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CRISIS POLICIAL

Por qué la seguridad se convirtió en el factor de riesgo en la proyección nacional de Schiaretti

Nombramientos polémicos, el sostén político de miembros de la fuerza, aumento de los casos delictivos y un ministro que desafía a los que piden su renuncia. Quienes manejan los hilos de la Policía, la institución más controvertida en la tercera gestión del gobernador.

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CON LA VENIA. Los problemas de la tercera gestión de Schiaretti son por seguridad. | Cedoc Perfil

En las encuestas que llegan desde hace varias semanas a los principales despachos del Centro Cívico, el ítem ‘seguridad’ es el que aglutina la mayor cantidad de reclamos y demandas. Confirmado por consultores y también por algunos opositores que intercambian números con el peronismo para ver dónde están parados. Y es por ellos que, de acuerdo con lo que pudo saber PERFIL CORDOBA, el rechazo a la política de seguridad de la gestión del gobernador Juan Schiaretti no baja del 70%; números de los que desconfían incluso algunos funcionarios del oficialismo que también tomaron contacto con este diario. 

Sin embargo, la decisión de sostener a la cúpula de la Policía, como así también al ministro de Seguridad, Alfonso Mosquera después de la muerte de Jonatan Romo en una comisaría de La Falda; y de los cambios en la fuerza que desataron un vendaval de reclamos en torno a la formación, son un amplio interrogante. Que esmerila e impacta en los dos objetivos del peronismo cordobesista: la proyección nacional de Schiaretti y la sucesión provincial para el intendente Martín Llaryora

Mosquera, resiste. “Alfonso sigue porque no hay otro. No hay muchas opciones. Aparte, significaría reconocer el fracaso pedirle que dé un paso al costado ahora”, reconoció a este diario un funcionario provincial. El hombre de Río Cuarto asumió como ministro en 2019 cuando la cartera pasó de secretaría a ministerio, algo que los líderes de la fuerza en aquel momento ya sabían de boca del propio Mosquera. 

Hasta hace tres años, la seguridad estaba bajo la órbita de Carlos Massei en el ministerio de Gobierno; y en los primeros días de diciembre del 2019, Mosquera reconoció a la cúpula policial que el manejo político seguiría fundamentado en ese vínculo. Incluso, hasta el día de hoy según reconoció un exjefe a este diario. “Mosquera no hace nada sin la venia de Massei”, dijo. 

En el círculo íntimo de Schiaretti, Massei es un hombre de extrema confianza y en alguien en el que se pensó ante un cambio en el gabinete que le permita salir de Desarrollo Social y volver a tener el control de la Policía de manera formal. Sin embargo, ese enroque no convence al propio Schiaretti quien prefiere que su hombre siga en la cartera social, atento al clima de tensión que se vive con algunas organizaciones. 

Mosquera, sabiendo de la escasez de variantes para removerlo, sobrevive en el gabinete y por eso salió a cruzar de la manera en que lo hizo a quienes piden su renuncia. 

Zárate, con lapicera, pero sin poder. Los cambios que se originaron tras los asesinatos de José Ávila, Blas Correas y Joaquín Paredes a manos de efectivos de la fuerza en 2020, derivaron en una remoción de la cúpula: entró Liliana Zárate Belletti y desplazó a Gustavo Vélez. 

El ingreso de la primera mujer al frente de la fuerza tuvo el aval político de Alejandra Vigo. Sin embargo, la idea de la senadora y esposa de Schiaretti no cayó bien puertas adentro de la Policía y los motivos son varios. 

En primer lugar, a Zárate muchos en la segunda y tercera línea de la Jefatura le endilgan su falta de experiencia. Ascendida a comisario inspectora por un ex peso pesado en la fuerza como Sergio ‘la Rosa’ Gómez, a Zárate aún le recuerdan la negativa a quedarse con el Distrito Zona 3, uno de los sectores más calientes de la capital cordobesa. 

“Pidió licencia, (Gustavo) Folli la puso en servicios sociales, pasó por el 101 y después quedó en Personal. Ahí empezó a tomar cuerpo hasta que la ponen en RRHH”, sintetizó un crítico de Zárate que dice que “nunca tuvo a cargo una comisaría”

Sin embargo, hay otra mácula. Zárate estuvo casada con Ariel Prandi, otro ex miembro de la fuerza con jerarquía que quedó apartado en medio de un hecho delictivo que lo tuvo como protagonista. Tras ellos, fue retirado como oficial principal, luego de ser investigado por la División Robos y Hurtos de la propia Policía. En la fuerza aseguran que quien participó activamente de esa investigación fue Alejandro Mercado, actual director de Investigaciones Criminales, subordinado de Zárate y uno de los enfrentados con la Jefa. 

Por otros motivos, pero también en tensión con la titular de la fuerza estaba Julio Faría, el reciente desplazado de RRHH que destapó la olla de la formación. “Venían cruzados hace rato. En el acto por el 9 de Julio ‘el Negro’ Faría se le plantó, discutieron fuerte y a pesar de que Ariel (Lecler, el subjefe de la Policía) quiso calmar las aguas se enteró todo el mundo en la Jefatura. Por eso, cuando alguien pidió una cabeza por el caso Romo, saltó la de él”, confió una fuente a este diario. 

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De Zárate también afirman que fue clave en la detención del extitular de Defensa Civil, Diego Concha. Cuentan que habló con la exmujer de Concha, la acompañó al Polo de la Mujer y se lo detuvo. Siempre reportando al poder político que la bendijo cada uno de esos movimientos. 

Los que también están en la mira. En los pasillos de la Jefatura de avenida Colón hace tiempo que el murmullo se mantiene en torno a un hombre que resistió todas las crisis azules: Marcos Adalberto Derfler. El titular de las Departamentales Norte creció en los últimos años a raíz de muy buenos vínculos con el poder político y esto también fue observado de reojo por sus compañeros de uniforme. 

A Derfler le adjudican una llegada directa a la mesa chica del gobernador Schiaretti y que a raíz de eso lo repatriaron desde el departamento San Justo a la capital y lo convirtieron en un hombre con peso en plena pandemia. Nombrado al frente del COE Central, le otorgaron tras esto el ascenso como director general y esto generó muchos enojos. Sobre todo, por la serie de hechos polémicos en los que estuvo involucrado Derfler como un accidente automovilístico en medio de una relación personal en 2018 y el oneroso pago del arreglo de un patrullero. Ambos, en el este provincial. 

“Nunca se lo removió con todo lo que pasó. En 2020 con lo de Paso Viejo y ahora con lo de La Falda, él resiste y sigue ahí, con media provincia a cargo”, dijo un ex comisario a este diario. 

Futuro imperfecto. Quienes conocen el día a día de la fuerza sostienen que, así como no hay variantes en lo político, tampoco lo hay en la fuerza para una purga. Y saben, que esto preocupa a la generación del PJ que quiere renovar y también a la actual. Más aún, cuando por delante en lo inmediato se viene el juicio por el Caso Blas y varios expolicías involucrados empezaron a convocar a como testigos a antiguos compañeros de la fuerza para que testifiquen. 
 

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