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Pepe Soriano, sinónimo de actuación

El artista presentará esta noche en el teatro Real la última función de ‘El Loro sigue contando’, la obra en la que repasa parte de su vida.

Pepe Soriano en el real
PROSCRIPTO. “Para llegar a Santiago del Estero tuve que tomarme un avión para saltear Córdoba | Cedoc Perfil

A punto de cumplir 89 años, José “Pepe” Soriano se expresa con una vitalidad que no deja de sorprender y sus palabras transiten una alegría contagiosa. El actor se presentará este domingo en el Teatro Real para la despedida definitiva de “El Loro sigue contando”, un unipersonal en el que repasa y revive parte de su vasta trayectoria profesional, la cual incluye éxitos entrañables en teatro, cine y televisión. 
Cordial y de permanente buen humor, Soriano aseguró que vuelve a Córdoba a agradecerle a la gente estos más de 70 años sobre el tablado. “No voy a regalarles nada, sino principalmente a decir gracias. Mi vida fue en las tablas y en Córdoba me siento muy bien, he tenido grandes amigos e incluso he sido homenajeado por la Universidad”, remarca Soriano mientras realiza una pausa en su voz como deteniéndose a pensar y recuerda: “La primera vez que fui a Córdoba fue en el año 1954, fuimos al viejo teatro San Martín y tuve compañeros del sindicato de actores Sitratea que peleaban por sus reivindicaciones. Allí tuve grandes amigos, pero en un período para ir a Santiago del Estero tuve que tomarme un avión para saltear Córdoba, porque por allí no me dejaban pasar”.
-¿Estuvo censurado en Córdoba? 
Un general que andaba con el cuchillo en la mano pensaba que yo era un líder mundial más grande que Mao Tse Tung, más que Stalin, más que todos (ríe).  Así que para ir a actuar a Santiago tuve que ir en avión porque para Menéndez yo era una especie de bestia que el diablo había enviado a la tierra. Durante un tiempo estuve prohibido en Córdoba. De todas maneras él ahora ya está viendo crecer los rabanitos desde abajo y yo sigo vivo y no tengo revólveres encima, ni cuchillos. Lo que tengo son ideas nada más. 
-¿Parte de esa historia tan valiosa la cuenta en la obra El Loro sigue contando?
Así es. Pude contarle a la gente quien era yo, porque generalmente la gente se entera de uno por los diarios y revistas que suelen ser bastante generosos, otorgándole virtudes que uno tal vez no tuvo, y una manera de vivir que tampoco responde a la realidad. He sembrado un pedacito de amor cada día. Ese pedacito de amor lo sembraré el domingo y la gente se lo llevará y creo que ellos también lo difunden. Toda mi carrera intenté sembrar pedacitos de amor. En mi trabajo intenté llevar respeto al otro siempre. Nunca subí al escenario a faltarle el respeto a la gente. Hice cosas que estaban bien, otras que tal vez eran regulares y tal vez otras malas, pero nunca nadie me podrá decir “usted me faltó respeto”. 
-¿Le quedan muchas cosas pendientes?
No. Hay un momento en que el tiempo produce un techo. Tengo un escrito de Laurence Olivier, un escritor inglés y él decía: “Estoy en el techo que me pone Inglaterra”. Algo así me pasa. Soy historia. Cumplo 89 en septiembre y a veces me preguntan si me ilusiono con llegar a 100 y les respondo que el tema no es llegar, sino llegar lúcido. Hay gente que es muy coqueta, intenta sacarse años. Yo estoy pegándole en el poste a los 90 y tengo que dar gracias que estoy expresándome.

Crónica de un luchador. Uno de los momentos más difíciles que le tocó atravesar a Soriano se dio en el año 2006 cuando le diagnosticaron un tumor en la vejiga. Sin embargo el actor considera que la enfermedad también significó un crecimiento en su vida. “Cuando me enteré fue una parálisis. Uno escucha por primera vez la palabra y no puede pensar en nada. Después empecé a luchar, luché mucho y los médicos fueron fundamentales en toda esa etapa”, narró. “Lo padecí bastante, fue muy duro, estuve en cama un mes y medio sin poder moverme pero creo que del dolor y de situaciones extremas también se aprende y se crece como persona. Uno no sale de esta experiencia igual a como entró”. 

 

“La situación para los actores está muy difícil”

Durante varios años Soriano se desempeñó como presidente de SAGAI, la Sociedad Argentina de Gestión de Actores Intérpretes. Hoy es presidente honorífico de la institución y conoce de cerca la realidad que atraviesa la actuación. Con preocupación, Soriano consideró que el panorama es difícil para quienes buscan vivir de esta profesión.“Estuve 12 años luchándo intensamente para mejorar las condiciones de un oficio que visto desde afuera parece de oro, pero hay una dificultad muy grande. El teatro es parte del país y la situación general es muy complicada”, analizó. “En Capital hay 230 salas que hacen tres diferentes espectáculos. ¿Se puede vivir de esto? Parecería muy difícil porque muchos de los teatros se están manejando con venta de 20, 30 localidades, en otros 50 y en algunos espectáculos, los más grandes con 200 o 300. Por eso le digo a los actores que hay que manejarse con mucha fe, que hay que creer en lo increíble, pero no hablo de la fe religiosa, sino una fe laica que es confiar en poder en trabajar de lo que uno quiere”, completó Soriano.