La casona fue construida en el año 1929 por Augusto Ferrari (padre del también reconocido y polémico artista León Ferrari) y fue residencia del sacerdote Gastón Vergonjeanne hasta la década del 60, cuando pasó a manos de una familia que la explotó como hotel de veraneo. Vendida nuevamente a la iglesia ortodoxa cristiana, quedó abandonada durante 10 años, hasta que en 2007 pasó a manos de la pareja que está al frente de Argo Bienes Inmuebles.
“Un día caminando por las sierras vimos la casa que estaba tapada de yuyos, y como a mí me gusta mucho restaurar empezamos la búsqueda de sus dueños. Después de tres años de negociaciones con la iglesia, finalmente logramos comprarla”, detalla Claudia González.
Oriundo de Módena (Italia) Augusto Ferrari fue arquitecto, pintor, fotógrafo y escultor. Entre su obra en Córdoba, se cuentan muchas casas -construidas especialmente en la zona de Villa Allende- pero se lo recuerda más por haber sido el encargado de diseñar la Iglesia del Sagrado Corazón, más conocida como Iglesia de Los Capuchinos.
Ahora, San Leonardo será sede de un Centro de Interpretación que unirá toda su obra: “La idea es poner a disposición para consulta, a comienzo del año que viene, toda la obra de Augusto, desde planos hasta libros y pinturas; creo que es interesante que se estudie este inmueble también porque toda la obra de él habla; acá está plasmado como él pensaba la arquitectura; por eso estoy trabajando con la Fundación Augusto y León Ferrari (NdelE: Fundación creada por León para sacar del olvido a su padre) y viajo cada 15 días a Buenos Aires”.
En efecto, en Córdoba no hay quien hable de la obra ya que las casas que él dejó están ocupadas, son casas de familia. “Una cosa súper importante en la obra de Ferrari -y que será parte del Centro de Interpretación-, es el significado de sus columnas: En ellas significaba al hombre. Y todo lo que repta y se arrastra, como víboras, sapos, cocodrilos, son las pasiones. Entonces el hombre aplasta el pecado. Y todo lo que te eleva y te lleva a la gloria está en el Capitel. Las dobles columnas de Ferrari muestran la dualidad del hombre: cuerpo y alma, por eso son dos. Arriba están los bestiarios protectores”, explica Claudia.
La colección. Claudia señala que el lugar se sostiene con la gastronomía, pero su interés que pasó siempre por lo cultural y está dando sus frutos. “Ahora nos están llamando para hacer muestras; participamos de Caballitos en la Sala Farina (UPC) el mes pasado, también estuvimos en el Museo de la Industria exponiendo y estamos preparando una nueva muestra con objetos de publicidad corporea, que se va a llamar Fuera de escala (en la publicidad corporea todo está en otro tamaño) y va a ser curada por Carlos Lista”.
La colección de objetos la empezó Eduardo Argüello hace treinta años y ella se sumó después. Si bien al principio coleccionaban de todo -cuentan con más de 6.000 objetos de lo más variados-, hoy su interés está virando más hacia la publicidad corporea. “La colección de Eduardo arrancó siendo muy polifacética: todo lo que era un objeto que estéticamente le gustaba o que pertenecía a una época que a él le interesaba, se adquiría. Pero ahora ya está definidísimo a dónde va su compra: a la publicidad corporea, cosas de los años 20, 30, 40, muchos objetos de pulperías”; cuenta Claudia.
Así, los objetos van desde agarradores de papel hasta angelitos mortuorios traídos de Rosario o fuentes venidas de Italia. “Hay muchos objetos que son de otro lado pero que ya estaban Argentina. Y en la medida que podemos viajar y encontramos un objeto lo traemos. Lo último que adquirimos fue una publicidad corporea de Rossi, en Barcelona”.
Aunque no todo lo que está en exhibición se vende, en la tienda es posible comprar algunas reliquias. “Eduardo empezó a desprenderse de algunos objetos porque necesitamos espacio. Lo que se ponga a la venta irá a parar a vitrinas específicas, con la idea de poner sillones para que la gente del hotel pueda aprovechar también este espacio”.
Hospedaje con estilo
Con un mix que contempla gastronomía y arte, San Leonardo cuenta también con siete habitaciones de diferentes estilos, que albergan a sus huéspedes los días de eventos.
“Mi mirada estaba puesta mucho más en lo cultural, pero mis amigos me decían que pusiera gastronomía porque la Cultura en Córdoba no tracciona, entonces sumamos gastronomía. En cuanto a las habitaciones, siempre estuvieron en el proyecto porque nosotros también coleccionamos muebles; entonces las conceptualizamos con los muebles que teníamos. Por ejemplo, una de las habitaciones tiene estilo inglés con muebles a tono; otra tiene muebles al estilo Imperial Oriental o Arte Decó, o Tudor. Pero nunca pongo nada forzado, si aparece y corresponde al estilo lo sumo”, detalla Claudia.
Actualmente, las habitaciones solo se abren en eventos puntuales, como bodas o el Día de los enamorados pero el plan es abrirlas al público en general. “Una idea es abrir las habitaciones en octubre, también estamos trabajando en sumar cuatro habitaciones más; el mobiliario ya lo tengo”.