“’El Gringo’ siempre estuvo al tanto de cómo se movieron las piezas en la semana. No desconocía en absoluto las movidas de los que salieron a respaldar a los Fernández”, la frase la lanzó sobre el final de la semana el integrante de uno de los ministerios del Gobierno provincial. Y está en sintonía con la que acunó un armador del PJ que tiende puentes entre El Panal y los gremios: el gobernador Juan Schiaretti dejó correr a los que salieron a respaldar a la fórmula del kirchnerismo, “pero a algunos se les fue la mano”, reconocen.
La referencia es puntualmente al intendente de Villa María, Martín Gill, reelecto el domingo pasado en su ciudad y que apenas consumada la victoria salió a reconocer que trabajará por el binomio integrado por Alberto Fernández y la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner. En el Centro Cívico entienden que gobierna un distrito afín al kirchnerismo, pero hubiesen preferido que esperara unas semanas para confirmar su postura en la disputa nacional.
Sin embargo, pese a no desconocer tanto la postura del villamariense como la que manifestó el senador Carlos Caserio, flamante presidente del bloque del PJ en la Cámara alta, la mesa chica del schiarettismo pretende contener a los dirigentes para que estas posiciones no se transformen en decisiones que pongan en riesgo el principal objetivo: conservar las dos bancas que se obtuvieron en 2015.
Con ese plan, en el oficialismo provincial admiten que, por ahora, el desfile o los llamados de intendentes cordobeses para respaldar la fórmula de los Fernández fue de aquellos que gobiernan pequeñas localidades. “Al Instituto Patria cae uno diciendo que lleva intendentes y allá no se fijan si gobierna una ciudad o un pueblo, le abren la puerta y lo cuentan como propio”, sintetizó una fuente que apuntó en esa estrategia, la del tour de los intendentes, a Caserio, el actual presidente del PJ.
Contar a los sub-45 entre los leales. El objetivo del schiarettismo será éste precisamente y apuntan a un bloque integrado por la nueva generación de intendentes que gobierna las ciudades más importantes del interior: Juan Manuel Llamosas (Río Cuarto), Ignacio García Aresca (San Francisco), Facundo Torres (Alta Gracia), Federico Alesandri (Embalse) y Facundo Rufeil (La Calera).
Este lote, al que algunos empiezan a denominar el G5 se compone de aquellos que ya fueron reelectos, como García Aresca, otros que tendrán elecciones el año que viene, como en Río Cuarto, los que deben dejar su mandato, como Torres en Alta Gracia, y los que iniciarán este año su primera gestión, tal es el caso de Rufeil. Todos gobiernan las ciudades más importantes que controla el PJ que son más de 240 en toda la provincia.
A ellos se suman los de localidades más chicas como Claudio Farías, de Cruz del Eje; o Federico García, de Laguna Larga, y todos tienen vía libre para el escenario nacional pero quieren que tengan más compromiso con el discurso de la boleta corta.
De hecho, después de lo que fue en la semana el encuentro en Embalse entre Schiaretti y los Alesandri (además de Federico también estuvo Carlos, líderes del PJ en Calamuchita y más cerca de los Fernández en lo nacional), se estaría armando una reunión en Córdoba.
El gobernador quiere hablar con cada uno de estos intendentes mano a mano en El Panal, casi de la misma manera que lo hizo en la previa a los comicios provinciales.
El objetivo del schiarettismo es bajar línea con respecto a un dato concreto: lo único que se sabe de acá a octubre es que Schiaretti será gobernador cuatro años más.
“El límite es Macri”. Hay jefes comunales que siempre estuvieron más cerca del kirchnerismo, incluso cuando la administración nacional era K y estaba enfrentada con el PJ provincial. Muchos de ellos son del sur provincial -región que antes controlaba José Manuel de la Sota- y en los últimos años encontraron calor en El Panal.
A ese bloque se empezaron a sumar pares del resto de la provincia con el discurso “el límite es (Mauricio) Macri” y también ven cómo se analiza a nivel nacional la postura del gobernador.
Pose que para muchos resultará incómoda cuando en los próximos meses el presidente llegue a Córdoba en modo campaña y con el objetivo del corte de cintas. Esta semana, obras que la Provincia había frenado por falta de fondos se reactivaron ante la llegada de insumos y una serie de llamados desde Nación, con funcionarios que pidieron el porcentaje de avances para evaluar la agenda del líder del PRO en territorio mediterráneo.
Situación que sin dudas le sumará incomodidad a un PJ que por ahora luce alterado y que insiste con la apuesta de las dos canastas. Similar a lo que sucedió en 2015.
La apuesta Capital
Según los números que tienen en el Centro Cívico apuestan a sacar entre 18 y 20 puntos en toda la provincia y estiman que es en la capital cordobesa donde pueden apelar al voto racional. En Córdoba, consideran que el rechazo a la boleta del kirchnerismo, como así también a la posibilidad de hacer foco en la imagen del gobernador le podría dar el respaldo al oficialismo provincial.
Con este fin se volvieron a activar los referentes de cada distrito y será una vez más Alejandra Vigo la encargada de comandar la campaña como ocurrió en mayo pasado. Tras ese objetivo, al que suma el de tender lazos con el gremialismo, el viernes por la tarde se concretó la reunión entre la diputada nacional y las 62 Organizaciones que encabezan Ricardo Moreno y Sergio Fittipaldi, respaldo que algunos consideran importante ante la boleta de los Fernández que tiene dos sindicalistas entre los primeros cinco: Pablo Chacón y Franco Saillén.
Del encuentro del que participaron más de 34 gremios, Vigo se fue con el compromiso de la central de la militancia por la boleta corta.
El albertismo prepara su arribo a Córdoba
El candidato presidencial Alberto Fernández contará en los próximos días con el arribo de algunos operadores para que le allanen el terreno antes de agosto. Conocedores de lo adversa que es la provincia para el kirchnerismo, cerca de Fernández se animan a reconocer que no buscan entrar en la fricción ni el roce con el gobernador Juan Schiaretti; la opción por ahora es contar con respaldo de aquellos intendentes que abrevien en el PJ provincial, militen la boleta corta en Córdoba del schiarettismo, y jueguen en el plano nacional para la fórmula de los Fernández.
“No vienen a disputarle el poder al ‘Gringo’. Ellos estiman que si en Córdoba hay más de 240 intendentes, necesitan que cerca de 100 trabajen para el peronismo a nivel nacional”, dicen aquellos que mantuvieron contacto con los armadores del albertismo.
En las próximas semanas arribaría a Córdoba un calificado operador de Fernández -algunos estiman que podría ser Santiago Cafiero- y el plan es realizar una reunión en alguna ciudad del interior. Villa María fue una opción pero después de la última semana se pensó en posponer a partir de las declaraciones del intendente Martín Gill.
Allí, en un encuentro realizado con el objetivo de convocar intendentes, el objetivo es acentuar la fiscalización en toda la provincia. Creen que a la lista K cordobesa le faltó dirigencia del interior y ahora empieza a preocupar.
Si no avanza la capacitación para los fiscales propios, no descartan un acuerdo por lo bajo con el peronismo provincial en una militancia mutua por el corte de boleta.