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Salida anunciada: en medio una macro sin respuesta Guzmán renunció a Economía

Luego de meses de fuertes presiones para que el presidente entregue su cargo, finalmente Martín Guzmán dejó el ministerio de Economía. Logró renegociaciones clave con acreedores externos, pero nunca puso el foco en la vapuleada economía doméstica. Tras 30 meses de gestión se va con una inflación acumulada de 165%, escasas reservas y un dólar paralelo recalentado.

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SE TERMINÓ. Alberto Fernández soportó las presiones contra su ministro durante varios meses. Ayer, Guzmán presentó la renuncia. | Cedoc

Acorralado por una macro economía que navega entre la inflación sin control y no logra crecer de forma sostenida. Acorralado por las internas hacia dentro de la coalición gobernante que se siguen cobrando hombres cercanos al presidente Fernández. Y acorralado, en definitiva, por el escaso margen de acción para diseñar y ejecutar políticas económicas afines a su visión, en la  tarde de ayer Martín Guzmán renunció a su cargo como ministro de Economía de la Nación.

Al  poco tiempo de asumir en Hacienda Guzmán fue catalogado como “un ministro de deuda” por el foco que puso durante buena parte de su gestión en pensar y negociar de forma personal la deuda con acreedores externos. Primero fue la reestructuración con bonistas que se logró el año pasado. Y luego llegó, este año, la renegociación con el Fondo Monetario Internacional por compromisos del orden de los US$ 44 mil millones. Mañana Guzmán tenía en su agenda volver a viajar al exterior para comenzar a renegociar la deuda con el Club de París.

Esa falta de atención hacia los crudos y crónicos problemas de la economía doméstica fue algo que siempre se le reprochó desde el kirchnerismo. Pero no solo eso, también la supuesta “laxitud” en los términos en que se renegoció la deuda con el FMI. El ala más dura del kirchnerismo, La Cámpora, agitó las banderas de la traición. Guzmán recibió dardos en privado y en público y el capítulo cerró con ribetes de escándalo que incluyeron la renuncia de Máximo Kirchner a la presidencia de la bancada oficialista en Diputados tras acusar a Guzmán de no haberlos hecho participes de la negociación con el FMI.

La ortodoxia de Guzmán en Economía fue una espina que el kirchnerismo nunca logró digerir. Otro capítulo escabroso fueron las negociaciones en torno a los presupuestos nacionales. Para 2021 Guzmán y su equipo planteaban una reducción del déficit fiscal muy duro, en torno al 4%. El borrador del proyecto viajó al Instituto Patria donde fue bochado y el recorte que se le aprobó fue de 2%.

En lo últimos meses, una combinación de factores terminaron empujando la decisión que se precipitó ayer. El presidente lo sostuvo a pesar de los embates y el revoleo de lapiceras que llegaban desde el Patria, pero el peso de los magros indicadores y la nueva velocidad en la que entró el dólar blue encendió todas las alarmas para activar el plan de control de daños.

La negociación interna sobre cómo se recorta el gasto público, en especial sobre los recursos que se van en forma de subsidias a las tarifas fue larga y profundamente desgastante para Guzmán. Se resolvió con el avance de un esquema de reducción de subsidias con tarifas segmentadas pero que no era lo que ni Guzmán ni el Fondo tenían negociado previamente. El propio Guzmán salió a reconocerlo y afirmó que tenían el okey de un Fondo más complaciente, en un contexto mundial en que la guerra alteró todas las prioridades.

La semana que pasó, y que sembró las horas previas a su renuncia, no fue una semana más. A fuerza de nuevas restricciones para los importadores el Central logró hacerse con algo de reservas –unos US$ 1500 millones-, pero el mercado sigue escapando a los instrumentos públicos en pesos y gran parte del exceso de pesos que el mercado no quiere se terminaron yendo a los dólares financieros o, en buena medida, al dólar paralelo que cerró cotización en $238 ($240 en la city cordobesa). En concreto, el mercado ve a un gobierno con serias dificultades para afrontar sus deudas en pesos y con cada vez menos margen para evitar un reperfilamiento en los pagos. En el mercado se palpaba eso: incertidumbre creciente y desconfianza.

En un encuentro con empresarios locales el economista Gastón Utrera fue gráfico respecto a la aún no anunciada salida de Guzmán: “su salida en sí, no alcanza si se quiere cambiar algo. Para darle algo de confianza a los agentes económicos no alcanza con cambiar un nombre, tiene que entrar todo un nuevo equipo en todo el gabinete para empezar a hacer reformas de fondo. Tienen que tener apoyo, pero sobre todo ser creíbles”.

La danza de nombres para suceder a Guzmán ya comenzó, con el economista Emmanuel Álvarez Agis a la cabeza, de buen diálogo con el presidente Alberto Fernández. De la lapicera del presidente depende, en todo caso, que el próximo ministro tenga el respaldo y el margen de acción para instrumentar políticas públicas que no logró el siempre acorralado Martín Guzmán.