La semana pasada, horas después de que el Presidente Alberto Fernández anunciara la cuarentena total hasta el 12 de abril por la emergencia sanitaria por el coronavirus, surgieron con más nitidez cuestionamientos por la crisis económica que comenzó a desencadenarse. Así, se mezclaron disputas de poder, como la protagonizada por el Gobierno y la empresa Techint, a través de la figura de su CEO, Paolo Rocca, con la preocupación de cuentapropistas y con la pequeña y mediana empresa sin espaldas para continuar a puertas cerradas en fábricas y comercios.
Llegaron los cacerolazos y decisiones, todavía sin tantas precisiones, de recortes de haberes de funcionarios públicos, como la que trascendió en Córdoba. ¿Llegará también al Poder Judicial?
Extensión de la cuarentena, crisis económica, cacerolas contra ´políticos´. Una secuencia intensa que desafía a pensar qué está sucediendo en un contexto inédito, intempestivo y con futuro incierto. PERFIL CORDOBA consultó a la presidenta de la Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba, Liliana Navarro, sobre el impacto de la emergencia actual en la Justicia, la posibilidad de un recorte de haberes a magistrados y a funcionarios en general. Sin eufemismos, Navarro opinó que “la clase política argentina está demostrando que está a la altura de la circunstancias, incluso más que en otros países”.
Precisó que esa es una opinión estrictamente personal y anticipó que junto a sus pares del tribunal analizarán donar parte de sus sueldos, como lo hicieron los ministros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
—¿Qué piensa del reclamo de las cacerolas para producir un recorte de salarios de funcionarios políticos?
—Los poderes del Estado están activos y presentes ante las situaciones desfavorables y de necesidad que provoca la pandemia; por eso no estoy de acuerdo con que los políticos se rebajen el sueldo, en virtud de un cacerolazo en barrio Norte. Lo mismo considero en relación al sueldo de los jueces y demás funcionarios del Poder Judicial. El Estado juega un papel primordial en las medidas que deben llevarse a cabo y lo está haciendo consultando con los mejores especialistas. Las autoridades están trabajando para tomar decisiones y proteger a toda la sociedad. Por eso cabe la pregunta: ¿De qué hablamos cuando pedimos que se reduzcan sus ingresos? Si la política abandona al Estado, volveríamos al estado de naturaleza, en el que, como decía Hobbes, el hombre es lobo del hombre. El que tiene para pagar tendría salud, seguridad; y el que no, se vería privado de todo: el sálvese quien pueda.
—¿Por qué cree que surgió un reclamo así en medio de una crisis sanitaria excepcional como la que atravesamos?
—Habría que preguntarse por qué razón, ante el accionar conjunto del Presidente de la Nación, ministros, gobernadores y hasta de los intendentes de distintos municipios, se instala un reclamo en contra del poder político. Cuando se intenta hacer frente a la crisis con todas las medidas posibles, se lo descalifica. ¿Por qué?
—¿Será porque el aislamiento social y la inactividad impactan negativamente en pymes y sectores cuentapropistas y en los que viven el día a día y se pretende que la clase política comparta ese esfuerzo?
—Creo que se están tomando muchas medidas en la emergencia sanitaria para ayudar a quienes se encuentran en una situación de pobreza, sin desconocer que pymes y comercios atraviesan una situación muy delicada que ya venía desde antes. A medida que vayamos superando la situación del coronavirus, seguramente habrá medidas que beneficien y ayuden a la sociedad a superar la crisis económica. Pero hoy la prioridad es la emergencia sanitaria. Un reclamo de esas características, en un momento como el actual, quizás esté fundado en el miedo de que la acción conjunta de las autoridades, permita que vuelva a calificarse positivamente a la clase política. Fíjese la paradoja. Los políticos se sienten presionados a dar un gesto, cuando son ellos quienes están permanentemente trabajando, exponiéndose para cuidar nuestras vidas. Creo que el rechazo es de una minoría. ¿Pensó, por ejemplo, por qué no hay quejas de lo que el Estado ha gastado para traer a la gente que viajó a vacacionar al exterior aún después de que se declaró la cuarentena?.
SI ES NECESARIO SE TRABAJARA EN LA FERIA
En la entrevista, Liliana Navarro también se refirió al desempeño de la Justicia Federal en esta coyuntura. En ese sentido, la funcionaria no dudó en afirmar que si es necesario se trabajará en la feria judicial “durante julio y enero, inclusive en doble turno” si la situación lo amerita.
—¿Qué esfuerzo está haciendo la Justicia Federal?
—Estamos trabajando con la cantidad mínima de personal. En consenso con la Unión de Empleados de la Justicia de la Nación, la Cámara adoptó medidas para proteger a los trabajadores, como distribución de alcohol en gel, barbijos y guantes, a comienzos de marzo. Obviamente estamos en una feria judicial. Se realizan solo las tareas indispensables y urgentes para evitar que la gente circule en los tribunales. En cuanto a un esfuerzo económico o recorte, si las autoridades la disponen seguramente la vamos a acatar y acompañar. Es más, con mis colegas de la Cámara analizaremos donar parte de nuestros haberes, como anunciaron que harán los ministros de la Corte Suprema. Le recuerdo que el Poder Judicial ya tiene, a través de una ley, una disminución, porque aumentarán los aportes y se reducirá el haber jubilatorio. Si el recorte es por una necesidad debe realizarse, no como consecuencia de un cacerolazo en un sector que descalifica el accionar de quienes cumplimos funciones públicas, sea del Poder Ejecutivo, del Legislativo o del Judicial. Porque eso en realidad es atacar el rol del Estado y, en mi opinión, en este momento lo está cumpliendo con toda su capacidad y esfuerzo.
—¿Qué pasará una vez que regresemos a las actividades normales con el trabajo atrasado?
—El tiempo se recuperará. Hoy, lo más importante es cuidar la vida. Después, si es necesario trabajaremos en julio y enero, lo haremos en doble turno. La gente puede quedarse tranquila que trabajaremos a destajo para poner al día sus causas. Sin embargo, creo que de esta crisis económica y laboral ocasionada por la pandemia, será posible reconstruir una sociedad más fuerte, donde valores como la solidaridad, la ayuda y el respeto al otro importen, donde no solo interese ganar y tener más.