El balance de gestión que propuso el intendente en su discurso de apertura de sesiones tomó como punto de partida las condiciones en que recibió el municipio en 2011. Al inicio de su mensaje recordó la situación de virtual quebranto fiscal del municipio por deudas que alcanzaban los 11 millones de pesos en aquel momento. Y en otro tramo de la presentación, hizo referencia a los avances municipales en materia de transparencia, apertura de datos y en la importancia de las metas de gestión como instrumento de planificación y control. Dos aspectos son propicios para un análisis algo más detallado del legado fiscal e institucional de Ramón Javier Mestre.
La dinámica fiscal. La ecuación financiera de un municipio va mucho más allá del resultado déficit/superávit. El origen de los recursos tributarios, el destino del gasto y las relaciones entre estos, son dimensiones importantes del análisis presupuestario.
Un elemento crítico de las erogaciones de la ciudad es el gasto en personal. El régimen de responsabilidad fiscal ya derogado, establecía una serie de metas para reducir progresivamente la incidencia del gasto en personal hasta llegar al 52% del total.
Los datos publicados por la gestión mestrista muestran que aquel objetivo se cumplió significativamente, reduciendo el impacto de la partida Personal hasta el 43,5% del gasto total, según datos provisorios del año pasado.
No obstante, la cifra arrastra una imprecisión, Existe un volumen de recursos difícilmente precisable que se destina a abonar remuneraciones y que se registra en otras partidas presupuestarias. El caso de becarios, monotributistas o empresas tercerizadas que brindan servicios como la limpieza son un ejemplo de esto. La contracara del gasto en sueldos son los fondos destinados a bienes de capital y trabajos públicos, ya que es tos tienen un impacto directo y duradero en el patrimonio público y la calidad de vida.
La gestión muestra aquí también un desempeño positivo en los últimos años, al mejorar el bajo nivel de inversión pública que había dejado a la ciudad en situación precaria. Aun así, la persistencia del deterioro en aspectos elementales de la infraestructura como el mantenimiento del espacio público (calles, plazas y parques) contrasta con los crecientes volúmenes destinados en el gasto público.
En lo relativo a los ingresos, la fortaleza de la ciudad siguen siendo los recursos tributarios propios, que le permiten cubrir alrededor del 55% del gasto total. Esto le permite una mayor autonomía financiera, dependiendo así en menor medida de las transferencias automáticas, o no, de los gobiernos provincial o nacional. Las relaciones fiscales intergubernamentales entre la Capital y el Gobierno provincial estuvieron marcadas por los vaivenes de las relaciones políticas entre Mestre y De La Sota o Schiaretti. A diferencia de los abiertos enfrentamientos o alineamientos de sus predecesores en el Palacio 6 de julio, el intendente mantuvo un tenso equilibrio.
Por un lado, la coparticipación provincial le llegó de acuerdo a lo previsto en la normativa, pero por el otro los fondos discrecionales que maneja el Gobierno provincial no tuvieron a la ciudad como su principal destinatario, al igual que la mayoría de los intendentes radicales.
Ello no impidió recurrir en algunos casos al bypass fiscal y acceder a fondos directos de la Nación, una práctica inaugurada por el kirchnerismo que el macrismo mantuvo en cierta medida. En el período analizado, las transferencias desde Nación o Provincia al municipio representaron aproximadamente el 35% de los recursos totales.
Calidad institucional. La apertura de datos de la gestión a través de un portal web es, por simple que parezca, uno de los avances más importantes en materia de reforma y modernización del Estado municipal. La iniciativa fue pionera en nuestra provincia y ha sido objeto de múltiples reconocimientos por parte de organizaciones independientes, lo que evidencia el profesionalismo con que fue encarada.
Aquí también, el atraso de gobiernos anteriores realza el logro de esta política. Aun así, la consolidación de este proceso de apertura y su impacto efectivo en la transparencia de la gestión municipal dependerá en gran medida de su incorporación a la cultura organizacional.
En este sentido, queda mucho por avanzar y los nueve meses que restan de gestión deberían ser una oportunidad en este sentido. En concreto, en lo que hace a la transparencia presupuestaria, la calidad y accesibilidad de la información es insuficiente.
La Cuenta General del Ejercicio, que contiene el registro final de los movimientos financieros de un año, está publicada para los años 2014 a 2017. Si bien la ausencia del documento de 2018 se explica por la etapa preliminar del proceso de cierre y está dentro de los plazos previstos, es injustificable que no se publiquen los años 2012 y 2013, de esta misma gestión. Y otro dato desconcertante es que los documentos son archivos escaneados del original, lo que dificulta el procesamiento sencillo de los datos. El nivel de desagregado de la información es insuficiente.
Tampoco se incluyen definiciones conceptuales básicas o documentos aclaratorios. Esta situación se replica para el caso de los informes de ejecución trimestral. Todo ello impide el seguimiento del avance en la implementación de programas y políticas, evaluar con precisión las políticas públicas y determinar en qué medida estas responden eficientemente a las demandas ciudadanas.
Publicado no quiere decir accesible ni comprensible. En este aspecto, es notable el contraste con la información financiera que difunde la Provincia. Temprano en su discurso del viernes el intendente Mestre mencionó su intención -ya puesta en acto con el proceso de interna de Cambiemos- de ser el próximo gobernador de la provincia.
Claramente el suyo fue un mensaje de balance de gestión sobre el cual fundar su propuesta electoral para enfrentar al poder político con el que convivió durante siete años. Pero algunas de las banderas que enarboló están algo desteñidas.