La elección presidencial del pasado domingo dejó en claro que Córdoba volvió a convertirse en uno de los principales bastiones del presidente saliente Mauricio Macri, contradiciendo una vez más la corriente mayoritaria nacional que consagró a Alberto Fernández para conducir los destinos del país desde el 10 de diciembre.
Los resultados provisionales arrojan una diferencia nacional de casi ocho puntos entre el presidente electo y el actual oficialismo. Sin embargo, en nuestra provincia Juntos por el Cambio volvió a imponerse con claridad al obtener el 62% de los votos contra el 29 del Frente de Todos. ¿Cómo se explica el resultado? A continuación algunos factores.
El papel que jugó Juan Schiaretti.
La influencia que tuvo el posicionamiento político del gobernador de Córdoba fue determinante en el resultado y en la buena performance electoral de Juntos por el Cambio. Juan Schiaretti irrumpió en la campaña nacional con el aval que le otorgaron los cordobeses al haberlo reelegido con el 57% de los votos en mayo.
Su estrategia inicial fue volcar ese capital político para intentar consolidar un espacio peronista federal no kirchnerista. Cuando esa opción fracasó, optó por impulsar una lista corta de candidatos a diputados nacionales y declararse “prescindente” de la disputa nacional.
El analista Mario Riorda da cuenta de una de estas consecuencias al resaltar la migración del voto schiaretista hacia Macri.
“El justicialismo cordobés tiene una superposición del voto con Mauricio Macri en una cifra aproximada al 60% ó 70% dentro de su electorado. Claramente en el proceso electoral nacional los votantes de Schiaretti migraron hacia el oficialismo de Juntos por el Cambio”, explicó Riorda.
Para la politóloga Paola Zuban, “la decisión del gobernador Schiaretti de impulsar la boleta corta y ser el único gobernador justicialista que quedó fuera del armado peronista nacional, con o sin intensión, terminó favoreciendo a Macri”.
Por su parte, el consultor Andrés Daín cree que “Córdoba ha generado gobernadores fuertes capaces de manejar la provincia con muchos recursos y oposiciones muy débiles. En el caso de Schiaretti tuvo muchas disputas ideológicas y económicas con los gobiernos centrales anteriores que influyeron en el proceso electoral de este año”, aseguró.
Antikirchnerismo cordobés.
Sería complejo afirmar en qué medida el electorado cordobés que votó por Juntos por el Cambio lo hizo por adhesión real a sus políticas y en qué porcentaje lo hicieron en oposición al posible triunfo de un gobierno peronista o kirchnerista.
Si bien estos comportamientos deberían analizarse desde el plano más bien político e ideológico, lo cierto es que hay una serie de hechos concretos que marcaron contrapuntos y disputas entre los gobiernos kirchneristas y los gobiernos locales entre 2003 y 2015 que influyen en las decisiones del electorado.
La analista de la consultora Zuban-Córdoba y Asociados, remarca algunos de esos puntos de conflicto: “La votación de la resolución 125 para implementar retenciones móviles a las exportaciones agrarias en 2008; el conflicto por los fondos para financiar la Caja Previsional que incluso llegó hasta la Corte Suprema de Justicia y la crisis policial de 2013 que dejó a los ciudadanos cordobeses en desprotección sin la intervención a tiempo del Gobierno nacional”.
La politóloga considera, además, que “estos hechos fueron utilizados por el gobierno provincial en términos comunicacionales para destacar la rivalidad con el Gobierno nacional y su falta de empatía y respuesta hacia los cordobeses”.
Riorda pone especial énfasis en la crisis policial que sufrió Córdoba en 2013, porque marcó un punto de inflexión en la visión de los cordobeses hacia los gobiernos kirchneristas.
“La sublevación policial en la que la Gendarmería prácticamente no actuó en la provincia fue el punto máximo de percepción de destrato de los cordobeses por parte del gobierno nacional. Desde ese momento el antikirchnerismo en Córdoba tuvo un nivel de consolidación inédito con posturas exacerbadas y mucho enojo por esa sensación de desprotección por parte del Gobierno nacional”, consideró Riorda.
El voto conservador.
El núcleo histórico de votantes conservadores de centro derecha en Córdoba es otro de los elementos que debe analizarse para entender el resultado del domingo.
Para Zuban, pese a una serie de hitos progresistas que se gestaron en la provincia, hay un sector importante de la sociedad cordobesa que se percibe “conservador en lo político y social y liberal en lo económico” y que puede haber apoyado mayoritariamente a Macri.
En el mismo sentido, Riorda cree que “a pesar de ser vista como provincia laica y rebelde, fundamentalmente por las gestas de la Reforma Universitaria y el Cordobazo, la sociedad cordobesa tiene mucho más sesgo conservador, especialmente clerical, antes que revolucionario”.
“La épica federal que ha ostentado históricamente Córdoba frente a las imposiciones del puerto de Buenos Aires, generó una idea de aislamiento de la política nacional. Esto que comenzó con el gobierno de Amadeo Sabattini, lo retomó Eduardo Angeloz con la idea de “isla” y se reflejó en el concepto de “cordobesismo” iniciado por José Manuel De la Sota pero llevado a su máxima expresión por el actual gobernador Juan Schiaretti”, concluye Riorda.
Ideología vs Economía.
La paradoja que marca el hecho de que Mauricio Macri haya obtenido el 62% de los votos cordobeses y que muchos de los sondeos de opinión hayan revelado que casi la misma proporción de ese electorado desaprueba la actual gestión presidencial, indica que hubo factores no económicos detrás del comportamiento electoral de los ciudadanos.
Riorda estima que el voto cordobés tuvo un factor ideológico y clasista que superaron a los históricos votos económicos y retrospectivos para castigar o premiar gestiones.
“En esta oportunidad, el voto conservador y específicamente el voto cordobés y el de las provincias de la franja central del país privilegió, por una parte, el voto ideológico que implicó una agrupación en torno a valores. Y por otra parte un componente clasista muy evidente, en donde ser de clase media o media-alta daba muchas más chances de votar al oficialismo de Juntos por el Cambio; y ser de clase media o media baja, generaba una propensión mayor para votar a la oposición”.
Sistema de medios cordobés.
Para Daín, los recursos con los que cuenta la administración provincial le permitieron al peronismo local a lo largo de los últimos 20 años de gobierno consolidar el control del sistema político provincial y buena parte de los medios de comunicación.
“Tanto el delasotismo como el schiaretismo han demostrado una gran capacidad para controlar la política generando una oposición débil y dominando la opinión pública mediante el control de los medios (sic). En Córdoba es notable la falta de debate político y discusiones”, dijo el analista.
En una lectura similar, Riorda considera que “el sistema de medios de comunicación cordobés es muy poco competitivo, con actores fuertes e intereses bastante dirigidos hacia un mismo sentido y direccionamiento”.
Para Zuban, en tanto, el papel de los medios de comunicación de la provincia también fue uno de los factores determinantes para los resultados electorales que se dieron en Córdoba.
“El mapa de medios de mayor audiencia y lectores no es precisamente crítico del statu quo provincial ni nacional”, aseguró la politóloga.