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UNA MIRADA OPTIMISTA

"Pese al momento terrible siempre hay una salida"

La frase es del gerente General del Windsor Hotel, Federico Ricotini, y refleja la visión de los propietarios del hotel, la familia Sahade, con larga tradición hotelera. Prevén una reactivación progresiva en 2021 y 2022.

Ricotini
RICOTINI. | FINO PIZARRO

El Windsor Hotel & Tower es un establecimiento con 63 años de trayectoria en Córdoba. Es una empresa familiar, fundada en 1957 por Rafael Sahade, el mismo que construyó la casa giratoria de barrio Nueva Córdoba. Hoy está al frente del establecimiento la tercera generación de la familia.

Su gerente General, Federico Ricotini (42), evaluó la situación actual del sector hotelero en particular y del turismo en general como un “momento terrible”, pero a la hora de proyectar la eventual recuperación de la actividad, dijo con convencimiento y una mirada optimista: “Siempre hay una salida, por lo menos así lo creemos nosotros”.

En diálogo con PERFIL CÓRDOBA admitió que “el momento es terrible para todo el turismo y nosotros, como parte del sector, estamos complicados”.

En ese contexto, destacó la importancia de preservar el personal con experiencia y comparó la prestación de los servicios hoteleros, tomados como actos humanos, con la puesta en escena de un show.

Consideró que “el panorama es muy feo en un contexto difícil” y explicó: “Nosotros cerramos el 15 de marzo, o sea que en dos semanas va a hacer cinco meses sin ingresos de ningún tipo en materia de hotelería. Hace un mes pudimos abrir nuestro restaurante y el bar, que son, dentro de nuestras unidades de negocios, dos aportes muy importantes. Pero la gente todavía tiene miedo a salir y la afluencia de clientes no es mucha. Los fines de semana, viernes y sábados, el restaurante funciona muy bien dentro de lo permitido, que es el 50% del aforo, y el resto de los días es muy ‘tibio’ todavía”.

 

Datos duros

Ricotini es, además, presidente de la filial local de la Asociación de Hoteles de Turismo (AHT) y contrasta los datos que maneja la entidad: “En hotelería, lo que estamos viviendo es durísimo. El Gobierno está ayudando con el ATP, pero estamos esperando el DNU que extienda los beneficios del programa para el turismo hasta diciembre”.

En ese sentido, indicó que “por más que la reapertura sea mañana, la realidad muestra que en hotelería va a pasar lo mismo que decía recién de la gastronomía: vamos a tener muy poca venta. Nosotros tenemos 75 habitaciones, si pudiéramos trabajar no sería a más del 20% de nuestra capacidad”.

Por lo tanto, calculó: “Hasta el año que viene no vamos a tener una venta medianamente parecida a la de 2019, o sea, volver a índices de una época que ya era mala. El problema es la acumulación de toda la pérdida de ventas de los últimos cinco meses más la situación complicada anterior a marzo”.

Los hoteles grandes, que trabajan con el receptivo de extranjeros, por ejemplo, muchos de Buenos Aires y algunos de acá, calculan que hasta 2023 no van a volver a ver índices positivos dentro de sus resultados, porque hasta entonces van a estar pagando las deudas acumuladas hasta que reabran.

“Reflejado en años, sería así: 2020, todo el año para atrás; 2021 y 2022, si pueden trabajar, sería para recomponerse y saldar deudas, y recién en 2023 volverían a ganar plata”, detalló.

Sin embargo, estimó que algunos podrían ver una más temprana reactivación: “Los hoteles como el nuestro, con un público corporativo y de mercado nacional, prioritariamente, creemos que a fines de 2021 o en 2022 podríamos acortar esa brecha y ya estar recuperándonos”.

“Eso explica –señaló– por qué hay hoteles chicos cuyos dueños dicen ‘si voy a estar dos años más perdiendo plata, lo cierro’. Pero los propietarios de este hotel tienen otras actividades comerciales que, por suerte, les permiten no depender de esta unidad de negocios”, explicó.

“La familia Sahade es gente de negocios, emprendedores, con una visión positiva, y eso se refleja en el mismo hotel, que ha registrado varios cambios a lo largo de su vida. Si alguien conoció el hotel tres o cuatro años atrás, verá que el lobby no es el mismo, se hizo todo de nuevo. Entonces, para quienes piensan que no vale la pena hacer más inversiones, ahí está la respuesta: la gente nos sigue eligiendo”.

De hecho, hay nuevos proyectos para el Windsor Hotel. Antes de la pandemia, en diciembre 2019, comenzaron con las obras de reforma y modernización de todas las habitaciones del sexto piso (el último para alojamiento, ya que el hotel tiene siete pisos) y en febrero se iniciaron esas mismas obras en el quinto.

Pero, llegó la pandemia y el trabajo quedó a la mitad. “El proyecto está paralizado, pero sigue vigente; apenas se pueda se continuará”, afirmó.

“Frente a la mirada negativa de otros empresarios del rubro y teniendo presente que las realidades son distintas, los propietarios piensan en el futuro y en que esto no puede y no tiene que desaparecer. Y también piensan en las 75 familias de nuestros empleados que dependen de esta empresa”, destacó.

 

Es como un show

Para reafirmar ese interés en el personal, comparó los servicios –como acto humano– con los componentes de un show. “A los empleados del hotel los hemos vuelto locos con cursos, capacitaciones y actualizaciones virtuales, porque el día que volvamos a abrir, todo tiene que estar listo para recibir a los clientes, con la mejor sonrisa y los mejores servicios. El servicio es una actividad humana, si quien lo presta no está bien, el resultado no será bueno”.

“La esencia de la hotelería es como un show: de la recepción para adelante, sonreímos, hablamos, es pura cordialidad y atención; para atrás, quizás tenemos mil problemas, personales, laborales, familiares. Pero no podemos trasmitir eso, la mala onda, a los huéspedes, de ninguna manera”.

“Por eso la preocupación por mantenernos conectados con el personal, tratar de mantener en alto ese ‘estado de ánimo’ para que, cuando volvamos a la actividad, los huéspedes sientan que nada cambió, aunque tengan que ajustarse a los protocolos de la nueva normalidad”.

“Yo te puedo tirar todos los números referidos a la economía, los que manejamos en la AHT, los que ya se conocen, las expectativas proyectadas a 2023, todo eso. Pero la parte humana es tan o más importante que aquello”, indicó.

Y afirmó, por último: “Los hoteles que cierran y dicen ‘dentro de uno o dos años volvemos a abrir’, se verán en un problema a la hora de volver a capacitar a la gente, sea la misma u otra, para recuperar la experiencia, la pericia y volver a tener el nivel de servicios que tenían”.