Desde hace unos 30 años, Iván Vera trabaja en el campo de la innovación. Al frente de la consultora chilena Innspiral, es director de Fraunhofer Research Chile, fundador de Club de Innovación y tiene a clientes como Sodimac, Banco Santander, BBVA, Falabella, Walmart, Bayer y Arcor Chile, entre otros. En Córdoba, disertó invitado por la firma Alaya y dialogó con PERFIL CORDOBA.
“Innovar es crear valor, es crear algo que tiene valor percibido por los
clientes y usuarios y que siendo una nueva solución disponible en el mercado es
adoptada por el público. Si es valioso y el usuario no lo adopta no es una
innovación. Y no necesariamente se tiene que pagar. No pagamos para buscar en
Google, pero lo usamos, el modelo de negocio está en otro lado. Si hay valor
para el cliente y el usuario luego llegará la recompensa para las empresas”,
afirma, al trazar una línea que explique qué es innovar hoy.
-¿Un error
común en las empresas es pensar en la monetización a la hora de la innovación?
-Es un error de los empresarios y gerentes. Hay
errores clásicos. El primero es descuidar el largo plazo por el corto plazo.
Otro error es enfocarse en los costos en lugar de ver el valor para los
clientes, la innovación. Hay que desindexarse de los costos e indexarse al
valor para poder aumentar las utilidades de la compañía.
-¿Por dónde
se encara eso?
-Yo inventé un índice gerencial para empresas, el
Índice de Intensidad de Innovación (III3), que indaga sobre cuál es el porcentaje
de las utilidades de la compañía que vienen de innovaciones en los últimos 5
años. Ahí vemos cuáles son las innovaciones, que impacto han tenido, se puede
tomar conciencia y se empieza a gestionar un portfolio de innovaciones para
aumentar el Índice. Hay que pensar primero en innovar para el cliente y eso
traerá como consecuencia beneficios para la empresa. Si uno no gestiona la
innovación, no ocurre.
-¿El
empresario le dedica tiempo a esto?
-Innovar es crear y el acto de creación es lo menos
delegable que hay. Los gerentes no le dedican tiempo porque nadie les enseñó,
ni sus profesores, ni sus jefes, porque la verdad es que venimos de países
subdesarrollados, países que nunca necesitaron innovar para sobrevivir porque
era más fácil copiar lo que se hacía afuera. El verbo copiar tiene menos dolor
que el verbo crear, los empresarios se acostumbraron a copiar y hoy no saben
innovar, pero se aprende.
-¿Qué
significa la aceleración de la innovación?
-La innovación es como el taekondo, una disciplina. Tiene un método, se
trabaja, se aprende. Si empezamos a medir el nivel de innovación, podemos tomar
una compañía X y gestionar la estrategia y el portfolio de innovación para que
año a año vaya aumentando su intensidad y pase del 2% a 22%. Hay una condición
indispensable, el jefe tiene que estar convencido. Si el Papa empieza a dudar
de sus creencias se desmorona todo y una empresa funciona como una iglesia. En
los primeros años no es un tema de inversión, es un tema del gasto operacional
del año. Hay que meterlo en el presupuesto de operaciones, asignar
responsabilidades y tiempos.
-Usted mide
la innovación desde hace 13 años, ¿todavía es algo marginal?
-Lo veo como la Reforma Luterana. En un principio
parecía que se decían blasfemias contra el Papa, pero luego se fueron contagiando,
empieza un proceso cultural. En Chile está ocurriendo, es tal el nivel de
competitividad y amenazas que están siendo enfrentados los gerentes generales.
La amenaza actúa como proceso catalizador de la revolución innovadora. En mi
país ayudó mucho la implacable apertura de mercado, se dijo que no se iba a
proteger a ningún industrial, no estamos para proteger incompetentes. Si tú
proteges la industria nacional empiezas a torcer el dinero de los
contribuyentes para darle privilegios a un incompetente que tiene viviendo en
la riqueza a su familia a costa de clientes y proveedores. Es regresivo,
proteger la industria nacional es completamente idiota.
-¿Se puede
innovar desde el Estado?
-Por supuesto, el servicio de impuestos internos en Chile hizo una innovación
extraordinaria y ahora el 95% de los impuestos se recaudan on line. Hicieron
eficiente la forma de meterte la mano en el bolsillo. El tema es que en el
Estado juegan fuerzas ocultas, con intereses de minorías y de beneficio
personal que juegan menos en el mundo privado. En el mundo privado les interesa
el Ebitda de la empresa, el mundo público es más cínico, les interesa el Ebitda
personal.