Si se visita la casa en que nació Karl Marx, en la ciudad de Tréveris, Alemania, es posible comprar como recuerdo una caricatura del filósofo germano, con la frase "Sorry, boys. It was just an idea”.
Sarmiento escribió, cuando escapaba a Chile, "las ideas no se matan''. Se adjudica la frase al escritor galo Constantin Chassebeuf. Sarmiento esculpió "On ne tue point idees'' ya que dominaba el francés.
Marx se interesó en las ideas hegelianas; la ‘dialéctica’ llevó a Marx, con Friedrich Engels, a engendrar el “socialismo científico, comunismo moderno, marxismo y materialismo histórico”.
Sarmiento fue un predicador de la modernidad, difícil de encasillar filosóficamente; pienso que Juan José Sebreli, al definirlo como un “romántico ilustrado”, se acercó bastante.
El poder de las ideas. De distinta forma y en ámbitos distintos, ambos (Sarmiento y Marx) influyeron fuertemente con sus ideas.
El hombre engendra las ideas, pero estas adquieren autonomía y despliegan una energía fabulosa. Así, la ideología del ‘nationalsozialismus’ infectó entre 1933 y 1945 a un pueblo culto, laborioso y creativo como el alemán.
El marxismo generó ‘golpes revolucionarios’, genocidios, ‘guerras frías’ y un atraso económico colosal en grandes regiones del mundo. Destaco, por ser poco conocido, el desastre ecológico que el absurdo soviético produjo en el Mar de Aral.
Al contrario, el ideólogo sanjuanino contribuyó a 50 años de prosperidad argentina; se lo tildó de europeizante y extranjerista: Sarmiento no se hubiese sentido agraviado ya que era parte de los intelectuales y políticos, para quienes el cosmopolitismo era un modo de luchar contra las tradiciones retrógradas y de superar el atraso cultural, social y económico.
La lucha contra los peligros. En su momento histórico, no hubo, sin dudas, un ataque intelectual frontal a los dislates fascista, nazi o soviético.
Después de la Guerra Fría, en la mayoría de los países latinoamericanos han existido procesos de democratización. Sin embargo, subsisten los peligros con sus ideólogos. Recaída en un pasado militarista dictatorial y el avance de los populismos son los más comunes, aunque no los únicos.
Me conmueve la enjundia con que la Fundación Para el Progreso que dirige el economista chileno Axel Kaiser, defiende las ideas de la modernidad y creo que esa es una forma de lidiar con el anacronismo. En lo doméstico, emociona el furioso discurso de Javier Milei y la solidez intelectual de don Ricardo Lopez Murphy.
Marx y Sarmiento. Vivieron en la misma época: el alemán entre 1818 y 1883 y el sanjuanino nació en 1811, falleciendo en 1888. Ambos buscaban afanosamente generar y difundir ideas para derrotar la pobreza: la lucha violenta propuesta por el marxismo contrasta contra un Sarmiento realmente revolucionario: “El abismo que media entre el palacio y el rancho lo llenan las revoluciones con escombros y sangre. Yo les indicaré otro sistema de nivelarlos: la escuela”.
Gestor de patrimonios financieros y contador público
[email protected]