la sociedad. Por eso, la designación del jefe policial y del secretario de Seguridad estarán bajo la lupa todo el tiempo.
Tiempo de definiciones. ¿Cuándo comenzarán las definiciones? Seguramente hacia fin de mes. Llaryora se tomará unos días de vacaciones, a partir del próximo miércoles. A su regreso empezará a darle forma al gabinete y colaborará con Daniel Passerini para la integración del equipo municipal. Eso figura en la hoja de ruta de ambos dirigentes.
En la provincia, Llaryora anticipó que, además de Julián López, continuará Sergio Busso como ministro de Agricultura y que la cartera de Economía estará a cargo del actual titular del área en la ciudad de Córdoba, Guillermo Acosta.
De todas formas, calificados voceros de Llaryora y de Passerini aconsejaron “parar la pelota y dejar de lado la ansiedad”, porque pueden darse acuerdos y pactos con otras fuerzas en las próximas semanas.
El resultado de las PASO condiciona la conformación de los gabinetes: “Hay que estar muy pendientes de los diálogos y de los armados políticos que puedan cristalizarse”, razonaban los informantes.
Tienen claro que el mejor escenario para los gobiernos cordobeses es una victoria nacional de Horacio Rodríguez Larreta en las PASO, porque se abrirá una puerta de diálogo permanente con el peronismo de Córdoba.
Si la que triunfa en Juntos por el Cambio es Patricia Bullrich, otra será la historia, pero el camino del diálogo se vuelve imprescindible. “Podríamos decir que si gana Bullrich, Llaryora será presidente dentro de cuatro años, pero lo duro de esto es que hay que pasar cuatro años”, dijo medio en broma, medio en serio, un alto dirigente justicialista que transitó parte del camino con el schiarettismo y parte con los llaryoristas.
La legislatura. Tanto el gobernador electo como el próximo intendente tienen un tercer elemento para analizar y que será objeto de preocupación constante: la Legislatura Unicameral de Córdoba que se encuentra en una situación inédita de total paridad.
Eso obligará a oficialistas y opositores a una negociación permanente. Las autoridades provinciales consideran que puede generarse un puente directo con las futuras autoridades nacionales, a los fines de celebrar pactos o llegar a consensos en determinadas leyes tanto nacionales como provinciales. Córdoba podría aportarle a Larreta, por ejemplo, los votos de los legisladores cordobeses y Juntos por el Cambio podría respaldar iniciativas del peronismo cordobés. Esa es una hipótesis de trabajo que no tiene base real, pero que es mencionada casi en forma permanente por representantes del nuevo oficialismo.
Acá se da otro caso para tener en cuenta: en principio se pensaba que varios dirigentes justicialistas que fueron elegidos como legisladores iban a pasar a integrar los gabinetes provincial o municipal. Sin embargo, esa paridad en las bancas obliga a Llaryora y Passerini a repasar cada una de las situaciones particulares.
El gobernador electo conoce a la perfección que la Legislatura debe contar con un presidente provisorio experimentado en el diálogo con la oposición y un jefe o jefa de bloque con la muñeca suficiente para ordenar el funcionamiento de una bancada que afrontará desafíos especiales.