“’El Gringo’ vio hace rato la que se venía. Por eso el discurso en la Unicameral, más tensión con Nación y el timming en la postura del acuerdo con el FMI. Si se adelantaba a respaldar, la oposición acá lo iba a pegar con los K, si esperaba a que decante, se paraba del lado de los dialoguistas frente a los que pretenden romper todo”. La definición a PERFIL CORDOBA es de una persona que conoce desde hace mucho tiempo al gobernador Juan Schiaretti y pinta por completo la cronología de los hechos que sucedieron en los últimos 45 días en nuestro país.
Desde el momento en el que se anunció un entendimiento con el FMI, hasta el portazo de Máximo Kirchner a la jefatura del bloque oficialista, y la tensión con la que convivieron de manera interna los dos grandes arcos políticos en nuestro país: el Frente de Todos y Juntos por el Cambio. De ambos lados, Schiaretti confió a su mesa chica la preocupación que adelantó este diario la semana pasada en relación, no solo a los problemas para resolver el acuerdo con el Fondo, sino también la incertidumbre que llega por el contexto geopolítico por el conflicto en Ucrania.
Cerca del gobernador no se explican los problemas políticos que tiene la gestión de Alberto Fernández y dicen que hay que dividir los últimos días –y los que vienen- como un escenario favorable en lo económico, pero complicado en lo político.
“Van a estar los commodities por el aire y Alberto no lo podrá capitalizar. En términos económicos hay señales que no se condicen con lo que ocurre desde lo político. Por eso, la traba para este Gobierno no es económica, es política”, reconoció a este diario un peronista cordobés.
El Senado y después. En el diálogo que hay entre los despachos del Panal y el Congreso reconocen que los tres diputados que le responden al gobernador actuaron bien. Carlos Gutiérrez, como jefe de bloque, hizo un discurso con mucho contexto histórico y apelando a la receta del schiarettismo de cómo y quiénes se enfrentaron a la Dictadura en los ’70, para desde ahí tomar más distancia con Nación.
En tanto, el rol de Ignacio García Aresca y Natalia de la Sota, a la hora de cerrar filas en una misma postura y con un mensaje alineado, trajo también tranquilidad después de algunos rumores y ciertas tensiones que tienen más que ver con lo partidario que con la gestión.
A los tres les cerró la modificación que les permitió acompañar el acuerdo y dejar de lado la responsabilidad del ajuste al oficialismo.
Sin embargo, la construcción del relato de “el límite es el default” que utilizaron varios dialoguistas, sin menciones a quiénes tomaron la deuda en la gestión de Cambiemos, dejó algunos comentarios en el peronismo de Córdoba que a lo mejor ven la luz más adelante.
Lo que viene en lo inmediato es el Senado y la primera postura fuerte desde que el schiarettismo recuperó la banca en diciembre pasado. La senadora Alejandra Vigo también acompañará al oficialismo apoyando el acuerdo, lo que es un signo de enorme tranquilidad para el entorno de Alberto F. tras las tensiones con Cristina Kirchner y lo complejo de la búsqueda de voluntades en la Cámara alta.
Ahora bien, tras estas discusiones, el GPS de Schiaretti volverá a tener hoja de ruta nacional. Porque, tal como reconocen en el peronismo de Córdoba, estas semanas de tensiones nacionales las aprovechó para enfocarse en la Provincia, recorrer aquellos departamentos donde sabe que habrá internas del PJ y empoderar al intendente Martín Llaryora en el área metropolitana rumbo al 2023.
Con el rótulo de dialoguista, los próximos meses serán con más contactos con el resto de los gobernadores, el peso en el Congreso y a observar las fricciones internas que tendrán las coaliciones en lo inmediato. “Schiaretti sabe que se abre la temporada de fuego amigo”, dijo un funcionario en los últimos días.
No obstante, en el marco de esa proyección nacional, también habrá que leer entrelíneas la siempre buena relación con el campo. A algunos no les resulta extraño que empiece a morigerar el discurso de retenciones cero ante la necesidad de ingreso de dólares que tendrá el país y sabe que eso no erosiona su vínculo con el sector. “El campo le cree a Schiaretti”, suele decir un dirigente del agro.
Un póker de relaciones truncas. Por último, está descartado cualquier tipo de acercamiento a Alberto F. si las tensiones en el binomio presidencial siguen. Con el Presidente todo seguirá por la vía de la institucionalidad.
En tanto, con Sergio Massa la relación se cortó hace tiempo. Y hace unas semanas, un peronista de Córdoba reconoció que intentó arrimar posiciones “pero está muy complicado”.
Ya descartada una vuelta atrás en el vínculo con CFK, el cuarto de Nación con el que no hay diálogo es el jefe de Gabinete, Juan Manzur. Schiaretti siente que el tucumano lo quiso desafiar en Córdoba y en la relación con el resto de los gobernadores; y que, por un cargo nacional, descuido su provincia.
“Nunca hubo jefes de Gabinete que llegaran a candidatos”, sintetizó un armador en Córdoba.