A punto de cumplir 30 temporadas en el aire, Los Simpson se transformaron en un ícono de la cultura popular y un clásico de la televisión mundial. Incluso algunos de sus episodios han sido catalogados de premonitorios por parte de los fanáticos que ven cumplidos decenas de sus vaticinios. El ingeniero industrial Claudio Sánchez le encontró una nueva faceta al programa y presenta de una manera lúdica la gran cantidad de conceptos científicos que expone la serie. Todo lo que aprendí de ciencia mirando Los Simpson es el título de su libro que ya va por el tercer tomo. “A medida que salen nuevo episodios, el contenido se renueva”, explica el docente de la Universidad de Flores. Sánchez pasó por Córdoba en el marco de una gira nacional. Disertó en la Universidad Tecnológica Nacional filial Córdoba y un día después lo hizo en San Francisco, ante un auditorio completo que siguió cada una de sus explicaciones. El investigador no se define como un fanático de la serie, sino como “un seguidor que hizo de esto una carrera”. Al ser consultado sobre cuál fue el episodio que cambió su mirada sobre Los Simpson, no lo duda: “La primera vez que la familia viaja a Australia, Bart observa como corre el agua en ese país. Eso efectivamente es algo que se estudia en las clases de física bajo el nombre de Efecto Coriolis. Obviamente no se estudia este fenómeno respecto a cómo corre el agua en un inodoro, sino que se estudian corrientes marítimas o huracanes”, explicó a PERFIL CORDOBA.
—¿Se puede aprender ciencia mirando Los Simpson?
—La serie puede despertar mucha curiosidad y eso lleva a buscar ampliar ese conocimiento y en definitiva a aprender ciencia. Hay capítulos en que el contenido científico es muy fuerte. Por ejemplo, un episodio en que Homero reta a Lisa por haber inventado una máquina de motor perpetuo y le grita: “En esta casa respetamos las leyes de la termodinámica”. Uno ve ese episodio y sospecha que ese chiste es más profundo, siente que hay algo más y ese es el disparador que te lleva a investigar. Hay otro en que Homero empieza a enseñar en un instituto privado y anota en el pizarrón una fórmula química y es efectivamente la fórmula que muestra lo que ocurre en un reactor nuclear. Las reacciones que ocurren en el seno del mismo están ahí escritas. También hay otros como cuando Homero cruza hacia otra dimensión en la que aparecen escritos teoremas complejos, justo en momentos en que el mundo científico los estaba debatiendo.
—Imagino que los guionistas son personas vinculadas a la ciencia…
—Así es. Y no solo uno de ellos, sino varios. Muchos de los productores y guionistas provienen de carreras técnicas y científicas. Hay licenciados y doctores en matemática recibidos en Harvard, especialistas en neurociencia y en ingeniería electrónica y eso hace que uno vea y revea los capítulos y pueda encontrar varios de estos guiños cómplices que son muy interesantes para el espectador.
—¿Cómo responde la gente a sus charlas?
—Cuanto más jóvenes son, más entusiastas. Vuelven a sus casas con un argumento, con preguntas, buscan libros. Estas charlas tienen muy buena recibida con alumnos del último año del secundario y también con aquéllos que comienzan la universidad.
Por más ciencia en la televisión
Sánchez recibió el Premio UBA 2011 a la divulgación científica y el Premio Adepa 2013 en la categoría Periodismo Científico. En sus libros considera fundamental que haya espacios científicos en la t e l e v i s i ó n . “Hay que acercar a los jóvenes a la ciencia. En los últimos años hubo una mayor participación de la ciencia en algunos canales y esta vía es muy importante para la difusión. Sin embargo a veces se confunden las disciplinas. La ciencia es ciencia y sería muy i mpor ta nte que los programas de interés general tengan un columnista especializado. Hay mucho de tecnología, pero no hay de ciencia p or q ue sí y e s o puede ser muy importante para todos”, completó el ingeniero.