En su tarea de sembrar discordia a ambos costados de la grieta, esta semana Juan Schiaretti tuvo su primera cosecha, cuando logró partirle el Frente de Todos en el Senado a Cristina Fernández y despojarla de la primera minoría, en una semana que ya venía complicada para la vicepresidenta por la derrota de Gimnasia y Esgrima La Plata ante Excursionistas. Se dice que a instancias del gobernador, se conformó en la Cámara Alta un nuevo bloque, Unidad Federal, presidido por el jujeño Guillermo Snopek, quien se habría mostrado muy crítico con el presidente Alberto Fernández, con el gobernador Gerardo Morales y con la presencia de Dillom en el Carnaval de Los Tekis.
Pero, además, la estrategia de Schiaretti de dilatar el anuncio de la fecha de elecciones estaría dando sus frutos: los dos postulantes de Juntos por el Cambio tironean de la soga con tanta vehemencia que, si uno dejara de hacer fuerza por un instante, el otro se caería al piso. El domingo pasado, en el almuerzo que compartieron con Horacio Rodríguez Larreta en Villa Carlos Paz, Rodrigo de Loredo no exhibió ninguna intención de bajarse de la pelea por encabezar la fórmula y, sugestivamente, habría pedido para comer un menú “que tenga huevos rellenos”, a lo que Luis Juez habría respondido eligiendo un lomito con huevo “al plato”.
A la espera de que De Loredo decida si va por la gobernación, la intendencia, la vicepresidencia o la jefatura de una unidad de bomberos voluntarios, en el peronismo de la ciudad prosiguen las declinaciones de candidaturas en apoyo a la de Daniel Passerini, con tanto énfasis que hasta renuncian a postularse dirigentes que nunca habían dicho que querían serlo. Se estaría estudiando hasta dónde podría llegar este efecto contagio, sobre todo después de que trascendió que Fede Bal, ‘Cobija’ Gandolfi y hasta un inmigrante senegalés que trabaja como mantero en la peatonal, habrían manifestado su intención de comunicar que se bajan de la postulación para ser el próximo intendente.
No sólo en el Senado nacional sufre una diáspora la coalición de gobierno: sobre que son pocos, en la provincia de Córdoba el Frente de Todos tiene más fisuras que una sala de ensayo para bandas heavy con paredes de durlock. Mientras Martín Gill aparenta alinearse con El Panal para saborear las mieles del poder, agrupaciones menores que supieron formar parte del FdT, lanzaron Vamos Córdoba Humanista, un colectivo al que algunos califican con ironía como “el último bondi a Finisterre”, porque estaría integrado por sellos que si no participan de los comicios, corren el riesgo de perder la personería jurídica, y que con esta jugada pretenderían hacer un negocio ‘redondo’ y demostrar que se les despertó ‘el Indio’.
Y como los piquetes ya se han incorporado al paisaje urbano cordobés, a la par de los halcones que espantan las palomas y los pitutos que demarcan las ciclovías, ya se habría conformado una asociación protectora que lucha contra la extinción de esta vía de protesta, jaqueada por la ‘tolerancia cero’ que aplica la Justicia. Esta ONG se pregunta qué trastornos psicológicos podrían desarrollar los comerciantes céntricos si no hubiese manifestaciones por las cuales quejarse y hacia dónde dirigirían sus insultos los automovilistas si no hubiera nadie que coarte la libre circulación en las grandes avenidas. Los fabricantes de vallados y los movileros de radio y TV serían otros de los afectados por la ausencia de los piqueteros, según datos extraídos de un informe de la cátedra Raúl Ricutti de estudios culturales.
Muy lejos de aquí, en Bengaluru, India, a su manera, el ministro de Economía Sergio Massa lo ‘piqueteó’ al Fondo Monetario Internacional, al solicitarle que contemple la “gravedad del daño de la guerra en materia económica”, porque si nos sigue ajustando el cinturón vamos a tener la cintura de avispa de las chicas Divito. Con tal de conseguir dólares frescos, Massa se reunió con sus pares de la India, Alemania, China, Brasil, Italia y en especial de Francia, a cuyo representante se cuidó de no recibir en ‘segundo’ término, para evitar suspicacias. Sin embargo, en un momento al ministro argentino se le habría escapado que: “Nos vamos a poner de acuerdo en pocos segundos”, desafortunada frase que habría estado a punto de desatar un incidente diplomático entre nuestro país y la potencia europea.