Sabemos que, con el comienzo del Mundial de Fútbol en Qatar, toda otra actividad se detiene y que a continuación, con las fiestas y el verano, no hay chance de que las cosas vuelvan a su cauce natural. Pero confieso que cuando leí las declaraciones del ministro de Economía Sergio Massa sobre un “congelamiento hasta marzo”, se me helaron los huesos. Luego del bienio perdido por la pandemia, que este año pudiera llegar a tener menos de 11 meses y el próximo apenas 10, me dejó más apichonado que Agustín Rossi después de escuchar la lista definitiva de convocados por el técnico Lionel Scaloni para el plantel del seleccionado.
Se han suprimido tantas cosas ya con la finalidad de reducir el gasto público, que no llamaría la atención que aparezca algún liberal de la rama ultra predicando la supresión de diciembre, enero y febrero, con lo cual entre otras cosas se ahorraría el pago del medio aguinaldo y las vacaciones.
Para convencer a los trabajadores de que acepten verse privados de estos beneficios, se aduciría que con una medida así se evitarían las típicas reyertas familiares durante la nochebuena y las discusiones conyugales tras largos días de convivir durante las 24 horas en una carpa o en la habitación de un hotel. Tampoco sería necesario armar la Pelopincho, tarea que hasta un ex combatiente de Vietnam consideraría temeraria; y, como consecuencia, no haría falta desarmarla en marzo.
Pero como hasta ahora ningún genio de las finanzas ha realizado esa propuesta, la gente se ilusiona con que podrá continuar con los rituales del verano, por más que para organizar una cena navideña y pasar unos días en las sierras haya que ganar el Quini 6 y Los 8 Escalones o vender la colección de vinilos de Alberto Tosas y Los Rebeldes que dejó como herencia el abuelo.
Los políticos en campaña, por su parte, han prometido que ni las elevadas temperaturas del estío cordobés ni el calor aún mayor en torno a los estadios qataríes, van a interrumpir la caravana proselitista, pero la fecha de las elecciones sigue siendo una incógnita que pone ansiosos a los ciudadanos, aunque no más que saber si Alfa quedará eliminado esta noche de Gran Hermano.
De los probables candidatos a la gobernación, el más envalentonado esta semana ha sido Luis Juez, cuya imagen creció tanto tras el fallo de la Corte Suprema que ordenó nombrarlo en el Consejo de la Magistratura, que habría aumentado al menos unos veinte centímetros en su estatura. Que el senador se autoproclame como el único que se animó a enfrentar a Cristina cara a cara, es un argumento de peso para sumar votos en una provincia en la que la vicepresidenta tendría una intención de voto por debajo de la del fan de Tini Stoessel que bailó junto a ella en el escenario del estadio Kempes.
A manera de una pelea de semifondo, en la Cámara de Diputados, Rodrigo De Loredo se midió con su par kirchnerista Leandro Santoro, al que acusó de ser “oficialismo y oposición” al mismo tiempo, una táctica tan arraigada en el ADN del peronismo como la vocación movimientista o la sincronización de los bombos en los actos.
Al describir la gestión del Frente de Todos, De Loredo citó a Franz Kafka para denunciar la creación de cada vez más dependencias burocráticas, si bien sería injusto menospreciar el desempeño que también han tenido en esas lides otras fuerzas políticas, cuyo ingenio en la denominación de subsecretarías acredita méritos para una postulación al Premio Nobel de Literatura.
Mientras, en Hacemos por Córdoba estarían desesperados en la búsqueda de un sacerdote que exorcice a la coalición gobernante, tras la demoníaca cadena de acontecimientos negativos que la afecta. Hay quienes aseguran que el oficialismo provincial sufriría los efectos de una maldición lanzada por Pedro Dellarossa cuando el PJ nominó a una vecinalista para la intendencia de Marcos Juárez, en tanto que otros culpan por la mala racha a un hechicero comechingón, cuyo hábitat natural se habría visto afectado por la traza de la autovía entre Alta Gracia y Villa Ciudad de América. Por ahora, el gobernador Juan Schiaretti pondría a prueba hoy una receta antimufa, para lograr que Racing de Nueva Italia gane la final del ascenso contra Villa Mitre.
